La Sección Sexta de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha juzgado esta semana a un hombre acusado de apropiarse de 11.000 euros que le entregó una mujer a la que apadrinaba en la religión yoruba que ambos practicaban. Presuntamente, Julián Yeray González se aprovechó de la relación de confianza que tenía con la víctima para convencerla de que su vida corría peligro si no se sometía a determinados ritos y misas que incluían un viaje a Cuba donde la curarían.
Julián y su presunta víctima se conocían desde 2009, año en que la denunciante comenzó a practicar la religión yoruba. Con el paso de los años Julián se convirtió en el padrino religioso de Sara, que así se llama la víctima.”Era más que un amigo, era un padre para mí. Le consultaba absolutamente todo”, relató la joven durante el juicio. En enero de 2019, Julián le asegura a Sara que está enferma y que si no la coronaban santa (un rito de la religión que practicaban) se moriría. “Nunca puse en duda su palabra, de hecho me notaba cansada, le creí”, afirmó la víctima.
Curación en Cuba
Julián tenía la solución al problema. Sara tenía que darle 11.000 euros: 1.000 por cada santo a los que iban a pedir su curación. Además, tenía que pagarle un viaje a Cuba, en el que ella también iría. En la isla caribeña se sometería a unos ritos que servirían para curar la enfermedad mortal que supuestamente padecía. Para poder hacer frente a semejante gasto, la pareja que tenía Sara en esa época pidió un crédito de 16.000 euros al banco y le dio el dinero íntegro a la joven. “Entre enero y febrero de 2019 le fui entregando en su casa de Agüimes diversas cantidades de dinero a Julián, en sobres blancos con mi nombre y estuvimos preparando el viaje a Cuba porque me decía que si no iba, me moriría”, detalló.
Pero llegó la pandemia de COVID y Sara decidió cancelar el viaje. En el momento en el que le comunicó a Julián que tenía que devolverle el dinero, este se enfadó mucho y se negó en rotundo. “Doña Sara depositó una confianza ciega en Julián Yeray, hasta el punto de que se convenció de que estaba enferma de verdad. Nos puede extrañar a todos que confíe en una persona que es ajena a todo tipo de conocimientos médicos pero no somos quién para juzgar eso porque es una religión que estas personas profesan”, argumentó el fiscal César Casorrán. “Estamos ante un delito de apropiación indebida porque la señora era consciente de la relación que tenía con su padrino y en ese momento se pudo creer la posibilidad de que padecía una enfermedad mortal y asumió ese viaje a Cuba para curarla”, destacó el fiscal.
El acusado reconoció durante el juicio que era cierto que había recibido los 11.000 euros, pero aseguró que no le iba a devolver esa cantidad a Sara porque gastó 3.000 euros en unos supuestos ritos y había enviado a Cuba 2.000 euros para ir haciendo preparativos, así que afirmó estar dispuesto a devolver la diferencia, es decir: 6.000 euros. El fiscal y la acusación particular piden 3 años de prisión para Julián y que devuelva la totalidad del dinero del que presuntamente se apropió. La defensa pide la libre absolución ya que alega que no existió delito.