Canarias fue en 2022 la segunda comunidad autónioma donde más borracheras hubo -por detrás de Navarra-, según datos publicados por el último estudio EDADES para el periodo 2018 a 2022. La encuesta arroja unos resultados sobre la diferencia en consumo de alcohol entre hombres y mujeres, así como por tramos de edad, bastante diferenciados.
Es entre la población masculina de 15 a 34 años dónde hay una mayor presencia de borracheras producidas en 2022. En concreto, en Canarias el 41,4% de los varones de esta franja de edad se emborracharon en alguna ocasión a lo largo del último año, proporción que es superior en 10,4 puntos a la que se obtiene entre las mujeres del mismo tramo etario.
Crece el consumo de alcohol en Canarias
En lo que respecta a los mayores de 34 años, desciende el alcance de las borracheras en ambos sexos, aunque las diferencias en las prevalencias entre hombres y mujeres aumentan -hombres 26,3% y mujeres 14,3%; 12 puntos porcentuales de diferencia-.
Por otro lado, el consumo de alcohol -no necesariamente acabando en borrachera- a lo largo de 2022 ha sido significativamente superior que en el anterior estudio EDADES: 12,8 puntos porcentuales por encima de 2018. En todos los casos, el patrón de diferenciación por sexo y edad prevalece.
¿Por qué los hombres beben más?
Las cifras muestran que los hombres, especialmente los jóvenes, beben más que las mujeres. La pregunta es obvia: ¿Por qué? Juan José Pérez Estévez, director de la Fundación Canaria Yrichen para la prevención de las drogodependencias y tratamiento de adicciones, explica a Atlántico Hoy que no es una cuestión biológica, sencillamente los hombres han podido beber más que las mujeres histórica y sociológicamente.
Pérez Estévez señala que el consumo de bebidas alcohólicas, como ocurría antes con el tabaco, está mucho más normalizado en el sexo masculino. "A las mujeres les cuesta más pedir ayuda porque, debido a su papel de 'cuidadoras' en la sociedad, que una mujer beba está mucho más estigmatizado", explica, añadiendo que, de su experiencia en prevención de drogodependencias, la mayoría de las mujeres que acudían a tratarse lo hacían por consumo de pastillas ansiolíticas.
Por otra parte, para dar una explicación de por qué las cifras son también más bajas en el caso de borracheras puntuales, el director de la fundación detalla a Atlántico Hoy que las mujeres, sociológicamente, han desarrollado "mecanismos preventivos" ante el miedo a una agresión sexual, lo que explica por qué muchas de ellas se cohíben a la hora de beber.
Razones del crecimiento del número de bebedores
En cualquier caso, la cifra de personas que admite haber bebido alguna vez en su vida ha ido creciendo a lo largo de los últimos años para ambos sexos y tramos etarios. Pérez Estévez indica que en el entorno de las asociaciones de tratamiento de drogodependencias han identificado un paulatino descenso de la inversión por parte de las administraciones en materia de prevención.
En los años 80 y 90, en pleno apogeo de la heroína, indica, las campañas activas eran mucho más crudas que ahora. Además, los centros de ayuda como su fundación han profesionalizado la atención pero trasladado el problema.
Por otro lado, el director de Yrichen considera que los avances tecnológicos han favorecido el consumo, al poner las bebidas alcohólicas y otras sustancias como el cannabis mucho más al alcance de los consumidores. Todo sumado a que el periodo de confinamiento en 2020 creó el caldo de cultivo en muchos consumidores de bebidas alcohólicas para comenzar a abusar de ellas.
Los riesgos del alcoholismo
Juan José Pérez Estévez explica a Atlántico Hoy que su fundación realizó un proyecto piloto con personas rehabilitadas de distintas adicciones para comparar las secuelas en sus organismos. Su equipo se sorprendió al comprobar que el alcohol era el causante de la mayoría de daños cerebrales entre los pacientes observados.
Pero el alcohol no solo genera daño neurológico o hepático. Pérez Estévez destaca el daño emocional para el adicto y su entorno, reforzado por lo extremadamente difícil que es dejar el alcohol. "Presenta una abstinencia más dura y es muy complicado rehabilitarse porque el acceso a bebidas alcohólicas es muy fácil y no está mal visto", comenta.
El director de Yrichen define el alcoholismo como "una espiral de la que es muy difícil salir" y que puede conducir al desarrollo del policonsumo, es decir, que actúa como droga lanzadera a otras sustancias.
Por otra parte, Manuel Isorna, profesor en el área de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico del departamento de Análisis e Intervención Psicosocioeducativa de la Universidad de Vigo, señala otros riesgos derivados del consumo de alcohol. El profesor indica que se observa un mayor porcentaje en las prácticas de riesgo en aquellos adolescentes que realizan consumo de bebidas alcohólicas por atracón: "Viajar con un conductor bajo los efectos del alcohol, accidentes o lesiones, peor rendimiento académico, peleas, ser víctima de atracos o robos, acudir a urgencias o ser hospitalizado, problemas con la policía, problemas serios con los padres, sexo del que se arrepienten y sexo sin protección".
El profesor explica a Atlántico Hoy que un estudio realizado en 2006 con adolescentes que acumulaban al menos 100 sesiones de consumo por atracón obtuvo como resultado que estos habían rendido peor en test de aprendizaje, memoria y funcionamiento visuoespacial. "En esta misma línea, y más recientemente, se ha visto que aquellos adolescentes que se emborrachan haciendo uso del alcohol en forma de atracón, obtuvieron diferentes resultados que los compañeros no consumidores en varias medidas cognitivas y neuronales como déficit de atención, memoria, función visuoespacial y funciones ejecutivas", añade Isorna.
Estas alteraciones se acompañan de lesiones a nivel de sustancia gris y blanca del cerebro, así como de diferencias en los patrones de activación cerebral durante el desempeño de una variedad de tareas cognitivas, explica el profesor. Pero estas consecuencias, en la mayor parte de los casos son permanentes e irreversibles, mostrándose en la vida adulta consecuencias conductuales a largo plazo por el deterioro del hipocampo, neocórtex y cerebelo como consecuencia de inflamaciones en el cerebro producidas por esos atracones.