A finales del pasado mes de julio se conformaba finalmente la Asociación de Asociaciones Vecinales de Canarias, un nuevo gran colectivo que lo es solo en los registros, pero que llevan ya más de siete años trabajando como tal en la búsqueda de apoyo a todos los canarios.
Su presidente es el tinerfeño Francisco Barreto, aunque como él señala en una entrevista concedida a Atlántico Hoy, “soy lagunero, pero el que vive en Teror en La Restinga o en Tías son mis hermanos de región, de lugar de residencia, de Canarias. Somos ocho islas que, por desgracia o por suerte, nos divide el océano y tenemos que trabajar todos a una”.
Con esta idea de conjunto se desarrolla la asociación que, sin prisa, crece sobre el papel y fuera de él. “Inscritos legalmente somos ocho o diez, los que formamos la junta gestora, pero tampoco es un tema de unirnos de prisa y corriendo, porque sabemos que tenemos contacto con 2.000 colectivos”, expresa Barreto, que también es presidente de la Asociación Cultural y Folclórica Itamar y secretario del Foro Económico y Social de La Laguna.
“Trabajamos como plataforma desde hace siete años y ahora nos hemos dado cuenta de que para algunas cosas es necesario una personalidad jurídica”, agrega.
Hacerse escuchar
El presidente de la asociación regional profundiza en que se crea porque entienden "que la voz de Canarias se tiene que ser oír en Canarias y fuera de ella. Los canarios tenemos que agruparnos para hacernos sentir todos de forma conjunta”, asegura. No podemos seguir soportando que por no levantar un poco la voz no se nos escuche”.
En este sentido, cree que los representantes públicos hacen una “excelente labor, pero necesitan nuestro apoyo y nuestro empuje y a veces nuestro tirón de orejas, lógicamente”.
Objetivos
Con respecto a los objeticos del colectivo, Barreto explica que es tan sencillo como “escuchar a todo el mundo que tenga algo que decir, al menos intentarlo, y en base a esa escucha ir generando una estrategia de actuación importante”.
Así, enumera distintas líneas de trabajo que han ejecutado o están en ello, como cursos para dirigentes vecinales, por un lado, un curso muy básico para para los representantes de colectivos, temas como el la nueva realidad que le toca vivir a Canarias con el tema de los migrantes, o en la Ley de Asociaciones a consecuencia de la ubicación de locales tan cerca de los colegios, entre otros.
“Cada día que nos reunimos, que es una vez a la semana, salen tres temas. Ahora salió el de la moratoria a las viviendas para el tema turístico. Ahí hay que hacer una reflexión importantísima donde todos podamos hablar sin estarnos peleando, pero teniendo claro que esto es una realidad que existe y que tenemos que acometer y trabajar entre todos”, argumenta.
En este contexto, resalta que todos los temas son prioritarios “como la vivienda vacacional, el de los migrantes, que a Canarias no se la escuche, que hay una organización que trabaja con nosotros limpiando mares y les ponen problemas… Es que son todos prioritarios”.
Defender los intereses de todos
En cuanto a las distintas necesidades que pueden tener las asociaciones en cada una de las islas y en cada barrio, Barreto es claro. “Yo he trabajado muchos años en una federación de asociaciones vecinales en un municipio tan prolífero en colectivos como es La Laguna. Yo creo que el principal reto debe de ser el respeto a todas y cada una de las organizaciones. Desde la más chiquitita hasta la más grande”, expone. “Entendíamos que teníamos que formar una organización donde estuviera cabida el colectivo más chiquitito del barrio y más chiquitito de Canarias”, abunda.
De esta manera, detalla que están para, por un lado, ayudar, y por el otro lado aprender. “Desde el respeto es la fórmula que entendemos que tenemos que avanzar y por el que tenemos que llegar a consensos”, sintetiza.
“Desde el respeto, desde la educación, desde los estatutos se desprende que nuestra intención es que todo lo que acordemos, si no es por unanimidad exacta, es casi por unanimidad, y que cuando no nos pongamos de acuerdo sigamos discutiendo, pero con seriedad y con honestidad. Nosotros defendemos que la democracia no consiste en ir a votar cada cuatro años. Consiste en pelear por tu casa grande, que es tu barrio”, concluye.