En octubre de 1934, Eugenio María Giovanni Pacelli, quien más tarde sería conocido como Pío XII, realizó una breve pero significativa visita a Gran Canaria. Nacido en Roma en 1876 y proveniente de una familia ligada al servicio papal, Pacelli tuvo una carrera eclesiástica destacada, siendo ordenado sacerdote en 1899 y escalando rápidamente en la jerarquía del Vaticano. En 1934, era ya un cardenal influyente y representante del Vaticano, habiendo firmado importantes concordatos y servido como Nuncio en Baviera y ante la República de Weimar.
La escala en Gran Canaria fue parte de su viaje de regreso a Roma tras el Congreso Eucarístico de Buenos Aires. Aunque su intención inicial era pasar el menor tiempo posible en la isla debido a la reciente agitación en España —en octubre del 34 en Asturias tuvo lugar una revolución obrera en la que fueron asesinados 34 miembros del clero—, fue convencido por Agostino Graziani, un italiano residente en la isla, para visitar el santuario de la Virgen del Pino en Teror.
Una visita corta e 'improvisada'
La visita de Pacelli a Gran Canaria fue recibida con entusiasmo. Al llegar a la Villa de Teror, fue aclamado por los isleños que llenaron las calles para verlo. Pacelli oró ante la Virgen del Pino, un gesto que dejó una profunda huella en su memoria. Más tarde, describiría su breve paso por la isla como un momento en el que sintió "el aliento de la verdadera alma de España católica".
Como todo evento histórico, la visita de Pacelli no estuvo exenta de anécdotas. Al partir de Teror, un malentendido llevó a que los lugareños, en lugar de despedirlo con el tradicional "¡Viva el Papa!", comenzaran a corear "¡Vivan las papas!". Este curioso error, producto de la confusión y del amor canario por este tubérculo, quedó como un simpático recuerdo de su paso por la isla.
El legado del Papa Pío XII
Cinco años después de su visita a Gran Canaria, Eugenio Pacelli fue elegido papa en 1939, tomando el nombre de Pío XII. Su pontificado, que duró hasta 1958, estuvo marcado por eventos cruciales, incluyendo la Segunda Guerra Mundial y los difíciles años que siguieron. Sin embargo, la breve escala en Canarias quedó registrada como un momento de conexión con la fe y la devoción del pueblo español.
Un santuario con historia
La virgen del Pino fue proclamada patrona de Gran Canaria por el Papa Pío X, y su leyenda relata que fue encontrada en lo alto de un pino. Su aparición en Teror siempre ha estado rodeada de misterio, las hay más o menos sobrenaturales y algunas incluso hacen referencia a la persona que trajo la talla desde la Península Ibérica. Aún así, la tradición cuenta que el año 1481 se apareció la Virgen en un pino en las inmediaciones donde actualmente está la basílica que la alberga.
Cronológicamente, la Virgen del Pino sería el cuarto culto mariano más antiguo de Canarias de entre las patronas insulares, tras la Virgen de Candelaria en Tenerife, la Virgen de las Nieves en La Palma y la Virgen de la Peña en Fuerteventura.
Cada año se celebra una romería, el 8 de septiembre, y durante varios días tienen lugar distintos actos religiosos.
Celebración de la romería de las Fiestas de la Virgen del Pino en Teror / CEDIDA