El municipio tinerfeño de La Laguna ha acogido durante esta semana la celebración del festival Etnomundo, un espacio de encuentro y aprendizaje entorno al folclore, tanto canario como extranjero, con una programación que incluye diversas presentaciones musicales pero también talleres para que los asistentes aprendan a construir sus propios instrumentos.
El evento ha celebrado su cuarta edición entre los días 10 y 15 de junio con una programación gratuita en el antiguo convento de Santo Domingo, en la que se incluyen las actuaciones de agrupaciones como Ínsula y Pieles, ambas locales, así como del dúo Milo ke Mandarini, dedicada a la investigación de las músicas de raíz mediterráneas.
A las que se suman, según ha explicado a EFE su director Jonatán Rodríguez, una serie de talleres realizados por artesanos y artistas con el objetivo de ayudar al público a “entender su cultura y de dónde vienen sus formas de expresión”.
Talleres
En este sentido, durante estos días han tenido lugar varios talleres como los de construcción de castañetas y tambor de Tenerife, de la mano de Guillermo Molina y Alexander Chinea respectivamente, así como otros sobre percusión canaria, junto Carlos Castañeda, pandero cuadrado, bajo la dirección de Carlos Ramírez, y por último uno de percusión y canto ibérico, impartido por Isabel Martín.
“Lo que pretendemos con Etnomundo es dar a conocer al público, de una forma cercana, amena y participativa, toda la idiosincrasia de un pueblo. Partiendo desde el aspecto musical hasta cualquier manifestación cultural en torno a ella”, ha explicado Ramírez.
Una propuesta que nace desde Laboratorio Escénico, una empresa cultural que trabaja principalmente en los ámbitos del teatro y la música a través de la compañía Pieles, cuya motivación principal es la “avidez de conocimientos” por entender lo que “está sucediendo den el mundo” y poder aprender de ello “para compartirlo”.
Ampliar el horizonte
“Este año Etnomundo ha tenido como novedad la incorporación de un grupo que viene de la península ibérica, que se llama Milo ke Mandarini, que trabaja sobre todo con las músicas del Mediterráneo. Es una propuesta innovadora que es a su vez la punta de lanza para la nueva dirección que queremos que tome el festival, que es llenar más la programación de culturas externas a Canarias”, ha indicado el director.
Una visión que surge de la necesidad de “ampliar el horizonte”, ha continuado, a través del conocimiento de otras culturas para poner en valor el “legado de nuestros antepasados” que se ha ido transmitiendo gracias a la tradicional oral y que supone una “fuente de información muy valiosa” tanto para el público local como el foráneo, sin olvidar el compromiso “con las generaciones futuras”.