Un equipo de científicos ha identificado en la costa occidental de Lanzarote, dentro del Parque Nacional de Timanfaya, evidencias del impacto del tsunami que siguió al gran terremoto de Lisboa de 1755, el cual causó decenas de miles de muertes en Europa. Este hallazgo constituye la primera prueba geológica del evento en Canarias, donde hasta ahora solo existía documentación histórica sobre el suceso.
El estudio, realizado por investigadoras del Instituto Geológico y Minero, la Universidad de La Laguna, el Museo de las Ciencias Naturales de Santa Cruz de Tenerife y la UNED, ha hallado depósitos de grandes bloques de basalto, algunos de hasta tres metros de longitud, que fueron transportados tierra adentro por olas extremas.
Olas superiores a 2,7 metros
Los expertos descartan que estos bloques hayan sido movidos por tormentas, apuntando en su lugar al tsunami de 1755 como la causa más probable. Según sus cálculos, las olas habrían alcanzado alturas superiores a los 2,7 metros y velocidades de flujo de más de 2,8 metros por segundo, moviendo los enormes bloques hasta una distancia de al menos 188 metros desde la costa.
El análisis se ha basado en la datación de los cantos rodados y en la cartografía geológica y geomorfológica de las coladas de lava de Timanfaya, determinando que estos depósitos se formaron entre 1736, tras el final de la gran erupción volcánica, y 1824.
El tsunami de Lisboa se extendió por el Atlántico Norte y el Golfo de Cádiz, afectando también a las costas de África y América. Los autores del estudio destacan que existían registros históricos del efecto del tsunami en las islas macaronésicas, pero esta es la primera vez que se encuentra evidencia geológica del evento en Canarias.