La participación de Canarias en el Programa Mundial de Alimentos (PMA) no es un papel cualquiera, sobre todo desde que el Puerto de Las Palmas entró a formar parte de esta iniciativa en 2014 —aunque ya en 2012 había acogido al primer barco de transporte de alimentos del PMA—. La importancia de este programa se puede medir en datos, datos que, en algunas ocasiones, se quedan en simples estadísticas. Pero la realidad es que 164 millones de personas de 19 países no tienen el suficiente consumo alimentario y más de 40 millones se encuentran en situación de inseguridad alimentaria.
La base logística del PMA en Las Palmas se estableció gracias a un acuerdo formalizado con el Gobierno de España y, desde su apertura ha demostrado ser una pieza clave en la estrategia de preposicionamiento y trasbordo de alimentos, con especial relevancia en la mejora de la respuesta humanitaria en África Occidental. Desde 2015, la base ha apoyado el Mecanismo de Gestión Global de Alimentos (GCMF), un innovador sistema de financiación basado en la compra anticipada de alimentos cuando las condiciones del mercado son más favorables y en su almacenamiento en localizaciones estratégicas para poder ser despachados rápidamente cuando se necesiten, que ha reducido de 120 a 38 días el tiempo medio de entrega de los alimentos.
Inseguridad alimentaria
La inseguridad alimentaria pasa por cinco fases diferentes desde la mínima hasta lo que ya se considera hambruna. La fase mínima es cuando más de cuatro de cinco hogares son capaces de satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias sin recurrir a estrategias no convencionales e insostenibles para conseguir alimentos e ingresos. Los tres siguientes niveles comienzan con no poder gastar en artículos no alimentarios hasta importantes brechas en el consumo de alimentos que conducen a niveles muy elevados de desnutrición. Hasta llegar a la hambruna donde, a pesar de contar con ayuda humanitaria, se evidencia inanición, muerte e indigencia.
“La inseguridad alimentaria es un síntoma de muchas otras cosas”, explica Pablo Yuste, jefe de logística del PMA en Nigeria. “Detrás está la falta de oportunidades, de servicios médicos, problemas sistemáticos de los mercados… Es un piloto rojo que nos alerta a todos de que algo va mal”. Para poner cifras a esta emergencia, “cuando hablamos de la fase de hambruna, significa que cada día mueren dos personas de cada 10.000. Esto equivale a que en Gran Canaria, asumiendo que hay unos 850.000 habitantes, estaríamos hablando de 170 personas al día que mueren de hambre”, ejemplifica Yuste. Una cifra que, sin duda, hiela la sangre.
El Programa Mundial de Alimentos
El PMA se enfrenta a grandes desafíos. En primer lugar, el mundo se está alejando drásticamente del objetivo del hambre cero y 1.300 millones de personas viven en situación de pobreza multidimensional. A lo anterior se une la crisis de los sistemas alimentarios y la crisis climática que han provocado la pérdida del 14% de post-cosechas y la exclusión de 500 millones de agricultores.
En estas circunstancias, el Programa Mundial de Alimentos observa constantemente el Mapa del Hambre que actualiza constantemente la situación global y de los países que están siendo objeto de preocupación. Esto se contempla en dos partes: “En la prevalencia de consumo insuficiente de alimentos y lo que es el uso de los hogares de estrategias de adaptación —maniobras forzadas por la situación y que son antieconómicas como hacer que un niño trabaje, vender su medio de producción para alimentar a la familia…—”, comenta Yuste.
El papel del Puerto de Las Palmas
Las Palmas de Gran Canaria se consideró un lugar ideal para desarrollar las actividades logísticas del Programa Mundial de Alimentos debido a las conexiones portuarias que “son excelentes tanto para la llegada de mercancía de los principales productores como de salida a nuestros países de Diana”, comenta Debora Debernardis, responsable del Mecanismo de Gestión Global de Alimentos (GCMF) para África Occidental. Además, las condiciones climáticas del conjunto del archipiélago para el almacenamiento a largo plazo, la capacidad logística, la seguridad física y jurídica y la cooperación con las entidades públicas, se unen a estas fortalezas que presenta el Puerto de Las Palmas.
Durante los 10 años de recorrido entre la Autoridad Portuaria y el PMA, desde la base de Gran Canaria se han enviado 300.000 toneladas métricas de alimentos, llegando a más de cinco millones de beneficiarios.