La España vacía está perdiendo población y la que se queda pierde algunas necesidades tan fundamentales como una simple oficina bancaria para realizar los trámites más básicos que se convierten en todo un mundo cuando hay que desplazarse al municipio vecino. Betancuria y Garafía son los dos municipios canarios que están entre los 121 españoles que se han quedado sin sucursal bancaria.
Pese a los planes acordados junto al Gobierno de España para la inclusión financiera de colectivos vulnerables, las entidades bancarias siguen despidiéndose de las zonas rurales. Tal es así que, según datos del Banco de España, ya son 4.618 los pueblos —de los 8.131 que se distribuyen a lo largo del territorio nacional— los que carecen de oficina bancaria. Es decir, más de la mitad del país no puede acceder a los servicios financieros de forma presencial.
El Ayuntamiento de Garafía explica que la única entidad bancaria que quedaba en el municipio cerró al principio "por un supuesto arreglo en el techo", pero nunca la vuelven a abrir y lo único que se mantiene es el cajero. "Se ha hablado con otras entidades, pero solo se ha llegado a negociar la posibilidad de poner un cajero, no la oficina. Según nos informan, no hay suficiente tejido empresarial", explica el Consistorio palmero. Esto significa que los vecinos tienen que trasladarse al municipio vecino "porque quieren ser atendidos presencialmente" y, aunque intentan buscar una solución, de momento no hay respuesta.
En Betancuria se han puesto en contacto con la persona regente de un local donde ya hubo un cajero hace años. "Los vecinos del municipio normalmente hacen sus gestiones bancarias en Antigua, es el lugar más accesible y cercano a Betancuria", explica el teniente alcalde, Enrique Cerdeña.
Inclusión financiera
La banca ha cerrado una de cada tres oficinas en los últimos cinco años. En concreto, entre 2016 y 2021 los bancos cerraron 9.700 oficinas hasta dejar su red comercial en 19.338 sucursales. Para poner solución a lo anterior, en octubre de 2022, el Gobierno central celebraba que las entidades de crédito prestarían servicios financieros presenciales en todos los municipios españoles. El Ejecutivo y las patronales bancarias (AEB, CECA y Unacc) acordaron utilizar el ‘Protocolo Estratégico para Reforzar el Compromiso Social y Sostenible de la Banca’, incluyendo el compromiso de asegurar una provisión adecuada de servicios financieros presenciales para el 100% del territorio español en el plazo máximo de seis meses.
Las tres asociaciones se encargaron de realizar un informe en el que se detectó que había 243 municipios de más de 500 habitantes que no contaban con ningún punto de acceso físico a servicios bancarios —oficinas, cajeros, agentes financieros u oficinas móviles—. Un año después, 79 de esos pueblos ya cuentan con un punto físico.
Brecha digital
El envejecimiento de la población española es imparable y también lo es la reducción de la plantilla de unos bancos donde cada vez hay menos trabajadores de cara al público y más máquinas. Algo que para las generaciones más jóvenes —esas que realizan cualquier trámite con el móvil en la mano— no supone un problema. Pero si lo es para aquellos a los que se les hace cuesta arriba incluso usar el cajero y tienen que hacer largas colas para sacar dinero en efectivo.
“No paran de cerrar oficinas, algunos cajeros son complicados de usar, otros se averían y nadie resuelve tus dudas, hay gestiones que solo se pueden hacer online... Y en los pocos sitios donde queda atención presencial, los horarios son muy limitados, hay que pedir cita previa por teléfono pero llamas y nadie lo coge… Y te acaban redirigiendo a una aplicación que, de nuevo, no sabemos manejar. O mandándote a una sucursal lejana a la que quizás no tengas cómo llegar. Esto no es ni justo ni humano. Antes entrabas en la caja y hacías un pago o cualquier otra gestión. Pero cada vez más, para trámites sencillos, te exigen usar tecnologías complejas que muchos no sabemos utilizar”, se quejaba Carlos San Juan, un jubilado de 80 años, hace unos años cuando lanzó una petición a través de change.org.