El pasado sábado 29 de septiembre, la isla de El Hierro fue escenario de una de las mayores tragedias migratorias en su historia reciente. Un cayuco con 90 personas a bordo naufragó cerca de sus costas, dejando solo 28 sobrevivientes. Las autoridades lograron recuperar nueve cuerpos, mientras que 53 personas permanecen desaparecidas. Este suceso ha conmocionado a la población local y pone de relieve una crisis migratoria que continúa agravándose.
En una declaración institucional, el Cabildo de El Hierro expresó su profundo pesar por esta tragedia, catalogándola como la mayor registrada en Canarias de la que se tiene constancia. El comunicado no solo refleja el dolor y la "absoluta impotencia" ante la pérdida de vidas, sino que también pone en contexto el creciente número de llegadas de migrantes a las costas de esta pequeña isla, que pese a ser la menos poblada del archipiélago, ha recibido el mayor número de embarcaciones en los últimos años.
En 2023, 152 embarcaciones llegaron a El Hierro, con un total de 14.417 migrantes rescatados. En lo que va de 2024, la cifra ha ascendido a 191 embarcaciones y 15.025 personas, lo que refleja una tendencia en aumento, especialmente preocupante por la creciente presencia de mujeres y menores no acompañados. El Cabildo destaca que las capacidades de la isla para hacer frente a esta situación son limitadas, tanto en términos de infraestructura como de recursos humanos.
La ruta migratoria y sus desafíos
El Cabildo subraya que El Hierro, debido a su cercanía con Senegal, ha quedado consolidada como un punto crucial en la llamada "ruta herreña" de migrantes. Esta ruta se ha convertido en una de las más mortíferas, con embarcaciones sobrecargadas que muchas veces no llegan a contabilizarse.
Los medios de salvamento y acogida disponibles en la isla son claramente insuficientes, lo que ha llevado al colapso de los sistemas de asistencia sanitaria y humanitaria. A pesar del esfuerzo de organizaciones como la Cruz Roja, la Guardia Civil y Salvamento Marítimo, el volumen de llegadas ha desbordado la capacidad de respuesta.
Llamada urgente a las autoridades
La declaración hace un llamado urgente a los gobiernos de España, Canarias y a la Unión Europea para que tomen medidas inmediatas. Se solicita el refuerzo de medios materiales y humanos, incluyendo la posibilidad de contar con la Agencia Frontex, y la construcción de infraestructuras de acogida adecuadas, especialmente para los menores no acompañados. Además, se insiste en la necesidad de que las derivaciones a otras islas con mayor capacidad se realicen con celeridad.
El Cabildo herreño también subraya la urgencia de revisar la Ley de Extranjería para garantizar una corresponsabilidad equilibrada en la atención a menores, y reclama que la UE tome un papel más activo en la gestión de esta crisis que supera las fronteras regionales y nacionales.
Solidaridad y agotamiento
El pueblo herreño, históricamente solidario y empático debido a su propio pasado migratorio, se enfrenta ahora a una situación que pone en jaque su capacidad de respuesta. Las instituciones locales, junto con los voluntarios, han trabajado incansablemente, pero el agotamiento empieza a hacerse evidente. "No estamos preparados, ni por superficie, ni por población, ni por medios humanos y materiales, para gestionar este goteo incesante", expresa el Cabildo, dejando claro que la situación ha superado los límites de la resiliencia de la isla.
Finalmente, la declaración concluye con un reconocimiento al trabajo de todos los equipos de rescate y atención humanitaria, pero con un firme reclamo de mayor apoyo y refuerzo por parte de las autoridades superiores para evitar que tragedias como esta vuelvan a repetirse.