En 1565 nació en Cambre –municipio de A Coruña– María Mayor Fernández de Cámara y Pita, una mujer que instauró las bases del matriarcado en una ciudad que posteriormente sería referente gastronomico a nivel mundial.
No nació en cuna de oro, por eso se vio obligada a contraer matrimonio hasta en cuatro ocasiones para sobrevivir: con San Cristóbal das Viñas, Gregorio Rocamonde que murió en el asedio inglés, luego se casó con Sancho Arratia y por último con Gil Bermúdez de Figueroa en 1599, escudero de la Real Audiencia.
No se puede hablar de A Coruña sin contar la historia de María Pita y mucho menos pasando por alto su valor y valentía que consiguieron cambiar el curso de la historia de la invasión inglesa.
La mujer coraje
En 1589, en plena invasión inglesa, comandada por Sir Francis Drake, María Pita se alzó como una de las líderes de la resistencia. No era militar ni pertenecía a la aristocracia. Era una mujer del pueblo, una comerciante que, como tantas otras, trabajaba para mantener a su familia.
La historia cuenta que cuando el ejército inglés logró abrir una brecha en las murallas y comenzaba a tomar la ciudad, Pita, viendo caer a su marido por una flecha enemiga, gritó "quien tenga honor, que me siga" invitando a las mujeres a tomar armas, muebles o lo que tuvieran a mano para hacer frente a los ingleses. Este acto de valentía inspiró al resto de los defensores y la invasión fue repelida. María Pita no solo defendió su ciudad, sino que encarnó el coraje de una generación de mujeres que lucharon, desde la retaguardia, por la supervivencia de sus familias y comunidades.
El matriarcado gallego
Caminar por A Coruña es revivir esa fuerza. En cada esquina, desde la Ciudad Vieja hasta el puerto, hay una huella de esta heroína que sigue siendo símbolo del empoderamiento femenino. Pero su legado va más allá del acto bélico. En la ciudad, el matriarcado es una forma de vida, y María Pita es solo una de sus figuras más visibles, tanto es así que se dice que en el carácter de las mujeres todavía habita "el gen María Pita".
A Coruña, como buena parte de Galicia, ha sido tradicionalmente una sociedad matriarcal. Las mujeres no solo gestionaban el hogar, sino que eran las responsables de las decisiones clave en la vida diaria. Durante siglos, los hombres partían a la mar y las mujeres quedaban al frente de las aldeas y ciudades, un rasgo que se puede ver en uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad: el Mercado de la Plaza de Lugo.
Las pescaderas
El Mercado de la Plaza de Lugo es el corazón palpitante de A Coruña, un lugar donde la vida marinera se convierte en un espectáculo sensorial. Al cruzar el umbral, el aire se vuelve denso con el aroma del mar. Es un olor inconfundible, salino, cargado de brisa atlántica y marisco fresco, como si uno mismo estuviera pisando la orilla de la costa gallega en una mañana brumosa. Las olas no se ven, pero se sienten en el ambiente, rompiendo en los puestos abarrotados de mariscos, pescados y la vida misma que llega desde el océano.
El Mercado de la Plaza de Lugo no es solo un sitio de compraventa; es un lugar de encuentro, una extensión de las casas gallegas, donde las recetas empiezan a formarse antes de llegar a la cocina. Las charlas, en gallego y castellano, se mezclan en el aire, creando un mosaico sonoro que es tan parte del mercado como los propios productos.
Un estudio de Fish Forward determinó que la mitad de las personas relacionadas con el mundo de la pesca y la acuicultura son mujeres, quienes constituyen el 85% de la fuerza de trabajo en empleos como la limpieza y el destripado del pescado. Un breve paseo por el mercado más antiguo y turístico es suficiente para comprobar que en efecto, el oficio de pescadera es matriarcal y el arte que muestran limpiando y preparando cada pieza es indiscutible.
La Torre de Hércules
Pensar que desde Canarias hasta A Coruña hay a penas tres horas de vuelo a golpe de Binter es un alivio, porque quien viaja por primera vez a esta fantástica ciudad sabe de sobra que volverá "al fin del mundo".
La Torre de Hércules, situada en A Coruña, es mucho más que un faro; es un monumento cargado de historia y leyendas. Construida por los romanos en el siglo I d.C., es el faro más antiguo en funcionamiento del mundo y, desde 2009, fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Con sus 55 metros de altura, se alza imponente sobre la costa gallega, dominando el Atlántico y guiando a los marineros desde tiempos inmemoriales.
Hoy en día, visitar la Torre de Hércules no solo significa subir los 234 escalones hasta su cima para disfrutar de una vista espectacular del océano y la ciudad, sino también conectarse con la herencia romana y marinera de Galicia.
La gastronomía gallega
El marisco gallego es, sin duda, una de las joyas de la gastronomía de la región. Los percebes, mejillones, almejas, berberechos y navajas se extraen de las frías aguas del Atlántico y las rías gallegas, donde la mezcla de agua dulce y salada favorece el desarrollo de los mejores crustáceos. El pulpo, ingrediente estrella del famoso pulpo a la gallega o "á feira", es cocido hasta alcanzar una textura perfecta y servido con aceite de oliva, sal gruesa y pimentón.
No se puede ir hasta A Coruña en Binter y volver sin haber pasado por algunos de los mejores restaurantes de la ciudad y si tienes dudas de cuáles son las mejores opciones no te preocupes, hay para todos los gustos.
Del punk al pop
Si tuviera que definir la comida de Pracer Zalaeta con un estilo musical sin duda alguna sería el punk. El ambiente del restaurante y el personal convierten una simple cena en un viaje por los sentidos y los países de los que fusiona los sabores, sobre todo de los que extrae el sabor picante presente en uno de sus platos estrella: la croqueta chilly crab.
Mucho más pop diría que son las tabernas de A Coruña, donde no hay que dejar de pedir las navajas de la Taberna Mundiña, o el canelón de pollo de corral con foie y parmesano de la Taberna 5 Mares donde las vistas a la ciudad son el acompañamiento perfecto a la excelencia de los platos.
Para los amantes del buen vino lo mejor es optar por una cena en O'Secreto, donde además, las zamburiñas te dejarán sin aliento. Elegir un sitio es complicado cuando hay tantas opciones, como el Mesón de Herves, Ultramarinos Galera o el restaurante Artabria recomendado por la Guia Michelin y en el que debes probar su magnífico arroz.
La gastronomía gallega es una celebración de los productos locales, de los sabores naturales y de la tradición. Es una cocina que a veces no busca la sofisticación, sino la autenticidad, y en ella, tanto el más humilde caldo como el más refinado marisco encuentran su lugar en una cultura culinaria que sabe respetar y honrar sus raíces. Cada plato cuenta una historia, una historia que comienza en el mar o en los campos y termina en la mesa, donde los gallegos, con generosidad y orgullo, comparten los frutos de su tierra con el mundo.
La historia de María Pita, la torre de Hércules, la arquitectura, la gastronomía e incluso la gente son razones más que suficientes para coger alguno de los vuelos directos que ofrece Binter los jueves y domingos, disfrutar de A Coruña y a la vuelta, fantasear con volver a probar pronto las navajas, las zamburiñas y ese pulpo a la gallega imposible de superar.