La ruta canaria es uno de los recorridos migratorios más mortíferos del mundo y a la vez la única vía de escape con la que cuentan miles de personas para poder llegar a territorio de la Unión Europea. Frente a la caída de las entradas de migrantes a Ceuta y Melilla la llegada de embarcaciones a las islas ha registrado un notable aumento en el último mes.
Tras la masacre de 2022 en Melilla en la que 37 personas murieron y por la que 80 siguen desaparecidas, el descenso de llegadas ha sido notable. Los datos del Ministerio de Interior aseguran que hasta mayo unas 60 personas habían accedido a Melilla. Mientras que a Ceuta entraron hasta ese mes unas 250 personas. Unas cifras más bajas que las registradas en años anteriores, especialmente achacadas al control migratorio que Europa ha cedido a Marruecos.
Caída en los primeros meses
En total, al conjunto español en los primeros tres meses del año llegaron 4.287 migrantes de forma irregular el 50,9% inferior a la registrada entre el 1 de enero y el 31 de marzo de 2022 (8.727), según los datos del Ministerio del Interior.
En Canarias esa disminución también se ratificaba. En enero, febrero y marzo el Archipiélago registró 3.762 entradas lo que supone una caída del 63,3% en comparación con 2022. En el mismo periodo, el año pasado, se contabilizó la llegada de 5.940 personas y 123 pateras. Por un lado, estos datos evidencia una caída, pero por otro sitúan a las islas como la principal ruta de entrada de las personas que parten de la costa oeste de Africa.
Una ruta, la canaria, que se ha considerado como una de las más mortíferas. Según los datos de la organización Caminando Fronteras en 2022 fallecieron intentando entrar en España 2.390 personas a lo largo del año pasado, de las que 1.784 murieron intentando entrar a Canarias.
El verano aumenta las llegadas
Sin embargo, las cifras de los tres primeros meses que certificaban la caída de llegadas a las Islas no se ratifican con los últimos datos. Tal y como ha informado el asesor de inmigración de la Vicepresidencia en funciones del Gobierno de Canarias, Txema Sanatana, del 20 de mayo al 27 de junio llegaron a las islas 3.397 personas, lo que alcanza en dos meses la misma cifra que las llegadas a lo largo del año. De hecho, en junio, las costas canarias recibieron una media de 90 personas diarias, la mayoría de ellas de rescates de Salvamento.
En los últimos días la cifra de llegadas sí ha disminuido, aunque se mantienen aún así, abriendo diferentes debates. Por ejemplo, hace unos días llegaba a El Hierro un cayuco que partió de Dakar, capital de Senegal, lo que da pie a la pregunta de si se ha reactivado de nuevo la ruta de cayucos, ya que en estos meses lo que se recibían eran embarcaciones neumáticas y pateras.
El repunte de llegadas no solo abre las puertas al debate sobre el control migratorio de Marruecos, para el que la Unión Europea ha aprobado un plan de 500 millones para el periodo de 2021-2027, sino también el cómo. La muerte de un bebé y la desaparición de 37 personas después de que estuvieran 10 horas a la espera de su rescate ha provocado que el Defensor del Pueblo haya abierto una investigación para saber si la actuación española fue la adecuada ya que Salvamento Marítimo estuvo a tan solo una hora de navegación del naufragio.
Consecuencias políticas
Una cuestión que puede tener repercusión política. Coalición Canaria ha solicitado una comparecencia de los ministros de Fomento, Defensa, Interior y Asuntos Exteriores, es decir, de Raquel Sánchez Jiménez, Margarita Robles, Fernando Grande-Marlaska y José Manuel Albares. Una comparecencia y una investigación del Defensor que se solicitan a pocas semanas de las elecciones generales del 23 de julio.
Unas elecciones que Pedro Sánchez convocó después de los resultados de las elecciones locales del 28 de mayo, cuando pese al aumento de votos al partido socialista, la derecha, y en especial la ultraderecha ha conseguido entrar en una gran parte de las instituciones, especialmente en Canarias, donde pasó de no estar en ninguna administración a entrar en la mayoría, aunque sin estar presente en ningún gobierno.