Cerca de 2.500 animales de más de 100 especies exóticas, entre las que se encuentran cocodrilos, primates, tortugas e incluso emúes, conviven en las instalaciones de la Fundación Neotrópico, único centro de conservación y rescate de especies exóticas que existe en Canarias.
La gran mayoría de los animales, provenientes de todos los continentes del mundo, llegan a la Fundación incautados por tráfico ilegal, normalmente traídos en maletas en edades tempranas, por ser especies exóticas invasoras o por ser potencialmente peligrosas, aunque también existe una pequeña cuota de capturas por fuga o abandono en el medio natural, y otros que sus dueños reniegan y depositan allí.
En una visita guiada, el presidente de la Fundación Neotrópico, Jaime de Urioste, narra a EFE la historia de animales exóticos que han entrado de manera ilícita en las islas y que incluso han sido maltratados, como es el caso de Roli, una mono capuchino requisada en un prostíbulo y a la que tenían encadenada a las plantas de un jacuzzi para crear "un ambiente tropical".
De Urioste explica que en Neotrópico, constituida en el 2000, trabajan con el objetivo de proteger la biodiversidad autóctona y mundial a través de cuatro vías de actuación: el rescate y la rehabilitación de fauna exótica; la formación tanto al alumnado que cursa su programa de empleo en zootecnia como a las fuerzas de seguridad del Estado; la educación ambiental, y la investigación y transferencia.
Sacrificio cero
Los ingresos en el centro son diarios, que unido a la política de "sacrificio cero" elevan a 2.500 las especies "en depósito permanente" en las instalaciones, no obstante, desde la fundación también se trata de devolver a estos animales a su hábitat en la medida de lo posible o su reubicación en otros centros, siempre a través del Ministerio de Transición Ecológica.
El presidente de la Fundación Neotrópico detalla que en 2023 llegaron 1.500 animales y que en los tres primeros meses de 2024 ya han llegado más especies que en el mismo período del año anterior, "unas cifras que siguen aumento" y que dificultan la labor alojativa de unas instalaciones que preparan una ampliación para llegar a los 16.000 metros cuadrados con el objetivo de disponer capacidad de carga suficiente.
Tras la incautación de especies exóticas por parte de las autoridades, el 1-1-2 activa los servicios de la fundación, quienes se desplazan "sin saber si nos vamos a encontrar un agaporni o un emú de 60 kilogramos". Entonces proceden a su retirada y gestión, sea en Tenerife, en otras islas o territorio peninsular, llegando incluso a dar asesoramiento a nivel internacional a aduanas de Países Bajos, Alemania o Bélgica, entre otros países europeos.
Jaime de Urioste asegura que por las instalaciones de la fundación han pasado todo tipo de animales, desde pumas, perezosos o pitones de cuatro metros hasta cocodrilos o más de ocho especies de primates: "Cuando piensas que lo has visto todo todavía te siguen sorprendiendo", añade.
No son mascotas
“Las personas no se dan cuenta de que estos animales no son mascotas y tienen sus comportamientos salvajes e hiperagresivos por la frustración de estar en ambientes subestimulantes y sin su contacto social normal”, denuncia.
Otro de los focos de actuación de la Fundación se centra en el mantenimiento de los ecosistemas canarios, puesto que la biodiversidad canaria, que es "muy exclusiva pero también muy delicada", se ve violentada por la introducción de especies exóticas invasoras que les producen competencia, riesgo sanitario, depredación y alteraciones del hábitat.
Además, de Urioste señala que en algunos casos puede haber hibridaciones de especies locales y exóticas que provocan "una contaminación genética y la desaparición de las especies canarias”, por eso indica que es producente que "las subvenciones sigan apoyando esta actividad y servir de barrera a la llegada de especies exóticas invasoras al medio natural”.
Incide en que la nueva ley de bienestar animal desarrolla un listado positivo, que esgrime que todo animal presente esté puede ser considerado mascota, lo que "debería producir un acotamiento de esas especies y que haya menos disponibles".
Sin embargo, teme que pueda generarse un abandono masivo en las especies no protegidas. "No sabemos muy bien cómo va a darse la situación, pero por ahora solo aumenta el número de llegadas", alerta.
4.000 metros cuadrados y unidad de cuarentena
La Fundación Neotrópico cuenta con unas instalaciones de 4.000 metros cuadrados que albergan recintos adaptados para las condiciones que requieren las diversas especies, dos edificios destinados a oficinas y terrarios con condiciones de humedad superiores, una clínica equipada para curas y cirugías e incluso una unidad de cuarentena de nivel 3 de bioseguridad, única en Canarias certificada con este nivel para el control en animales.
Esta unidad de cuarentena permite contener enfermedades infecciosas mortales con tratamientos y aloja "durante un arco de 30 a 60 días" a los animales de manera preventiva ante la posibilidad de que lleguen con enfermedades como el ébola o la malaria.
En su trabajo científico, explica de Urioste, también se busca el enriquecimiento ambiental con la mezcla de especies compatibles en el mismo hábitat "para que el día a día sea más estimulante" y, por ejemplo, primates y tortugas se retroalimenten y cumplan sus funciones vitales y sociales.
El trabajo de la Fundación Neotrópico se sostiene con fondos del Ministerio de Transición Ecológica y del resto de administraciones públicas canarias, además de las donaciones y la financiación relativa a los trabajos formativos a las fuerzas de seguridad canarias o con la Consejería de Educación en su ámbito de educación ambiental.
En vistas al futuro, de Urioste anuncia que el Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife les ha cedido unos terrenos de 12.000 metros cuadrados que esperan tener disponibles lo antes posible para paliar "el aumento de llegadas" y mantener en las mejores condiciones a zorros, aves, reptiles o murciélagos que residen en sus instalaciones.