Un equipo de investigadores del Instituto Universitario de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), en colaboración con expertos de otras instituciones canarias y de Portugal, ha elaborado un estudio pionero sobre la tipología de las playas de La Palma, Tenerife y Fuerteventura.
Este trabajo, recientemente publicado en la revista especializada Ocean & Coastal Management, ofrece una nueva perspectiva sobre cómo el color y la composición de las playas influyen en su desarrollo urbano y turístico, y cómo estos factores afectan las preferencias de los residentes locales.
El estudio, titulado "Costas de las islas volcánicas: procesos naturales e interacciones humanas", fue realizado por los investigadores Leví García, Néstor Marrero, Javier Dóniz, Carolina Peña, Emma Pérez-Chacón y Carlos Pereira. Esta investigación ha sido financiada por el Programa de Cooperación INTERREG MAC y el Ministerio de Ciencia e Innovación.
El color de las playas: un factor clave
La investigación muestra que el color de la arena, un aspecto clave del paisaje costero, tiene un impacto significativo en la planificación urbana y el desarrollo del sector turístico en las Islas Canarias. Las playas de arena han sido tradicionalmente vistas como un recurso más atractivo para el turismo, lo que ha llevado a la transformación de playas de piedra para adaptarlas a las demandas del mercado turístico. Este proceso ha provocado importantes cambios ambientales y paisajísticos, así como la pérdida de ciertos valores geopatrimoniales.
Uno de los aspectos más reveladores del estudio es la disparidad entre las preferencias de los residentes canarios y las políticas de desarrollo costero impulsadas por los promotores y gestores turísticos. Mediante una encuesta online, los investigadores identificaron que los residentes de islas más antiguas, como Fuerteventura, prefieren playas de tonos más claros, mientras que en islas más jóvenes, como La Palma, se favorecen tonos más oscuros, una preferencia ligada al paisaje volcánico natural de las islas.
Este descubrimiento pone de manifiesto que la población local tiene un arraigo ambiental a su entorno costero, que muchas veces choca con la visión "caribeña" promovida por la industria turística, lo que puede generar conflictos sociales si no se considera en la gestión del territorio.
Gestión más sostenible
El estudio analiza también el Catálogo General de Playas y Zonas de Baño Marítimas del Gobierno de Canarias, utilizando un Sistema de Información Geográfica y fotografías aéreas históricas de 1957 para estudiar la evolución de las playas. Con estos datos, los autores buscan contribuir a un uso más sostenible de las costas canarias, basado en evidencias científicas que tengan en cuenta no solo los factores económicos, sino también el geopatrimonio y las preferencias de los residentes.
Este trabajo subraya la necesidad de que la gestión costera en las Islas considere la relación entre la composición y el color de las playas y las expectativas de los habitantes locales, para evitar tensiones sociales y fomentar una convivencia equilibrada entre el turismo y la conservación del patrimonio natural.
Este enfoque abre la puerta a una mayor integración entre el desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental, al tiempo que respeta la identidad paisajística de las islas volcánicas, cuya diversidad costera es un activo clave tanto para los residentes como para el turismo.