Ni fatiga ni gazuza: esta es la expresión canaria más auténtica cuando aprieta el hambre

A día de hoy esta palabra es desconocida incluso por algunos canarios a pesar de que es exclusiva del archipiélago

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Gazuza, apetencia, fatiga, apetito son palabras para referirse al hambre que se usan en toda España pero jilorio es exclusiva de Canarias./ iStock.
Gazuza, apetencia, fatiga, apetito son palabras para referirse al hambre que se usan en toda España pero jilorio es exclusiva de Canarias./ iStock.

A cierta hora del día, cuando se acerca ese momento en el que el desayuno queda lejos pero el almuerzo aún no llega, una sensación se apodera del estómago. Probablemente es en Canarias donde, en las citadas o similares circunstancias, más se usa el término gazuza para denominar ese hambre, apetito, gusa o apetencia. Si cada cual manda en su hambre, entonces puede llamarla como quiera. 

También es frecuente el buen compañero que, vista la flojera del prójimo, le espeta: échate algo no vaya darte una fatiga. Más que hambre, en este caso se refiere a la debilidad por falta de alimento que suele acechar en la media mañana del currante macaronésico. Quizá por eso a quienes trabajan codo a codo con uno suele llamárseles compañeros de fatiga. 

Pero existe una tercer sinónimo para denominar ese hambre que aunque quizá esté en desuso en las zonas urbanas sigue con arraigo en el vocabulario canario más tradicional. Cada vez que la gazuza aparezca, es una nueva oportunidad de recuperar esta expresión tan solo con decir: tengo jilorio.

Ahilar, desmayo, desfallecimiento

En el Diccionario histórico del español de Canarias se define como "ahílo, hambre, desmayo o desfallecimiento por la flaqueza del estómago" y se especifica que proviene de "ahilar, que significa desfallecer por falta de alimento". Efectivamente la segunda acepción del verbo ahílar en el Diccionario de la RAE se refiere a este demayo por falta de alimento. 

Con el paso del tiempo ahilar se transformó con el uso en ajilorio, fórmula que aún se usa aunque en menor medida que la versión jilorio, cuyo legado podemos encontrar tanto en el vocabulario de ciertos hablantes y también como reclamo para los clientes el nombre de algunos establecimientos tales como un guachinche en La Laguna, un restaurante en Guímar o una cafetería en Vecindario.

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