El Hospital La Candelaria pone en marcha un protocolo para los pacientes con esclerosis múltiple

El objetivo es optimizar los tiempos en los que se realizan las pruebas de control de los pacientes

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Paciente con esclerosis múltiple / EFE
Paciente con esclerosis múltiple / EFE

El Hospital Universitario Nuestra Señora de La Candelaria, en Tenerife, ha elaborado un protocolo para el seguimiento de los pacientes diagnosticados de esclerosis múltiple que por su patología requieren de control mediante resonancia magnética cerebral.

El objetivo del nuevo protocolo es optimizar los tiempos en los que se realizan las pruebas de control de los pacientes con esclerosis múltiple, lo que está permitiendo duplicar la capacidad mensual, ha informado este lunes el centro hospitalario en un comunicado. De esta forma, los profesionales pueden atender 20 pacientes en cada una de las 2 jornadas asignadas mensualmente, el doble de los que se citaban anteriormente.

Esto ha sido posible gracias a la optimización de los tiempos de adquisición de las imágenes, al emplearse solo las secuencias específicas que se requieren para el control de la patología, de forma que la resonancia dura únicamente 10 minutos. También se han simplificado los tiempos de preparación para la realización de la prueba.

Pruebas de control

Actualmente la Unidad de Esclerosis Múltiple atiende a 800 pacientes que deben hacerse pruebas de control a lo largo del año para conocer si existen lesiones nuevas en el cerebro, además de analizar si ha habido remisión de las ya existentes, y el grado de atrofia cerebral.

El protocolo implementado se desarrolla en dos fases: una previa a que el usuario acuda a realizarse la prueba y otra durante el proceso. Según el hospital, la primera se consigue con una buena formación de los pacientes, que entienden el procedimiento que se va a efectuar, llevan vestimenta adecuada y acuden con el consentimiento firmado.

Por su parte, el profesional sanitario ya conoce las características propias de cada paciente que va a realizarse la prueba, como su peso o la dosis de contraste que se le va a administrar. La segunda fase la lleva a cabo el personal de la unidad de resonancia magnética, con cambios como el empleo sólo de los parámetros de la prueba que pueden ofrecer datos acerca de la progresión de la patología, lo que permite acortar los tiempos de permanencia en el equipo de resonancia magnética, pasando de los 40 minutos de promedio a 10.

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