Las olas de calor se han convertido en algo más corriente de lo que podría ser conveniente en el día a día. No supone una sorpresa que cada cierto tiempo haya una semana de calor más insoportable que de costumbre. Estas altas temperaturas también afectan a los océanos, produciendo así olas de calor marinas. Aunque el Pacífico es el principal perjudicado de estos episodios, han ido en aumento y el Atlántico parece no librarse tampoco de este fenómeno.
¿Qué conlleva este aumento de la temperatura del agua? Entre otras cosas, la proliferación de fitoplancton. Se trata de un impacto del cambio climático en los océanos, una temática que se aborda en la XXVI edición del Congreso Internacional Ocean Optics, celebrado en esta ocasión en Las Palmas de Gran Canaria con el análisis de los primeros datos obtenidos por el satélite Plancton, Aerosoles, Nubes y Ecosistemas Oceánicos (PACE) de la NASA.
El estado actual de los océanos
Laura Lorenzoni, al frente del programa de Oceanografía biológica y biogeoquímica de la NASA, destaca que los océanos han estado experimentando un calentamiento continuo que está afectando a la redistribución de las especies de fitoplancton, los organismos microscópicos que juegan un papel crucial en la absorción de dióxido de carbono.
“El cambio climático está afectando de manera visible la salud de los océanos. El aumento de la temperatura del agua provoca la redistribución de las especies de fitoplancton, lo que tiene un impacto en los ecosistemas marinos y en las pesquerías. En algunas zonas se han observado olas de calor marino, que pueden durar varios meses y afectar gravemente a especies que no pueden desplazarse, como las algas que crecen sobre el sustrato rocoso", señala Lorenzoni.
Canarias no es ajena a estos fenómenos, aunque su situación geográfica la protege en cierta medida. Sin embargo, la científica apunta que los efectos del calentamiento global, como es el caso de estas olas de calor marinas, podrían extenderse a las zonas tropicales en el futuro.
La importancia del color de los océanos
Uno de los principales temas tratados en el congreso es cómo los avances en la tecnología óptica están transformando el estudio de los océanos y conocer así el impacto del cambio climático. Violeta Sanjuan Calzado, científica senior del laboratorio de ecología oceánica de la NASA, explica que el color del océano es un indicador clave de su estado de salud, ya que refleja la presencia de organismos como el fitoplancton, así como de otras sustancias en el agua.
El satélite PACE, lanzado en febrero de este año, está revolucionando este área. "Antes solo podíamos ver entre 7 y 10 colores del océano, lo que nos permitía generar productos para monitorear fenómenos como la proliferación de algas o la concentración de fitoplancton", cuenta SanJuan. "Con la misión PACE, podemos observar el océano con muchísima más precisión, capturando una gama mucho más amplia de colores (256) lo que nos permite identificar con más detalle qué especies de fitoplancton están presentes en el agua, si son tóxicas o no, y cómo están afectando a los ecosistemas."
Proliferación de algas
Estos datos permiten a los científicos predecir con mayor exactitud la aparición de fenómenos como la proliferación de algas nocivas, que pueden tener un impacto, por ejemplo, en los ecosistemas marinos y en actividades humanas como en la pesca. En el caso de Canarias, se han registrado proliferaciones de algas en los últimos años, como el caso del alga Trichodesmium.
La manager del programa de Oceanografía biológica subraya la importancia de estos estudios para la gestión sostenible de los recursos marinos: "Lo que estamos viendo es que, debido al calentamiento global, algunas especies de fitoplancton están desplazándose a latitudes más altas, lo que puede alterar la dinámica de los ecosistemas marinos. Monitorear estos cambios es esencial para predecir cómo afectarán a las pesquerías y otros servicios que nos proporcionan los océanos."
La situación en Canarias
Con la celebración del congreso y el análisis de los primeros datos del satélite PACE, las científicas de la NASA resaltan el enclave que supone Canarias para el estudio debido a su compleja dinámica marina y a las condiciones extremas que presenta en términos de óptica. "El afloramiento sahariano, los vórtices que se generan al sur de las islas y la influencia del polvo del desierto dificultan la señal óptica”, indica Sanjuan, que añade que esto hace del Archipiélago un “un lugar ideal para probar nuevos algoritmos y tecnologías”.
Además, las características geográficas de las islas las convierten en un punto clave para estudiar los efectos del cambio climático en los océanos. Las temperaturas marinas en Canarias, aunque algo más frías que en otras partes del Atlántico, también están comenzando a experimentar cambios, lo que podría alterar la dinámica de los ecosistemas locales en el futuro. Sanjuan señala que también hay trabajos locales sobre el tema de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la Plataforma Oceánica de Canarias y han monitorizado la salud del océano durante más de dos décadas.
El futuro de los océanos y el reto del cambio climático en ellos continúa estudiándose. Lorenzoni apunta que “es probable que no volvamos a las condiciones de hace 20 años”, pero el objetivo para mitigar su avance es “mantenernos por debajo del reporte de la IPCC, que indica que si nuestro planeta se calienta más de cierta temperatura dentro de los próximos años puede conllevar a cambios difíciles de retornar”, además de “manejar los recursos marinos de manera sustentable”.