Honores para Antonio Castro: de hacer hombreras en Madrid a traer colchones de gomaespuma a Canarias

El empresario recibe un homenaje a sus 93 años por su espíritu emprendedor como fundador de la compañía Incapol

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Cuando Antonio Castro tenía 40 años una brillante idea pasó por su cabeza. Los inicios del empresario que fundó Incapol —una de las empresas de colchones más relevantes en Canarias a finales de los años 60 en adelante— se encuentran en Madrid, donde junto a un socio trabajó en los almacenes Celso García. Allí, en la famosa tienda de confección, se encargaba de ponerle hombreras en los trajes. Un día decidió desvincularse de la empresa y venderla para cruzar el charco hacia las Islas, trayendo con él la fórmula del éxito.  

La historia de Antonio, que ya tiene 93 años, es un ejemplo de emprendimiento y la falta de miedo para lanzarse a las nuevas oportunidades. Un resumen de talento y apuesta por un nicho de mercado que Canarias no había explotado y que Castro copió del modelo alemán en 1965: los colchones de espuma de poliuretano.

 Ahora, trabajadores y familiares han querido reconocerle en vida su trayectoria, su espíritu innovador en un acto que lo pilló por sorpresa. "Es un homenaje a él como fundador de la empresa y como pionero en la fabricación de espuma de poliuretano, porque no había ningún otro fabricante en Canarias cuando él empezó", explica su hijo Iván Castro, director general de Incapol. 

Homenaje a Antonio Castro / CEDIDA
Homenaje a Antonio Castro. / CEDIDA

De hombreras a colchones 

Tras el primer éxito a su llegada a Gran Canaria, Antonio Castro instaló una segunda fábrica en Taco, Tenerife. En los años 80 Incapol tuvo también un papel importante en la fabricación de muebles en Canarias, principalmente sofás tresillos, y sillones, llegando a tener cerca de 80 empleados. En esta década se modernizó la planta de transformación de espuma adquiriendo máquinas de corte automáticas verticales y de carrousel, y la incorporación de un puente grúa de 30 metros que permitió realizar espumaciones más largas.

Con la crisis de los años 90 el departamento de fabricación de muebles prácticamente desaparece, y a finales de los 90 y principios de los 2000 se toma la difícil decisión de cerrar la planta de Tenerife y centralizar toda la fabricación en la fábrica de Jinámar.

"Se pasaron años muy complicados con la crisis de los 90. El aumento de la cantidad de fabricantes de espuma, luego todo se vio más masificado y con mucha más competencia. Fue difícil la contrucción de la nave, porque hacía falta mucha maquinaria, una inversión muy grande porque se necesitan muchísimas máquinas. Pero la entrada al sector fue fácil porque no había competencia", explica Iván Castro. 

Iván Castro, actual director general de Incapol / INCAPOL
Iván Castro, actual director general de Incapol / INCAPOL

Superando adversidades

Desde que llegó a Canarias Incapol ha pasado momentos duros; el primero la crisis; luego la llegada de otros fabricantes de gomaespuma y como remate final sufrieron hasta dos incendios en las naves. "Mi padre en vez de tirar la toalla ha querido volver a empezar una y otra vez", reseña el hijo de Antonio Castro. 

Uno de los incendios se produjo en 2010, cuando los trabajadores se quedaron sin empleo hasta que los propietarios de la fábrica se hicieron cargo de la reconstrucción de las tres naves de Cruz de la Gallina, que quedaron completamente calcinadas. Debido a los daños que causó el incendio no pudieron reanudar el proceso de fabricación de colchones y somieres durante un periodo de tiempo pero ese revés en la historia de la empresa no les frenó y a día de hoy siguen aportando su experiencia para el descanso de los canarios y canarias. 

Almacenes de Incapol en Telde / INCAPOL
Almacenes de Incapol en Telde / INCAPOL

Un revulsivo económico 

Los primeros hoteles de Canarias también tienen mucho que agradecer a Incapol, quién llenó de colchones los alojamientos turísticos en la década de los 70. "Se han creado muchos puestos de trabajo directos e indirectos. Con nosotros se ha jubilado un montón de gente. Siempre hemos sido parte de la economía canaria", recuerda el director general de la empresa. 

La producción de la empresa de colchones se nutrió del sector turístico de Canarias, tal y como cuenta Iván Castro. "Antiguamente teníamos más cuota de mercado. Mi padre me contaba que mandaba a 10 empleados a quedarse en apartamentos para montar un hotel completo. Sobre todo con el boom del turismo y a finales de los 60 y principios de los 70. En los últimos 20 años hemos vuelto con fuerza a volcarnos en el sector hotelero y tenemos una parte muy importante de nuestra facturación de los hoteles".

Antonio Castro ha recibido un merecido homenaje a sus 93 años, tras 58 de éxito empresarial, con el que su familia y empleados han reconocido el ingenio y emprendimiento del hombre que fabricó por primera vez los colchones de gomaespuma en el Archipiélago. "Mi padre no sabe relajar la cabeza para no pensar. Es una persona muy emprendedora y muy innovadora. Siempre está dándole a la maquinilla para buscar negocio o para buscar ideas. Es una persona muy ingeniosa e increíble", confiesa su hijo. 

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