Ni setas ni castañas: este es el mágico bosque canario donde encontrarte con las brujas

Llega el otoño como una invitación a subir a las montañas canarias para encontrarse con frutos, pero también con leyendas, propios de la cultura popular

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Además de fuente de alimento, los bosques canarios han servido de inspiración para relatos y leyendas./ AH.
Además de fuente de alimento, los bosques canarios han servido de inspiración para relatos y leyendas./ AH.

Con la llegada del otoño, algunas lluvias y la lenta entrada del frío, la montaña comienza a llamar a los bañistas que llevan meses sin aceptar otro plan que no sea ir a la playa. La suerte del canario es que puede disfrutar de paisajes más propios de esta época del año, sobre todo en las islas más escarpadas, donde la vegetación pasó todo el verano pidiendo al cielo una clemencia que, poco a poco, va llegando.

Dígale por tanto hasta luego al bañador y las cholas, póngase las botas y esas chaquetita - que luego refresca- y échese al monte. ¿Pero para qué voy yo a subir hasta allí arriba?, se preguntarán quienes necesitan de un propósito claro para cualquier aventura. Si el paseo y el aire puro que embruja los pulmones no es suficiente incentivo, siempre puede adentrarse en el bosque en busca de setas o castañas.

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Las castañas se presentan en un cáscara exterior con púas conocida como erizo./ REDES.

Además los bosques canarios son territorio abonado para las leyendas, sobre todo en allá donde espesa la vegetación, el alisio se entanca y las nubes cubren las laderas con un manto hermoso y tétrico, de humedad y misterio. Así, a lo largo de la geografía canaria encontramos enclaves naturales asociados con la magia o los rituales -como, entre otros ejemplos, el Bailadero de las Brujas de Anaga, en Tenerife-, a la espera de ser descubiertos por quienes no sienten especial interés por la micología o las castañas solo les llaman la atención cuando están asadas.

Setas a la sombra de los castañeros

Redonda, picuda, mulata, polegre, culochico, castagrande o arafera son los principales tipos de castañas que podemos encontrar en Tenerife y, si bien su superficie se vio reducida a raíz del incendio de 2023, una ruta por estas zonas nos permite apreciar la persistencia de estos árboles de la familia de las fagáceas -a la que también pertenecen robles o hayas-, cuyo fruto tiene una larga tradición en Canarias pese a tratarse de una especie introducida.

En Canarias encontramos castañeros tanto medianías como cumbres, en altitudes diversas en torno a los mil metros, por lo que podremos contemplarlos en El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria, concretamente en el monteverde o asociado al pinar húmedo. A partir del siglo XVI comenzó a cultivarse con el objetivo de aprovechar el fruto y la madera y, a día de hoy, las zonas silvestres parecen responder al abandono de las plantaciones injertadas. 

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Los rebozuelos crecen a menudo a los pies de los castañeros./ AH.

Esta hábitat, asimismo, es especialmente favorable para las setas, ya que les brinda un sustrato de asentamiento idóneo, que también encuentran en zonas de sotobosque o laurisilva. Algunas de las más frecuentes en Canarias son el níscalo, el boletus común, la pistonuda o la colmenilla. Además, si vamos mirando al suelo y localizamos un rebozuelo, seguramente descubriremos al alzar la vista que nos encontramos en zona de castaños, si no hemos descubierto ya uno de los característicos frutos en forma de erizo sobre el suelo.

Corros de brujas en Anaga

En nuestra búsqueda de setas quizá nos sorprenda encontrarlas dispuestas en círculo, en lo que popularmente se denominan "anillos de hadas" o "corros de bruja". Esta disposición ha alimentado creencias populares sobre fuerzas o seres sobrenaturales y rituales mágicos, donde la tradición oral cuenta que se celebraban reuniones de brujas en torno a un fuego, alrededor del que bailaban en círculo, en los denominados bailaderos.

Tal vez este sea el motivo de que el topónimo 'bailadero' esté tan extendido en Canarias que a veces figura más de una vez en la misma isla. Asimismo en ocasiones se asocia también estos espacios con el término 'baladero', bien por la presencia de animales en libertad o porque fueran utilizados con algún propósito en estos rituales.

Bailaderos y harimaguadas

Uno de los más conocidos es El Bailadero del bosque de Anaga, donde los relatos populares sitúan aquelares de mujeres vestidas con ropajes negros en los que se invoca al diablo a través del conjuro: Seas bienvenido Reverendo macho de cuerno torcido, cuántos jaramagos te habrás comido; en lo que se interprete como un símbolo pagano por entenderse que los pétalos del jaramago forman una cruz.

Existe constancia que, desde tiempos ancestrales, los nativos canarios realizaban rituales para invocar a la lluvia y así obtener buenas cosechas y, en este contexto, una de las figuras más respetadas eran las harimaguadas o mujeres consagradas al culto, descritas por el historiador y poeta Antonio de Viana a principios del siglo XVI. En este sentido es posible que las ceremonias guanches alimentaran las leyendas populares de las brujas y conformaran en la mente colectiva un imaginario popular de ritos paganos.

De la leyenda a la ciencia

En cualquier caso, la ciencia nos aporta una explicación más plausible para estas formaciones circulares de setas que se forman cuando una espora crece hasta convertirse en micelio y sus hilos subterráneos conforman un gran ecosistema en simbiosis con los árboles, entre ellos castaños, que se enraizan en el lugar.

Estos hilos o hifas del micelio o raíz del hongo crecen en el subsuelo produciendo un círculo casi perfecto y forman un único organismo en una red subterránea, creciendo uniformemente en todas direcciones. De hecho, incluso cuando el micelio muere, los bordes siguen creciendo y el anillo se ensancha cada año como si, a medida que pasa el tiempo, la tierra invocara cada vez a más brujas a unirse al bailadero.

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