Lengua y Literatura propias, la diferencia identitaria entre la educación catalana-vasca y Canarias

Atlántico Hoy compara los modelos educativos catalán y vasco con el canario para dar con el factor que cataliza el arraigo de la identidad y la cultura propias

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Niños en un colegio. Denuncian una ralentización en la convocatoria de plazas públicas docentes en Canarias/ EFE
Niños en un colegio. Denuncian una ralentización en la convocatoria de plazas públicas docentes en Canarias/ EFE

¿El profesorado de las Islas no tiene ni puta idea de la identidad y cultura canarias? ¿Por qué algunos tienen la sensación de que esta identidad y esta cultura no están transmitiéndose correctamente a los alumnos canarios?

El pasado 5 de febrero, a la vicepresidenta primera del Parlamento de Canarias, Ana Oramas, le estallaron unas declaraciones suyas en la cara. Cinco días antes, el 31 de enero, se había metido en un jardín sin saberlo. Durante las primeras Jornadas de Pensamiento Político Victoriano Ríos, en la mesa redonda titulada Pasado, presente y futuro del pensamiento político canario, donde se debatía sobre el contexto actual del nacionalismo, Oramas aseguró: “El problema no es si el PP lleva la Consejería [de Educación] o no, el problema es que el profesorado no tiene ni puta idea de la identidad y de la cultura canaria. Yo lo vivo en mi casa con mi hija de 29 años. No solo no ha leído a Arturo Maccanti o a Arozarena ni a Pedro García Cabrera, es que ni siquiera ha leído El amor en los tiempos del cólera de García Márquez”.

La diputada de Coalición Canaria Ana Oramas interviene durante el debate de la moción de censura de VOX contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, con Tamames como candidato a la Presidencia./ EFE
La diputada de Coalición Canaria Ana Oramas. / EFE

El currículo escolar

Aunque Oramas se disculpó públicamente al día siguiente de que sus declaraciones apareciesen en todos los medios canarios, admitiendo que eran "inadmisibles" tanto por las formas como por la generalización, el debate está servido: ¿la cultura y la identidad canarias no terminan de asumirse en el Archipiélago tras décadas de gobiernos nacionalistas? ¿Tiene el sistema educativo alguna responsabilidad?

Este fin de semana, Atlántico Hoy ha querido desgranar la cuestión con una serie de artículos monográficos. Este se limita a comparar, blanco sobre negro, las diferencias curriculares en la educación secundaria obligatoria —por ser aquella en la que se imparten contenidos más profundos al alumnado— entre Canarias y dos comunidades autónomas donde la identidad y la cultura de sus sociedades tienen un fuerte arraigo como son Cataluña y Euskadi, incluyendo también la parte vascófona de Navarra por sus evidentes lazos con el País Vasco.

Preservar y fomentar la identidad

A nivel académico, la principal conclusión a la que llega este artículo es que el elemento determinante a nivel educativo para fomentar un sentimiento de identidad en esas regiones es la lengua propia, que vehicula la difusión del resto de cuestiones identitarias. Elemento que, en el caso de Canarias, no existe, pues comparte idioma, pese a sus diferencias dialectales, con las comunidades no nacionalistas.

La Ley Canaria de Educación no Universitaria reconoce que hay tres singularidades que, en gran medida, condicionan el desarrollo de cualquier sistema educativo en Canarias. Por un lado, la fragmentación del territorio, que obliga a una singularización de la respuesta educativa en cada una de las islas. Por otro lado, las condiciones sociales y económicas del Archipiélago, que obligan al desarrollo de acciones positivas para superar los efectos negativos de la desigualdad sobre los resultados educativos. Por último, la historia y la cultura de un pueblo que se siente próximo a tres continentes y que obliga a considerar la integración social, cultural y educativa como una seña de identidad.

Es por eso que su artículo 27, que trata sobre el currículo académico que debe desarrollarse en las Islas, dice expresamente que este "deberá contemplar la presencia de contenidos y de actividades relacionadas con el medio natural, la historia, la cultura, la antropología, la identidad canaria y otros hechos diferenciales del archipiélago canario, para que sean conocidos, valorados y respetados como patrimonio propio y en el marco de una cultura universal".

Un mantra común

De facto, esto se traduce en la introducción de una asignatura obligatoria de Historia y Geografía de Canarias —que no siempre existió ni fue obligatoria—. En el currículo académico de Cataluña, en el de Euskadi y en el de Navarra, actualmente, no existe ninguna asignatura obligatoria sobre la Historia o la Geografía de esas regiones específicamente. Tampoco optativa.

Sin embargo, todas hacen un alegato similar al del artículo 27 de la Ley Canaria de Educación no Universitaria. Cataluña, por ejemplo, recoge en el preámbulo de su Ley de Educación que "es un país con una cultura y una lengua que configuran una identidad propia. El sistema educativo catalán debe permitir despertar y potenciar el arraigo en Cataluña. Sólo desde el conocimiento de lo propio es posible abrirse a las otras realidades y reconocer sus singularidades".

Euskadi, en el artículo 3 de la Ley de la Escuela Pública Vasca, asevera que uno de sus fines es "facilitar el descubrimiento por los alumnos de su identidad cultural como miembros del pueblo vasco mediante el conocimiento de su historia y cultura propias, fomentando el enraizamiento de los alumnos en su entorno geográfico, socio-económico y cultural". Navarra no hace mención al fomento de la identidad foral en su ley educativa, pero tiene determinados elementos en el norte y centro de la región similares a Euskadi.

La lengua, elemento catalizador

Dejando a un lado que todas estas afirmaciones se pueden practicar de forma transversal en el currículo académico, yendo a lo específico, hay un claro elemento diferenciador: mientras que Canarias vehicula este precepto a través de la asignatura Historia y Geografía de Canarias —que se da en un solo curso durante la secundaria—, Cataluña, Euskadi y el norte de Navarra parecen hacerlo a través de la enseñanza en su propio idioma y, específicamente, con la inclusión de la materia Lengua y Literatura de su idioma cooficial —vasco, catalán y aranés en la región catalana del Valle de Arán—.

En Canarias, donde no hay una lengua diferenciada, cabría la opción de insertar una asignatura obligatoria de Literatura canaria. Tal vez, de esa forma, Ana Oramas habría quedado más satisfecha respecto a las lecturas de su hija de 29 años. Lo cierto es que esta materia se oferta como optativa en 2º de Bachillerato, fuera ya del circuito de la enseñanza obligatoria y quedando, en muchos casos, relegada a la disponibilidad de profesorado competente en la cuestión. A la inversa ocurre en otras regiones. Historia de Cataluña, por ejemplo, se ofertaba también como optativa hace unos años en el Bachillerato catalán, si bien ya no es una opción.

Colegio en Puerto del Rosario, donde también se han cancelado las clases. / EFE
Colegio en Puerto del Rosario. / EFE

Modelo catalán

No obstante, el modelo lingüístico de la Educación en las regiones nacionalistas del Estado parece estar dando más frutos en lo que refiere a la promoción de la lengua, la identidad y la cultura propias que limitarse a una mera asignatura. En Cataluña, de hecho, la lengua vehicular de la enseñanza es el catalán, con la obligatoriedad de dar el 25% de las asignaturas en castellano, tal y como ha confirmado recientemente el Tribunal Superior de Justicia de esa Comunidad Autónoma.

Esta obligatoriedad del 25% ha agitado considerablemente a Cataluña en los últimos años, avivando una fuerte discusión social entre nacionalistas y los autodenominados constitucionalistasDe un lado, están quienes defienden que la escuela catalana debe ser única y exclusivamente impartida en catalán, con la salvedad de la asignatura de Lengua Castellana y Literatura, argumentando que la defensa de este idioma en las aulas es en sí misma la defensa de la identidad y la cultura catalanas. De otro, quienes abogan por introducir un modelo de enseñanza en el que los alumnos —o sus padres— puedan elegir si quieren estuidiar en castellano o catalán, como ocurre y enseguida veremos en Euskadi y Navarra.

Diferentes modelos para la lengua vasca

En Euskadi y Navarra, el asunto es diferente. En el País Vasco existen tres modelos de enseñanza: el Modelo A, con el castellano como lengua vehicular pero con nociones de la lengua vasca, el Modelo B, mixto, y el Modelo D —no es una errata, no existe ningún Modelo Ccuya lengua vehicular es el euskera y se imparte también una asignatura de Lengua Castellana y Literatura.

Navarra cuenta con un sistema muy similar, que incorpora además el Modelo G, en el que la enseñanza del euskera no está contemplada. En la Comunidad Foral, la distribución de modelos depende netamente de la zona en la que estén enclavados los centros educativos. El norte (la parte vascófona con fuertes lazos con Euskadi) incorpora los modelos del al D, mientras que el sur, más próximo a Aragón, tiene el Modelo G. En la zona mixta, el centro de la región, es donde se ve más variedad.

Los datos respecto a la implantación de los modelos en Euskadi, por otra parte, son bastante esclarecedores. Según el Instituto Vasco de Estadística, las matriculaciones en el Modelo D (sólo en euskera) se han disparado desde la década de los 80 hasta 2020, siendo inversamente proporcional el número de matriculaciones del Modelo A (sólo en castellano) tanto en centros públicos como privados, y especialmente en las fases de la educación Infantil, Primaria y Secundaria obligatorias. Tal es así que el número de matriculaciones del Modelo A tiende casi a 0 en 2020 —se explica también por el aumento de matriculaciones en el Modelo B—. En Bachillerato y FP, aunque también se ha revertido, el Modelo A todavía resiste.

Entrada a una ikastola, escuela tradicional vasca que sigue el 'Modelo D'./ ARCHIVO
Entrada a una ikastola, escuela tradicional vasca que sigue el 'Modelo D'./ ARCHIVO

Literatura canaria, lo que queda por hacer

Visto que el idioma es el caudal que mueve el molino de la identidad nacionalista en otras regiones, parece despejarse en cierta medida la incógnita sobre la problemática de la difusión identitaria y cultural en Canarias. La fractura social que genera esta cuestión es, además, un fuego con el que quizás no quiera jugar la señora Oramas.

No obstante, un buen comienzo podría ser, efectivamente, potenciar la asignatura de Literatura canaria para que, por lo menos, los alumnos canarios puedan conocer a fondo a sus autores literarios y comprender, a través de las páginas, cómo se ha conformado su propia identidad a lo largo de los siglos.