La devastación causada por la DANA ha transformado las calles de muchos pueblos de Valencia en zonas llenas de barro, escombros y edificios dañados. Con la magnitud del desastre se ha desencadenado una ola de solidaridad y apoyo a la que se ha sumado, entre otras muchas personas, Daniel Martí, un joven canario que no se lo pensó dos veces y se subió a un avión para ir a ayudar como voluntario.
"Por más que se vean imágenes en redes sociales, cuando estás aquí y lo vives en primera persona, la impresión es muy grande" .- relata Daniel -“Parece una película de terror y se respira la tristeza en la calle de los vecinos afectados y todo lo que han perdido”. Pero, además, de esa tristeza también “se respira solidaridad en los pueblos”, y eso es lo que más se lleva de toda esta experiencia.
Estado de shock
En Catarroja, de camino a Massanassa desde Paiporta, el joven habla con este medio aprovechando un pequeño momento de calma en el que la cobertura da una tregua. Daniel tiene una conexión personal con Valencia. Parte de sus familiares y amistades viven en la región y siempre ha sentido un amor especial por la tierra valenciana. Ver los destrozos desde la distancia y sólo poder enviar mensajes de ánimo fue un impulso para decidir hacer el viaje. "Sentía que necesitaban apoyo, y a mí me nacía. No es por mí, sino por mis familiares y por la gente de aquí", comenta.
El llegar fue toda una impresión, “te preguntas, <<ostras, ¿qué ha pasado aquí?>> y entras como en estado de shock”. Sin embargo, esas emociones no frenan las ganas de ayudar. "Al principio, no te paras a pensar, entras en un estado de alerta en el que tu único deber es ayudar," cuenta Daniel.
"Cuando llegué a Paiporta, fuimos directamente a ayudar a la compañera del padre de mi primo, que estaba destrozada. Nos pusimos a piñón a quitar barro. No fue hasta que llegué a casa y me duché que pude asimilar lo que había vivido ", relata, explicando que es ya en ese momento, después de la jornada, cuando "te viene un bajón increíble, y todas las imágenes y testimonios de los afectados regresan a tu mente, y te quedas hecho polvo todo el día”.
Una cadena de solidaridad
Su labor principal está siendo sobre todo quitar barro y muebles, vaciando las casas, que es “donde más ayuda se necesita”, ya que en cuanto a las donaciones de ropa y comida, “está todo muy bien organizado por los voluntarios”. Como la mayoría de voluntarios, Daniel ayuda desde por la mañana hasta por la tarde, justo antes de que anochezca porque “muchas de las calles no tienen luz”.
Para el joven, es en estos momentos “cuando se conoce de verdad cómo son las personas” y se siente muy agradecido por la implicación que está mostrando la gente. A pesar de las dificultades, lo que más lo conmueve es el espíritu de comunidad que se vive en las calles: “En el camino siempre hay personas ofreciendo agua, comida, paella… Todo el mundo se ayuda. Es una cadena de solidaridad que te sostiene y te ayuda a seguir. Te sientes apoyado y arropado por la gente y todo el mundo te lo agradece".
Entre todos esos voluntarios, los jóvenes, como él, están jugando un papel importante. “Se ha demostrado que no somos la generación de cristal y eso se puede ver en las calles de cualquier pueblo de Valencia por el que haya pasado la riada”.
La importancia de informarse
La experiencia también lo ha hecho reflexionar sobre el rol de los medios de comunicación en estos desastres. "La información es esencial, pero también lo es evitar la desinformación. Cualquier bulo afecta a los que estamos aquí con las emociones a flor de piel. Por eso es fundamental que la gente se informe por medios serios y verificados".
Como estudiante de periodismo en la universidad Fernando Pessoa Canarias, Martí resalta la importancia de los medios tradicionales en estos tiempos, apelando a su papel para unir y no dividir a la gente en momentos de crisis.
Unirse y ayudar
Con poco tiempo para continuar la llamada y sin intención de retrasar sus labores de ayuda, Daniel se despide de Atlántico Hoy enviando un mensaje de unión y haciendo un llamamiento para toda aquella persona que quiera ayudar: “Ahora no es momento de divisiones ni de debates. Aquí no importa de dónde vienes, tu color, tu raza ni nada de eso. Lo que hace falta es ayuda para sacar barro, traer comida a la gente y apoyo mutuo”.