La Fiscalía de Santa Cruz de Tenerife solicita a un acusado de favorecer la inmigración ilegal y clandestina una pena de seis años de cárcel al considerarlo responsable de propiciar la entrada en España de 50 personas.
Todos los viajeros carecían de documentación y medios de vida acreditados y por ello el procesado se encuentra en situación de prisión provisional desde que llegó a Tenerife tras ser identificado por cuatro viajeros.
Al acusado, de nacionalidad senegalesa, se le atribuye haber trasladado de forma ilegal a España a medio centenar de personas de origen subsahariano, de los que 37 eran hombres, una mujer y 12 menores.
Detalles del traslado
La Fiscalía lo considera el patrón de esta pequeña embarcación que se suele utilizar en la costa de bajura, que partió de Senegal hacia Canarias y tras unos seis días de navegación y sin motor tuvo que ser rescatado por una patrullera y remolcado hasta el puerto de Los Cristianos.
Una vez allí fueron atendidos por la Cruz Roja y se les tomó declaración con el fin de que identificaran a quien ejerció como patrón.
Acusaciones de la Fiscalía
La Fiscalía lo acusa de ser responsable de haber organizado la travesía en connivencia con otras personas no identificadas que residían en su país, que cobraron a los migrantes entre 1.500 y 500 euros de media.
En concreto, le atribuyen haber desempeñado las funciones de dirección, ejercer de capitán, ubicar a los pasajeros, impartir órdenes, distribuir comida y advertirles de las consecuencias de declarar en contra suya una vez que llegaran a Canarias.
Características de la embarcación
La embarcación era de tipo cayuco, de madera enfibrada, de color blanco con 20 metros de eslora aproximadamente, cuya propulsión dependía en principio de dos motores, uno de ellos auxiliar.
Este cayuco es considerado inidóneo por sus propias características para el trayecto oceánico desde las costas africanas a las Islas Canarias.
De hecho, carecía de cualquier tipo de medida de seguridad relativa al almacenaje del combustible, chalecos salvavidas, medios de comunicación náutica, luces de posición y deflector de radar, contando con escaso espacio para 50 personas.
Todos ellos iban dispuestos en cuatro baldas transversales, con riesgo de naufragio por volcado en caso de movimiento interior, así como de colisión y abordaje por carecer de iluminación en un trayecto de elevado tráfico marítimo de buques.
“No obstante lo anterior el acusado, conociendo estas circunstancias, se puso a los mandos del timón de dicha embarcación con el consiguiente riesgo para la vida, salud e integridad física de los ocupantes, quienes carecieron de la comida y bebida necesarias para sobrevivir a la misma”.