El mosquito verde está dejando efectos nocivos en los viñedos de Tenerife y otras Islas. Su presencia ha sido alertada por el Consejo Regulador de Abona, quienes aseguran que se trata de una situación que ocurre desde hace años motivada especialmente por el cambio climático.
El Consejo ha insistido en la necesidad de que los viticultores observen el marchitamiento de las hojas, ya que puede ser confundido con la desecación por la falta de agua que ha habido durante el año.
De hecho, el pasado 7 de octubre se celebró una reunión donde transmitieron a los viticultores y técnicos de cooperativas la importancia de no hacer una interpretación errónea y de usar productos respetuosos. Tras la reunión, los viticultores de la Denominación de Origen de Abona decidieron constituir un grupo de trabajo para compartir experiencias.
No es una plaga nueva
La alarma viene de la presencia de esta plaga en cotas superiores a 1.300 msnm, aunque no es nueva. Además de los viñedos del sur, está siendo preocupante y devastadora en Tenerife así como en otras Islas.
La gravedad de la presencia del mosquito ha sido latente en los últimos cuatro o cinco años porque se está dejando ver a mayor altura, aunque su presencia se remonta a años atrás debido al cambio climático. “Todos los insectos, ya sea plaga o no, vienen introducidos por la temperatura. Lo que estamos viendo es una consecuencia del calentamiento”, explica a Atlántico Hoy el técnico Ayoze Estévez.
En este sentido, Estévez puntualiza que los factores que influyen son varios. Por ejemplo hay más incidencia cuando en una finca se pone más abono del que se debe. “Donde ocurre con más fuerza es en las zonas por debajo de 100 metros, porque siempre hace calor y se multiplica incluso en invierno, ya que hay el tiempo es casi tropical”, asegura.
Consejos a los viticultores
En cuanto a las recomendaciones, para empezar, aconsejan no excederse en el uso de abonos porque provoca unos brotes más tiernos. “La pared celular de los tejidos son mas finas, y eso le gusta a las plagas”, añade Estévez.
De igual forma señala la importancia de que los viticultores estén atentos a las épocas fundamentales –entre finales de marzo y abril– sobre todo en medianías, que es donde están la mayoría de viñedos. “Cuando la viña no tiene hojas, el insecto no está en la planta. Entonces después de podar, ya hacia marzo y abril, es cuando hay que controlar la planta. Si no se hace así, el bicho ataca de manera silenciosa", advierte.
¿Cómo sabemos que está afectada una viña?
La afección es evidente cuando el nivel de daño es serio o grave. "Aunque se suele confundir con la sequedad, tiende a una decoloración entre los nervios y los bordes de la hoja. Siempre será un color marrón acompañado de la decoloración de la hoja, e incluso llega a arrugarse un poco en el caso de los brotes jóvenes. De hecho, desde que rozas la planta el insecto adulto vuela".
Actualmente ha causado, de forma general, muchos problemas en la viña. "No sabemos exactamente cuál es el nivel de afección porque no se ha hecho un seguimiento desde el principio y son muchas fincas. Pero más que pérdidas, lo que sucede es que se retrasa mucho la maduración de la uva. Y si no tratas la planta después de la vendimia, está almacena nutrientes, el insecto ataca y llega a un punto en el que la viña tira la hoja", insiste Ayoze Estévez.