El nombre de niño de origen guanche que llevan menos de 100 personas: fuera de Canarias sorprende

A pesar del legado histórico del personaje, este nombre de origen guanche tan solo lo portan 73 personas en Canarias, sobre todo en la provincia occidental

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Los nombres guanches como Bentor figuran entre las opciones que barajan los padres, sobre todo en Canarias, para sus hijos./ Pixabay Daniel Nebreda.
Los nombres guanches como Bentor figuran entre las opciones que barajan los padres, sobre todo en Canarias, para sus hijos./ Pixabay Daniel Nebreda.

Pensar en un nombre para un bebé en camino es una tarea difícil para los padres y madres de hoy en día. Debe sonar bien, tener significado, ser sencillo pero original, e incluso único si es posible. Con tantos requisitos, padres y madres se esmeran por buscar y rebuscar en listados, mientras los amigos van aportando sugerencias hasta que, en algún momento, anuncian con alivio que ya decidieron ese nombre que pronto empezará a bordarse en baberos, prendas y otras futuras pertenencias del chiquillo.

Tal vez fuera más simple en los tiempos antiguos pero, allá por el siglo XV, seguramente el mencey Bencomo también pensaba desde sus dominios de Taoro -uno de los nueve menceyatos en que se dividía Tenerife- en qué nombre le daría a su heredero. Finalmente se decidió por Bentor quien, según la tradición, fue el último de los reyes guanches.

A pesar de la inspiradora historia y del legado del personaje, Bentor no se encuentra entre los nombres guanches más populares en Canarias. De hecho, el INE muestra que tan solo 73 personas portan este nombre en España, todas ellas en Canarias, 62 en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y solo 9 en Las Palmas. En perspectiva, uno de los nombres aborígenes más extendidos, por ejemplo, es Ayoze, y en Canarias hay 1.185 hombres que responden a este nombre.

De Acentejo a La Laguna

En mayo de 1494 el avance de la conquista de Tenerife, liderada por Alonso Fernández de Lugo, sufrió una significativa derrota en la primera batalla de Acentejo, con cerca de 800 bajas y numerosos heridos que obligaron a la retirada de los castellanos. Pero las tropas conquistadoras se reagruparon y volvieron a la carga en noviembre de 1495 para librar la batalla de La Laguna contra una coalición de los menceyatos de Taoro, Tacoronte y Tegueste, que había unido sus fuerzas.

En La Laguna los castellanos se impusieron por la superioridad que les otorgaban factores como la caballería, con cerca de un centenar de jinetes, así como las ballestas y otras armas forjadas en metal a las que los guanches solo tenían acceso a partir de los restos que habían dejado los propios castellanos en el campo de batalla de Acentejo. Hasta ese barranco se trasladó la contienda, semanas después, donde los guanches sufrieron la derrota definitiva a finales de diciembre de 1495.

Resistencia sin rendición

Tras la muerte del mencey Bencomo en La Laguna, su hijo Bentor heredó el menceyato de Taoro y se erigió en líder de la última campaña guanche contra el invasor, en la segunda batalla de Acentejo, donde los aborígenes finalmente capitularon. Anteriormente Fernández de Lugo había explorado la rendición aborigen con Fernando de Guanarteme, antiguo rey aborigen de Gáldar, como negociador pero Bentor rechazó la oferta, tal y como refiere Gregorio Chil y Naranjo:  

"..mandó ir el dicho guadnarteme a el rey Ventor, hijo del rey Venitomo, a le requerir que se diese e tomase cristiano, e que le faría toda la cortesía que quisiese (...) E que el dicho guadnarteme (...) volvió con respuesta a el real diciendo que el dicho rey Ventor no se quería dar..."

MENCEY BENTOR 2
Escultura del Mencey Bentor en el Mirador El Lance, en Los Realejos./ Gestor Patrimonio Cultural. 

 Ante la negativa a rendirse tras la derrota en La Laguna, la batalla volvió a Acentejo donde, como relata Fray Alonso de Espinosa

 

"Pelearon los unos y los otros valentísimamente, porque los naturales luchaban como desesperados y como aquéllos que querían desta vez concluir y ver para cuánto eran, y los nuestros como gente acostumbrada a vencer y que les iba la honra en salir con victoria, por ser casi en el mismo lugar la batalla, que había sido la primera los años pasados; y querían cobrar la reputación que habían perdido en el propio lugar do la perdieron, que fué Acentejo. Al fin, habiendo peleado la mayor parte del día, la victoria se cantó por nuestra parte y los naturales fueron desbaratados y vencidos, muriendo muchos y los más principales dellos".

Y de esta forma se consumó la conquista de Tenerife, si bien formalmente no se incorporaría a la Corona de Castilla hasta el verano de 1496. La resistencia aborigen llegó a su fin a raíz de esta victoria castellana mientras pero Bentor, hijo y sucesor de Bencomo, tal y como recoge la tradición, prefirió arrojarse desde la ladera Tigaiga ante que arrodillarse ante el invasor.

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