“En general, el coste de los libros de texto y material escolar supone una factura importante para las familias”. Así de contundente manifiesta su preocupación Marian Álvarez, presidenta de Fapa Galdós —asociación que representa a las madres y los padres que tienen a sus hijos escolarizados en Gran Canaria—, por lo que supondrá para muchas personas la vuelta al cole de los más jóvenes. El regreso a las aulas implica quebraderos de cabeza e inquietud a quienes tienen que afrontar un gasto necesario —la educación es primordial—, pero elevado —el último dato del IPC fija una inflación del 3,6%—. Apenas queda un mes, por lo que muchos ya sacan a relucir la tarjeta de crédito para poder pagar a plazos —si no, es imposible—.
Al comparar la realidad las Islas con otras comunidades autónomas, el Archipiélago es la segunda comunidad donde más se dispara el coste, solo por debajo de Aragón (3,7%). Álvarez relata que 2024 es el tercer año en el que los hogares afrontan incrementos importantes de estos artículos. No le falta razón, en 2019 subió el 2,2%, mientras que desde 2022 la escalada no ha estado por debajo del 3,5% —llegando hace 12 meses al 3,9%—. Todo sin olvidar que además de estudiar hay que comer y el valor de la cesta de la compra tampoco perdona.
500 euros por hijo
Según las estimaciones calculadas por la agrupación de AMPAS, el precio al mes por cada hijo ronda los 500 euros si se incluye también la ropa y el calzado —sea uniforme o no—. Muchas familias se ven en la tesitura de tener que recurrir al crédito, sobre todo cuando tienen varios hijos escolarizados. Consiste en hacer la compra toda junta y cada 30 días derivan a la tarjeta una cantidad fija. “Hay varios comercios que lo permiten”, apunta Álvarez.
Por si fuera poco, existe un problema añadido: “En estos dos últimos años los libros de textos han sido nuevos en función de la entrada en vigor de los nuevos currículums de la LOMLOE —la ley educativa en vigor a nivel nacional—”. El asunto implica que los hermanos menores no hayan podido heredarlos al cambiar el contenido. “Las licencias digitales, en el caso de los centros que usan tablets como herramienta educativa, también supone un gran problema de costes, dado que cuestan lo mismo, pero solo tiene vigencia para un año académico”, añade.
Educación Infantil
Los datos aportados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) reflejan que la enseñanza infantil —de 3 a 6 años— está por las nubes. La variación el pasado mes de junio comparado con los mismos 30 días de 2023 es del 5,4% más, cuando hace un año el crecimiento fue del 2,3%. “Hay niños que entran en infantil y los libros que les piden cuestan 300 euros”, resalta la presidenta de Fapa Galdós. “Conocemos familias que no tienen vacaciones, porque o las tienen o mandan a los hijos al colegio”, apostilla.
Pedro Crespo, presidente del sindicato ANPE en Canarias, atiende a este periódico para incidir en que “es importante también que la Administración incremente las partidas destinadas a que los centros cuenten con el material básico: folios y otro material de oficina o materiales didácticos”. “El curso pasado se aumentó el umbral de renta para poder solicitar la ayuda. Lamentablemente, la inflación ha seguido creciendo, por lo que es necesario ajustarse a ella para paliar la pérdida de poder adquisitivo”, agrega.
Programa de préstamos
Secundaria tampoco se queda atrás. El incremento ha sido, nada más y nada menos, del 6% —lo llamativo es que en 2022 fue del 1,8%—. Álvarez explica que “la Consejería de Educación tiene un programa de préstamos de libros que se gestiona a través de los propios centros educativos y que está condicionado por el nivel de renta y el número de hijos”. “Pero estas ayudas no cubren todos los libros que el alumno necesitará y si cubre la compra de un dispositivo, no alcanza para el pago de las licencias”, se lamenta.
“Cuando hablamos de que la escuela es pública y gratuita, pagar para ir al colegio es un copago en toda regla. Tú no puedes exigir un pago para matricular a un niño en un instituto de secundaria, que es una etapa obligatoria. Y cuando haces el trámite, el centro te dice que tienes que ingresar 15 euros en la cuenta corriente. Esto lo llevamos denunciando años, lo hemos llevado al Gobierno en varias ocasiones. Pero la situación sigue exactamente igual, no ha cambiado nada”, continúa.
El copago, "sangrante"
“Quizás lo más sangrante del copago es que exijan a las familias un pago que oscila, entre los 15 y los 25 euros por alumno, para matricularse en enseñanzas que son públicas y gratuitas, una práctica ilegal que llevamos denunciando varios años sin que la Administración haya hecho nada para resolverlo”, denuncia.
La presidenta de Fapa Galdós considera que hacer comprar todo el listado de material del curso al principio no es rentable, “porque al final varios productos de los adquiridos no se usan, pero tampoco vuelven del colegio”. Además, dice, en muchos centros educativos se piden marcas determinadas, más caras, que es imposible de adquirir para muchas familias”.
500 folios
Las familias llevamos varios años denunciando los casos de copago y el largo listado de material escolar que se pide a los alumnos, y que incluyen artículos que no son propios del uso en el aula, sino que se corresponde con productos propios del funcionamiento de los centros. Hay colegios que piden desde dos cajas de 500 folios, hasta los rotuladores de pizarra que luego usarán los docentes, pasando por jabón líquido, servilletas y hasta papel higiénico.
“También se exige a las familias el pago de actividades complementarias —que son evaluables y obligatorias, no extraescolares—, con una media de dos actividades al trimestre, con un importe superior a los 5 euros por actividad y alumno. Hay centros en los que también se exige un pago para la compra de material deportivo y musical”, manifiesta. Recuerda que el año pasado elevaron una propuesta para que la Consejería incrementara en 10 millones de euros anuales la dotación de recursos.