Médicos de atención primaria que reciben el doble de pacientes de los que tienen asignados. Urgencias hospitalarias desbordadas. Esperas de meses para consultas especializadas o intervenciones quirúrgicas. La sanidad canaria atraviesa una situación complicada, no muy diferente a la de otras comunidades, culpa de los problemas de gestión, pero también de dimensión de un modelo diseñado en otra época.
Uno de los pilares de ese modelo son los recursos que lo alimentan. Y ahí Canarias, al menos en el gasto, se ha ido quedando atrás. Hace 15 años, su gasto por habitante superaba con holgura al gasto promedio de todas las comunidades, pero ahora está un poco por debajo. Para 2022, según los datos recopilados por Ministerio de Sanidad, el gasto medio ha sido de 1.559 euros, por los 1.540 de Canarias.
El golpe de la anterior crisis
La diferencia es mínima, pero la tendencia negativa. En 2007, el gasto sanitario por habitante en Canarias fue de 1.296 euros, un 10% por encima de la media. Aquel año solo hubo cuatro comunidades con mayor gasto: Extremadura, Navarra, País Vasco y La Rioja, todas entre los 1.300 y los 1.400 euros. Este año, en cambio, Canarias ha sido la decimotercera región en gasto sanitario.
En la anterior crisis económica, la sanidad canaria sufrió un golpe del que tardó mucho en recuperarse. Fue la comuindad que más recortó el gasto sanitario: el presupuesto de 2011 fue un 11% más bajo que el de 2010. Ese año, cinco comunidades recortaron el gasto. Y en 2011 lo hicieron 14. Pero ninguna tanto como Canarias.
El presupuesto sanitario canario en 2011 fue un 13% más bajo que en 2009, cuando rozó los 3.000 millones de euros. Ese nivel no se recuperó hasta 2018. Y desde entonces ha crecido hasta colocarse en niveles nunca antles alcanzados.