Loading...

Sociedad

Los familiares de los usuarios del centro de Las Longueras: "Vamos a llegar hasta el final"

Los familiares de los usuarios de Las Longueras se han reunido con el diputado del común, Rafael Yanes, para trasladar las quejas sobre supuestos malos tratos en el centro

3 minutos

Reunión de las familias con Rafael Yanes, diputado del común de Canarias / AH

"La gota que colmó el vaso". Así califican los familiares de los usuarios del centro sociosanitario de San José de las Longueras, en Telde, la última noticia que recibieron de Grupo 5 —la empresa elegida por el Cabildo de Gran Canaria para la gestión del centro— con respecto al cuidado de sus hijos e hijas donde se les avisaba de que dejarían de suministrar agua embotellada para darles agua del grifo. 

El agua es solo la punta del iceberg de un problema enquistado y que viene de lejos, es por eso que el diputado del común de Canarias, Rafael Yanes, se ha citado con los familiares para tomar cartas en el asunto. "Cuando un servicio público sensible como es un centro de discapacidad está gestionado por una empresa privada siempre preguntamos por el servicio de inspección, porque es la única herramienta eficaz que tiene la administración pública para garantizar una adecuada prestación de servicios y para garantizar los derechos de los usuarios", aseveró. 

Supuestos malos tratos 

"Yo no voy a hablar de malos tratos, yo voy a hablar de hechos", dijo Nerea Hernández antes de enumerar los golpes y marcas con los que su hija de 35 años con un 99% de discapacidad y otros usuarios han aparecido de manera repentina en sus casas.

Golpes en la cabeza, moratones, limaduras en las rodillas, heridas que han requerido puntos, sangre en la boca, rotura de ligamentos y de meniscos. Estos son algunos de los sustos que se han llevado los familiares al recoger a sus hijos e hijas del centro sociosanitario de Las Longueras y en algunas ocasiones, tal y como relatan ellas mismas, sin explicaciones por parte del centro. 

En la primera imagen una quemadura en la rodilla y en la segunda un moratón en la zona del codo de una usuaria del centro sociosanitario de Las Longueras / MONTAJE AH

Desesperación 

"Tengo que mandar a mi hija al centro todos los días, porque vivimos solas y tengo que trabajar para mantenerla. No puedo pagar una persona que la cuide todos los días", explica con el corazón en un puño Nerea, una madre coraje. 

No es la única, la situación de desesperación que viven los familiares les llevan al límite. "Hemos llegado a plantearnos solicitar que instalen cámaras para ver qué es lo que pasa dentro", añade una de ellas arrastrada por la impotencia de no conocer qué es lo que pasa en el centro cuando madre e hijos se separan unas horas. 

La empresa

Para situar al lector es primordial que entienda el funcionamiento del centro. Es un servicio público gestionado por Grupo 5, una empresa que está presente a nivel nacional. En Gran Canaria gestionan el centro de Las Longueras en Telde, el del Tablero en San bartolomé de Tirajana, el Reina Sofía en Las Palmas de Gran Canaria, y el Obispo Padre Cueto en Guía. 

Hace un año la empresa asumió la responsabilidad de este centro que está en el foco mediático por su supuesta mala gestión, aunque las familias aseguran que los hechos se remontan años atrás y no han cesado —incluso estando Grupo 5 al cargo del centro—. 

Imágenes de dos usuarias con diferentes heridas tras pasar por el centro sociosanitario de Las Longueras / MONTAJE AH

Malas condiciones 

Los usuarios del centro no solo han tenido que lidiar con golpes físicos, también han llegado a sus hogares con una clara falta de higiene personal y ante la lluvia de pruebas que aportan los familiares, la Fiscalía de Las Palmas ya está investigando los supuestos malos tratos que reflejan las duras imágenes que han cedido los familiares a Atlántico Hoy. 

No es fácil poder lidiar con las barreras que la sociedad le impone a las personas con discapacidad cada día, poder conciliar los horarios de madres y padres trabajadores con una persona que necesita cuidados y atención extra. Tampoco el día a día lo pone fácil. El mundo no está adaptado al 100% a la diversidad funcional y a los distintos tipos de entender y ver la vida, por eso los servicios públicos de atención y cuidado a personas con discapacidad deben estar blindados, ser seguros, estables y como asegura Amparo Tarín, "los usuarios no son muebles, son personas que deben de seguir aprendiendo, que se les debe de cuidar y respetar".