Imagen de una cafetería en Gran Canaria con las medidas higiénico sanitarias que utilizan sus empleados | EFE
Dificultad de cumplir las normas de prevención
Nonato explica que han analizado la disminución de la incidencia de COVID en la isla de Tenerife durante el periodo navideño, "una situación excepcional y única en comparación con en el resto del territorio nacional, que sugiere una correspondencia significativa en la relación causa-efecto, es decir, entre las medidas tomadas y la reducción de casos". Este descenso de contagios lo relacionan con las campañas de inspección y prevención realizadas en la zona metropolitana de Tenerife y el resto de islas en colaboración con la Policía Local."Destinamos todos los medios que teníamos a realizar inspecciones para ver si se estaban cumpliendo las normas contra el covid: centros comerciales y de ocio, grandes superficies, supermercados, bares, restaurantes, gimnasios,... entre otros. Todo esto por iniciativa propia, voluntaria". "La Administración, como siempre, se olvida y te dicen: vete a comprobar, por ejemplo, si un gimnasio está ventilado, pero no disponemos ni de un triste medidor de CO2", añade.Aunque los inspectores de salud pública llegaron a realizar hasta 1.000 inspecciones en apenas un mes, con solo 43 inspectores para toda la isla de Tenerife, Nonato destaca el resultado de las mismas, en las que pudieron percibir que "muchas normas no se podían cumplir".Pone el ejemplo de un aforo del 50 % en un centro comercial, lo que puede suponer 8.000 personas, pero "tal cantidad no guarda la distancia en un centro de esas características". Así, concluyeron que este control de aforo era incompatible con el mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal. Fuimos informando a la Administración de que las normas no pueden ser tan teóricas"."Todas las semanas salía una orden o resolución nueva del Gobierno de Canarias. Cuando realizábamos las inspecciones, percibíamos que no es que los empresarios de los establecimientos no quieran cumplirlas, sino que no eran capaces siquiera de interpretarlas"Asimismo, asegura que todas las semanas salía una orden o resolución nueva del Gobierno de Canarias, con nuevas medidas. Así, cuando realizaban las correspondientes inspecciones, percibían que "no es que los empresarios de los establecimientos no quieran cumplirlas, sino que no eran capaces siquiera de interpretarlas, de saber cuál es la norma que se aplica en ese momento", expone.Por otro lado, también se observó que en la mayoría de los casos no se utilizaban los productos para la desinfección de manos y superficies autorizados, por lo que no se podía garantizar la eficacia en cuanto al control de dispersión del SARS COV-2.Este colectivo, con una experiencia de más de veinticinco años en la prevención y control de enfermedades transmisibles, informó de forma continuada de la situación real detectada en la calle y del cumplimiento o efectividad de las medidas de control.Por tanto, insiste en que resultó "imprescindible que la Administración recibiera información continua, veraz y contrastada, relativa a la dificultad del cumplimiento de las normas, que fueron en consecuencia adaptando a la realidad descrita y logrando consecuentemente doblegar la curva de contagios en la mayoría de las islas".Por otro lado, Nonato lamenta que los inspectores de Salud Pública "hace muchos meses que no sabemos nada del consejero de Sanidad. Ni nos recibe. Tampoco del director del Servicio Canario de Salud". Asimismo, critica que no haya habido mejoras en su servicio a pesar de que llevan "mucho tiempo haciendo reclamaciones".
Inspector en un laboratorio | EFE