Era tarde, había poco en el bolsillo y hueco para un capricho, así que Alba Gómez fue a cenar con unos amigos a McDonald's. Tras un rato, en la bandeja solo reposaban los envoltorios, los vasos y un revuelto de pajitas. Antes de salir, la joven y su grupo colocaron la basura en el color respectivo de los residuos: restos orgnánicos (verde), papel (azul) y plástico (amarillo). El tiempo apremiaba a la camarera, que esperaba a que la pandilla hiciera la distribución. “Os voy a decir un secreto, luego todo va al mismo contenedor”, estalla al perder la paciencia.
Lo que parecía que era un comentario aislado e inoportuno, se ha repetido en boca de otros empleados. La sospecha de que McDonald 's no recicla se hace cada vez más innegable. “Han cambiado la papelera única que tenían por tres: una para el papel, otra para el plástico y otra para restos orgánicos, pero el otro día vino una camarera mientras separábamos las cosas y nos dijo no nos matáramos, que luego todo esto va para el mismo contenedor”, cuenta Inés Vargas. Una historia similar. Una coincidencia de hechos...