Dicen que el acto de limpiar es en sí mismo una tarea imposible porque lo único que podemos conseguir es mover la suciedad de un lugar a otro. Lo que sí es posible es mantener limpia nuestra ropa, sábanas, toallas e incluso la vajilla y la casa en general, sin generar más residuos en el proceso, o reduciéndolos hasta tal punto que no generen ningún efecto nocivo. Al igual que otros muchos artículos de consumo, los productos de limpieza suponen una problema medioambiental por la enorme cantidad de plásticos que originan, así como en el ámbito depuración de aguas residuales. Asimismo, pese a las iniciativas de reciclaje, a menudo acaban formando parte indeseada del paisaje en Canarias y en el resto del mundo.
"Empezamos este negocio por conciencia medioambiental", afirma Rony Wahlby, propietario de la tienda El Grifo Verde, especializada en la venta a granel de productos ecológicos de limpieza. A este emprendedor tinerfeño le importunaba la proliferación de "plásticos que veía en las playas donde iba a practicar surf" y decidió aportar su granito de arena en la reducción de residuos. La idea de vender productos de limpieza ecológicos a granel "empezó a fraguarse cuando vivía en Londres y descubrí este modelo de negocio, que luego vi implantado en una tienda en Puerto del Rosario, cuya dueña me animó a montar la tienda que hoy tenemos en La Laguna", relata.
25.000 envases ahorrados
El procedimiento es tan sencillo como llevar un recipiente a su local en la calle Núñez de la Peña y rellenarlo con "detergente para ropa de color, para prendas blancas, suavizantes o quitamanchas". Precisamente son los detergentes para lavadora el producto que más venden pero también disponen de "fregaplatos para la loza, productos para el lavavajillas, fregasuelos, limpiahogar, limpiacristales, bicarbonato o productos antical", repasa Rony, orgulloso de llevar la cuenta de los envases plásticos ahorrados desde que abrieran a finales de 2019. A lo largo de este tiempo han sido 25.000 recipientes los que, gracias a su tienda, no han acabado en la basura porque, en realidad, no hubo necesidad de fabricarlos.
Este comercio trabaja con "formatos de 25 litros o 25 kg en el caso de los sólidos" y se dosifican directamente en la tienda según la cantidad que desee cada cliente. En este sentido, el propietario detalla que decidieron "no establecer una cantidad mínima, para que los clientes se animen a probar". Sobre todo en los inicios, sus primeros clientes actuaban con prudencia y a veces se llevaban "solo uno o dos dedos de producto y yo siempre bromeaba diciéndoles que el problema era que tendrían que gastar más en gasolina para volver", comenta Rony entre risas. En el otro extremo se encuentran los clientes que ya eran adeptos de esta forma de consumo sostenible. "En nuestro primer mes abiertos, llegó una clienta de La Gomera, que estaba en Tenerife por una cena navideña de empresa, y vino con todos los recipientes vacíos para llevárselos llenos a La Gomera", recuerda.
Limitaciones al reciclaje
Reciclar es sin duda una de las soluciones para reducir los residuos plásticos pero en ningún caso resuelve el problema por completo. Incluso si la separación de residuos fuera exhaustiva y minuciosa, el proceso de reciclado de plásticos es finito y "solamente puede completar 4 ó 5 ciclos", comenta Sandra, clienta habitual y usuaria de detergente ecológico. Además con frecuencia se precisa añadir material virgen para mantener las propiedades y "a medida que se recicla, sus usos van cambiando" porque a partir de cierto momento "se restringe su uso como envase alimentario y se destina a tuberías, láminas, mobiliario urbano y bolsas", relata Sandra.
Estas limitaciones no ocurren, por ejemplo, con el vidrio o el metal, que pueden reciclarse indefinidamente. Aún así la reducción de cualquier tipo de residuos repercute de manera positiva en el medioambiente, ya que los propios procesos de reciclaje implican un alto consumo energético para fundir los residuos y darles forma de nuevo. En su empeño por cumplir con la norma de las tres R -reciclar, reducir y reutilizar- Sandra también ha sustituido los estropajos plásticos de su casa por luffa, un tipo de esponja vegetal que se obtiene a partir de una variedad de calabacín.
Aguas residuales
En realidad el plástico tan solo es la parte más visible de los efectos medioambientales que pueden derivarse de los productos de limpieza dañinos. La propia composición química supone un riesgo cuando el tratamiento de las aguas residuales es deficiente o se producen vertidos. "Los detergentes más habituales contienen fosfatos, que son como fertilizantes que alimentan las algas de manera que el sol no pasa al fondo y puede afectar a la flora y fauna. Estos componentes tardan mucho en biodegradarse y las depuradoras no son capaces de eliminarlos", afirma Juan Lorenzo, ingeniero agrónomo especializado en gestión del agua. "Junto a las toallitas, son el mayor problema que enfrentan las depuradoras", asegura.
En este sentido se establecen distintos reconocimientos para garantizar al cliente las propiedades del producto que, en este caso, "están certificados por ACENE como ecológicos y son biodegradables hasta un 98%", afirma Rony. "La gente cada vez se preocupa más, no solo por lo que come, sino también por lo que se aplica en la piel y muchos clientes tienen alergias a productos químicos, pieles atópicas u otros problemas". Ante esta demanda de los clientes, Rony ha ampliado su oferta con productos de cosmética e higiene ecológica con etiqueta vegana. "Quienes no encuentran productos adecuados en el supermercado acuden a nosotros y por lo general les suele ir bastante bien", asegura.