El tabaquismo provoca cada año la muerte de ocho millones de personas en el mundo y más de 50.000 en España. Fumar está directamente relacionado con la aparición de muchas enfermedades cardiovasculares, respiratorias y cancerosas. A pesar de todo, la realidad clínica que viven los médicos en las consultas es que un elevado porcentaje de pacientes no consigue o no quiere dejar de fumar.
Según una Encuesta Sobre Alcohol, Drogas y otras Adicciones en España (EDADES), elaborada por el Ministerio de Sanidad, el porcentaje de fumadores españoles que no se plantean dejar de fumar se sitúa alrededor de un 40%, una cifra que va en aumento. Ante esta situación, cada vez son más los facultativos que empiezan a valorar alternativas en el abordaje al paciente fumador, basadas en la reducción del perjuicio, como son el uso de otro tipo de productos que disminuyen la ansiedad por fumar y, aunque no están exentos de riesgos, han demostrado ser menos dañinos que los cigarrillos convencionales.
La nicotina, la clave
"El problema no es la nicotina, es la combustión. Es adictiva, pero no es la causa de las enfermedades. La evidencia demuestra que es el humo y la ceniza lo que emite partículas tóxicas", ha asegurado el doctor Luis Miguel Torres, presidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor, durante su ponencia en el Congreso Internacional de Pacientes con Artrosis organizado por la Fundación OAFI.
De acuerdo con el especialista, es la combustión del cigarrillo lo que provoca graves problemas para la salud. En este sentido, ha subrayado que existen alternativas como los productos de nicotina sin combustión --cigarrillos electrónicos o dispositivos que calientan tabaco-- que pueden ser una buena solución "como última opción" para aquellas personas que no consiguen dejar de fumar.
Minimizar el perjuicio
"La única manera de conseguir riesgo cero es no fumar. Pero aquellos que no pueden o no quieren dejar de hacerlo, al menos deberían considerar estrategias de reducción de daños", ha insistido el facultativo, que ha recordado que las nuevas alternativas no son inofensivas, pues siguen conteniendo sustancias químicas que pueden provocar enfermedades.
Según Torres, estas alternativas libres de humo pueden servir como herramienta complementaria a los tratamientos para dejar de fumar. "Estos dispositivos calientan el tabaco, pero no lo queman, por lo que reducen significativamente la producción de sustancias nocivas", ha puntualizado.
Riesgo cero
Aunque no existe consenso respecto al uso de este tipo de productos alternativos entre los profesionales de la salud, son más los médicos que defienden su eficacia a la hora de reducir los daños causados por el tabaco. En 2019, surgió en España la Plataforma para la Reducción del Daño por Tabaquismo para dar voz a esa parte de la comunidad médica que considera que las alternativas al tabaco tradicional deben ser entendidas como una tercera vía para aquellos que no pueden o no quieren dejar el hábito.
Eso sí, insisten en que lo mejor es dejar el tabaco por completo y que el uso de este tipo de dispositivos alternativos solo debería llevarse a cabo en pacientes que ya han provado otras técnicas de deshabituación tabáquica o que simplemente han decidido que no van a dejar de fumar. "Si no vas a dejarlo, al menos intenta reducir el daño", ha concluido el experto.