Eran apenas las 8:00 de la mañana de este miércoles cuando dos fuertes estruendos despertaron a muchos vecinos de la calle Molino de Viento de Las Palmas de Gran Canaria. La operación Quijote contra el tráfico de droga había llegado a su punto álgido con la entrada y registro de los números 58 y 92 de la tristemente famosa calle del barrio de Arenales.
Efectivos de Brigada Judicial de la Policía Nacional, GOES (Grupos Operativos Especiales de Seguridad), UDYCO (Brigada Central de Estupefacientes) y de la Unidad UE-GOIA (Grupo Operativo de Intervención y Apoyo) de la Policía Local trabajando al unísono para erradicar dos puntos de venta de droga, que gracias a la colaboración ciudadana están ya desmantelados. También se utilizaron medios aéreos y guías caninos. En total participaron unos 60 agentes de diferentes unidades especiales.
Cinco detenidos
Cuatro personas han sido arrestadas, pero en total esta operación se salda con cinco detenidos porque desde hace unas semanas uno de los implicados fue detenido, puesto a disposición judicial y enviado a prisión por un juzgado de Las Palmas.
Para alivio y éxito policial, en uno de los registros se ha localizado un pequeño laboratorio donde se preparaba droga. Allí se ha incautado hachís, heroína, crack y MDMA. Además, en el número 58 de la calle donde ocurrieron los hechos, la planta del garaje había sido habilitado por los presuntos delincuentes para el consumo de sustancias estupefacientes y como prostíbulo. En el número 92, además de droga los agentes encontraron un arma simulada, pero que a simple vista parece una verdadera pistola.
Fumaderos de crack
A principios del mes de septiembre Atlántico Hoy denunciaba lo que está ocurriendo en la calle Molino de Viento de la capital grancanaria. Una situación que se está haciendo insoportable para muchos vecinos de la zona ante lo que ya puede ser considerado como un ‘supermercado de la droga’. “Los fumaderos de ‘crack’ están sustituyendo a las mujeres que ejercen la prostitución. Cuando se hacen controles en la vía pública los presuntos narcos se introducen dentro de las casas y cesan la actividad hasta que la policía se va, por eso nos cuesta detenerlos”, indicaba una fuente policial anónima a este medio.
El ‘crack’ no es la única droga que se vende en la calle. “Los consumidores de heroína que también los hay, sólo son problemáticos cuando sufren el síndrome de abstinencia”, explicaba.
“Hace falta un control integral de la zona de agentes uniformados y de paisano. Tal dispositivo a día de hoy es imposible debido a la merma de efectivos policiales en las plantillas tanto de Policía Nacional como de Policía Local”, concluía la fuente policial.