Tantas expresiones tiene el habla de nuestras islas que a los canarios se nos puede reconocer incluso por mensaje escrito, sin ni siquiera escuchar el acento. Vocablos exclusivos del archipiélago, e incluso solo de algunas islas, componen un patrimonio linguístico único, una forma propia de entender la lengua castellana.
Así como el vocabulario propio de las zonas rurales o de oficios tradicionales a menudo se populariza y acaba siendo de uso generalizado, lo mismo ocurre con expresiones de otros ámbitos populares. En este sentido los juegos de cartas aportan al hablante recursos expresivos que trascienden la mesa de juego, entre ellos lanzar un órdago, apostar fuerte o romper la baraja.
¡Arráyate un millo!
En estos juegos suelen llevarse las puntuaciones mediante fichas, amarracos o, más tradicionalmente, pequeñas legumbres, judías, garbanzos o incluso millos. El jugador que gana una mano puntúa y, para ir sumando, se arraya uno de esos amarracos. Así lo define el Diccionario Básico de Canarismos cuando aclara que uno de los significados de arrayar es 'anotar los tantos ganados en el juego de la baraja'.
El resto de la expresión procede de un portuguesismo muy usado en Canarias como es el vocablo millo, que indudablemente procedente de la palabra milho, es decir, maíz en portugués. Así, con el verbo arrayar y el sustantivo se compone la célebre expresión: ¡Arráyate un millo!
Significado sacárstico
Pero esta expresión que debería ser equivalente a "apúntate un tanto" ha ido adquiriendo un signficado irónico por medio del uso de los hablantes canarios. Tanto es así que actualmente podríamos traducirla como una muestra de desdén, desaprobación, indiferencia o, simplemente un ¡vete por ahí!.
A la hora de mandar a paseo el habla canaria ofrece distintas variantes originales, más o menos equivalentes a arráyate un millo. Dependiendo de la isla y del hablante pueden decirte jíncate un tuno o vete a pulpiar a la marea, expresiones todas ellas con impregnadas del sabor canario que da el millo, el pulpo o incluso el tuno.