Después de varias experiencias en Tenerife, como Niqqei o una primera versión de su propuesta Aborigen, el cher Marcos Tavío se instaló en la isla del Meridiano y desde entonces no ha pasado desapercibido. Con un Sol en la Guía Repsol 2024, este restaurante que lleva por bandera los orígenes de la identidad canaria ha recibido un sobresaliente unánime de críticos, clientes (8,9/10 en Gastroranking o 5/5 en Tripadvisor) e incluso otros cocineros de la Guía Repsol.
Muchos de ellos cuentan con un Solete, la distinción que otorga la Guía a cafeterías, tascas, chiringuitos o bares que destacan por su calidad. Es el caso del Guachinche Aguadara, Kiosko La Maceta, La Casa Abajo, Nanis Burguer en el Hierro, o del Restaurante Lena en Tenerife. El veredicto de estos cinco establecimientos premiados con un Solete Repsol es claro. A la hora de recomendar un restaurante todos ellos se decantan por 8Aborigen.
Cocina ancestral
Con su trayectoria en el proyecto 'Arqueología del gusto' del museo de la Cueva Pintada de Gáldar, así como su primera experiencia con Aborigen en Tenerife, Marcos Tavío empezó a dibujar la línea que hoy continúa en El Hierro, con 8Aborigen. "Nos sentimos orgullosos de origen y de contar la historia de nuestro pueblo en los platos que elaboramos, quiero revivir el interés por la cultura ancestral canaria por medio de la cocina", asegura el chef.
Para ello se sirve exclusivamente de productos que le proporciona la despensa única que es la isla de El Hierro. De ella se nutre su cocina de fundamentos ecológicos y sostenibles para asegurar el disfrute del comensal. Sin duda se trata de una experiencia únca en elas islas, un camino gastronómiuca a través del origen, el territorio y la identidad.
Los ocho del 8Aborigen
Aunque la carta puede cambiar en función de la temporada, la propuesta del menú degustación consta de 8 platos que comienzan con los enyesques, entre que destacan productos como el pulpo, los burgados o el cochino negro. A continuación, castaña envuelta en una sobrasada de algas y cebolleta a la brasa, con salsa de quesadilla de El Hierro. Seguidamente un plato una beterrada sobre yuca y mojo de calabaza asada.
Por supuesto un menú identitario incluye escaldón a base de caldo de pescado con un sofrito fermentado y tres mojos distintos de algas, de higos y de chocolate. Posteriormente, con la ayuda de una lapa a modo de cuchara, se degusta un guiso de arvejas con mantequilla de cabra, ajo y un toque de mojo de tamarillo.
Del mar y de la montaña
En consonancia con el paisaje herreño, el menú prosigue con productos de tierra y de mar. Caldos de queso y huevo, además de una infusión de costillas saladas en leche y nata de cabra. La apuesta por el emblemático cherne llega en forma de jarea como acompañamiento a una yema de huevo ecológico semicurada y el mar vuelve a estar presente con una vieja frita, enharinada con garbanza y en emulsión de vinagreta. De compañía, papas negras.
El afamado caldo de leche es el punto de partido de una especie de curry canario con peto curado aderezado con lima para despertar en el comensal reminiscencias del Nuevo Mundo, cuando Canarias era escala obligatoria hacia territorio inexplorado. Por último, otro estandarte de la cocina canaria, la carne de cabra combinada con gofio ante de los dos postres: higo pico a la brasa, sobre mascarpone y cheesecake de quesadilla borracha y helado de higo.