El pasado 28 de septiembre, un cayuco con migrantes procedentes de África occidental naufragó a tan solo seis kilómetros de la costa de El Hierro mientras era rescatado por el buque Guardamar Concepción Arenal de Salvamento Marítimo. Este trágico incidente, en el que 63 personas perdieron la vida, ha llevado al Juzgado de Instrucción de Valverde a abrir una investigación de oficio para esclarecer las circunstancias que rodearon el suceso, uno de los naufragios más graves registrados en las aguas de Canarias en los últimos años.
La Guardia Civil, actuando en calidad de Policía Judicial, ha confirmado que está colaborando en esta investigación bajo la supervisión de la juez de Valverde, quien ha solicitado todos los detalles sobre el rescate y el hundimiento del cayuco. De acuerdo con Salvamento Marítimo, la primera hipótesis apunta a que el vuelco se produjo cuando varios ocupantes se movieron hacia un costado del cayuco en medio del rescate, lo que desequilibró la embarcación. Las condiciones meteorológicas eran difíciles, con fuertes vientos de hasta 37 km/h, lo que agravó la maniobra de rescate en plena madrugada, alrededor de la 1:00 a.m.
Testimonios
Los testimonios de seis de los supervivientes del naufragio, a los que ha tenido acceso la Agencia Efe, aportan detalles sobre el momento en que el cayuco se partió en dos durante el rescate. Según el relato de dos de los rescatados, cuando el barco de Salvamento Marítimo abarloó el cayuco, uno de los cabos que sujetaba ambas embarcaciones se soltó o rompió. Esto hizo que el cayuco, impulsado por el viento y las olas, impactara contra el casco del Guardamar Concepción Arenal, partiendo la frágil estructura de madera en dos partes.
La consecuencia de este impacto fue devastadora: los ocupantes cayeron al agua en plena noche, muchos sin salvavidas y en condiciones de frío y agotamiento tras días en alta mar. Las autoridades informaron de que 63 personas, entre ellos varios menores, fallecieron en el accidente, mientras que solo nueve cuerpos pudieron ser recuperados. Estos cadáveres fueron enterrados en las primeras 48 horas en los municipios herreños de La Frontera y Valverde.
Trágico balance
La tragedia ha reavivado el debate sobre la peligrosidad de la ruta migratoria hacia Canarias, que en los últimos años ha experimentado un incremento en el número de embarcaciones con destino al archipiélago. Este naufragio se suma a una larga lista de accidentes mortales que reflejan las difíciles condiciones en las que estas personas intentan llegar a Europa, enfrentándose a días en mar abierto, condiciones adversas y, en muchos casos, embarcaciones inestables y sin el equipo necesario.
Según organizaciones humanitarias, muchos migrantes provienen de países como Mali, Senegal, Mauritania, Guinea y Gambia, y escapan de situaciones de pobreza extrema, inestabilidad política y conflictos. La precariedad de los cayucos, construidos generalmente con madera y sin apenas protección, junto a las duras condiciones del Atlántico, convierten esta ruta en una de las más letales.
Investigación crucial
La decisión de la juez de abrir una investigación de oficio es un paso importante para esclarecer las causas exactas del naufragio y para comprender si hubo errores en el proceso de rescate. Esta investigación no solo implica a la Guardia Civil en calidad de Policía Judicial, sino también a Salvamento Marítimo, que tendrá que proporcionar todos los detalles técnicos y operativos sobre el incidente.
El trágico suceso ha causado conmoción en El Hierro y en el resto de Canarias, donde la comunidad y las autoridades han mostrado su apoyo a las familias de las víctimas y a los supervivientes. La investigación pretende, además, prevenir futuros incidentes y mejorar los protocolos de actuación en rescates en condiciones extremas, especialmente en una zona que continúa siendo un punto crítico de llegada para los migrantes en su intento de alcanzar Europa.