¿Podemos alargar nuestras vidas introduciendo una serie de cambios en nuestro estilo de vida? De acuerdo con Valter Longo, uno de los más prestigiosos investigadores en el campo del envejecimiento y conocido como el “gurú de la longevidad” por la revista ‘Time’, la capacidad de mantenernos jóvenes e incluso la de regenerarnos, está en nosotros y podemos reprogramar nuestras células y reducir los factores de riesgo de muchas enfermedades.“Diversas patologías, tales como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y autoinmunes, el alzhéimer o el cáncer, pueden llegar a prevenirse por medio de un estilo de vida que reduzca los factores de riesgo asociados a dichas dolencias, basado en los hábitos de la población más longeva del mundo”, asegura Longo en su último libro ‘La dieta de la Longevidad’ o DDL.Longo recomienda los hábitos y la alimentación de las poblaciones que alcanzan las edades más avanzadas, tales como Okinawa, Calabria, Loma Linda en California, y otras localizadas en Costa Rica y Grecia, entre otras, que las investigó en “un viaje por el mundo en busca de los secretos de la longevidad”, asegura el bioquímico.Según el bioquímico italiano, la longevidad se fundamenta en 3 grandes pilares: LA DIETA DE LA LONGEVIDADLas claves de la dieta de la longevidad son las que se mencionan a continuación:
- Tener una dieta basada, en su mayoría, en alimentos de origen vegetal (verduras, frutas, legumbres, cereales integrales, algas, etc.), con presencia de pescado y marisco, como únicos alimentos de origen animal.
- Comer pescado y marisco con alto contenido de omega 3 y 6, y/o vitamina B12 (salmón, boquerones, sardinas, bacalao, dorada, trucha, almejas, gambas) tres veces por semana.
- Consumir legumbres como principal fuente de proteína, tales como judías, garbanzos, guisantes, etc.
- Reduzca al mínimo las grasas saturadas animales, así como las hidrogenadas y ‘trans’, y los azúcares simples y refinados.
- Hasta los 65 años o 70 años mantenga bajo el consumo de proteínas (de 0,7 a 0,8 gramos diarios de comida proteica por kilo de peso corporal) y, pasada esa edad, aumente un poco la ingestión de proteína para no perder masa muscular.
- Ingerir aceite de oliva (50-100 mililitros diarios) y un puñado de nueces, almendras o avellanas, consumiendo un tipo distinto cada día.
- Coma en un intervalo de doce horas diarias, empezando después de las 8 y acabar antes de las 20, o después de las 9 y antes de las 21, evitando ingerir nada tres o cuatro horas antes de acostarse.
- El número de comidas diarias (dos o tres) se decidirá en función del peso corporal y el perímetro abdominal, para mantener a ambos bajo control debe asesorarse con un profesional.
- Lo ideal es hacer un total de 150 a 300 minutos semanales de ejercicio moderado, combinado con momentos de ejercicio intenso.
- Una opción es caminar, durante al menos una hora, intentando evitar las zonas contaminadas.
- Hacer bicicleta (convencional y estática), correr o natación durante 30-40 minutos diarios en días alternos.
- Hacer ejercicios de fuerza, con o sin pesas, para reforzar los músculos.
- Mantener una vida activa el resto del día: realizar desplazamientos caminando, subir escaleras en lugar de usar el ascensor, etc.