El escándalo de Armando Ravelo, un "secreto a voces" en el mundo audiovisual canario

La actriz Koset Quintana ha destapado la 'caja de pandora' que es trabajar con Armando Ravelo | Atlántico Hoy ha hablado con varias profesionales sobre su experiencia tras trabajar con el director

Ariadna Martínez / Ainoha Cruz

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Armando Ravelo en la presentación de 'Érase una vez Canarias'.  / CEDIDA
Armando Ravelo en la presentación de 'Érase una vez Canarias'. / CEDIDA

Tras la publicación de un reportaje con acusaciones de agresión del director Carlos Vermut en El País, una oleada de denuncias de casos similares ha puesto el foco de nuevo en los abusos en el sector audiovisual. En el caso de Canarias, la actriz Koset Quintana ha denunciado a través de sus redes el caso del director de cine Armando Ravelo, quien le realizó insinuaciones sexuales cuando ella tenía 14 años y él 32, y cuyo testimonio ha sido respaldado por varias actrices y personas del sector, quienes han denunciado también casos de abusos psicológicos. El director no ha desmentido las declaraciones de Quintana y ha anunciado que abandona la dirección. 

Se ha abierto así el melón - dicho de manera coloquial - de este tema que para muchas personas suponía un “secreto a voces”, ya que “la mayor parte del mundillo sabía de ello”, ha indicado a Atlántico Hoy una persona que trabajó con el director en una de sus películas y prefiere mantenerse en el anonimato. 

Violencia psicológica

“Trabajar al lado de Armando creo que es estar sometido constantemente a manipulaciones y mensajes confusos”, declara a este medio una mujer que trabajó en la última película de Ravelo, Érase una vez en Canarias, y prefiere mantener su anonimato. Antes de formar parte del equipo, compañeras y compañeros del sector le habían comentado sobre las actitudes del director, de manera superficial, lo que la hizo dudar de si implicarse o no. 

Fue trabajando cuando se dio cuenta de que era un “secreto a voces”, que esas actitudes no correspondían al “punto ególatra” de los directores tan normalizadas, sino que se trataba de “violencia psicológica”

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“Siempre había insinuaciones y siempre buscando saber cosas de mí, hacer mucho acercamiento. Me sentí muy incómoda”, expresa. Esta trabajadora notó un cambio de actitud por parte de Ravelo al guardar las distancias. “Me llevaba bien con otros compañeros del equipo. Enseguida empezó a meter un montón de caña con que no distrajera a los chicos y tratándome de poco profesional y que necesitaba tener un perfil más bajo”, cuenta. 

Desprecio por los jóvenes

Este comportamiento lo vio reflejado con otras personas del set. “Desde que algo no le gustara o no le bailaras el agua, te machacaba y te hacía ver que hacías mal tu trabajo. Esto no lo vi solo conmigo, lo vi especialmente en hombres y mujeres, sobre todo en gente más joven que empezaba a trabajar en esto y el trato era súper vejatorio, una sensación de que necesitaba machacar a la gente para sentirse más poderoso”. 

Asimismo, cuenta que tras la grabación de la película, también se dio otra situación “incómoda” con Ravelo. El director tiene la costumbre de visualizar sus largometrajes antes de los estrenos con otras personas. Según relata esta persona, le insistió en verla juntos porque “quería contar con mi punto de vista”, intentando “venderme la moto de que era por motivos profesionales”. Le propuso quedar para verla “a solas” y cuando ella propuso que les acompañara un amigo, el director le insistió en que solo fueran ellos dos, por lo que la mujer optó por mandarle un audio “diciéndole que no se confudiera” y que “no estaba buscando nada más con él más allá de lo profesional”. 

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 Armando en una de los estrenos de 'Érase una vez en Canarias'. / CEDIDA

Manipulación y acoso

Otra mujer que trabajó con el director en su momento y también prefiere no dar su nombre, coincide en el sentimiento de manipulación que genera Ravelo. “Te estudia, sabe cómo hablarte, sabe hasta dónde puede llegar y poco a poco te va metiendo en su vida”, expone. Para ella fueron “años de idas y venidas”, de “malas palabras” hacia ella “si no hacía lo que él quería, tanto profesional como personalmente”, así como “de verme por Triana y él siguiéndome, de aparecer en la puerta de mi casa, de decir mentiras sobre mí a la gente del mundillo”.

La actriz cuenta que la gente se pensó que ella ya no trabajaba con él porque “estaba loca de la cabeza” o que era ella quien “le acosaba a él”. “Mucha gente me dio la espalda creyéndole a él o simplemente por tener un papel en sus proyectos”, manifiesta. Cuenta a este medio que estuvo “a punto de denunciarlo por acoso” y que lo tiene “bloqueado de todos lados”. “Es una persona con la que no he vuelto a trabajar ni volvería a trabajar”, concluye. 

"Tonteando con todas"

Ruth Armas, actriz y directora del Festival Internacional de Cine de Gáldar, es una de las personas que ya ha tenido choques con Armando Ravelo. En 2014 lo denunció por impago, al actuar como protagonista en el corto Ansite, y ganó el arbitraje. Durante este rodaje, Armas se percató de todas las actitudes que mantenía el director “no solo con las actrices, sino también con el equipo” (producción, cámaras, vestuario…), ya que se le veía “tonteando con todas. Al principio sin más, pero trató de quedar con todas”. Ella misma atestigua a este medio que en su momento, Ravelo le “echó los tejos” y “al sentirse rechazo, había malos rollos”. 

Como actriz y directora del FIC de Gáldar, tiene relación con muchas otras actrices a las que “Armando acosó”. “Todas tienen pruebas, como capturas y conversaciones, y les ha marcado psicológicamente”. Se alegra de que esté saliendo a la luz todo, pues “no se trata de un caso aislado”. 

El director de cine Armando Ravelo. / CRISTÓBAL GARCÍA-EFE
El director de cine Armando Ravelo. / CRISTÓBAL GARCÍA-EFE

Actitud de maltrato

Un operador de cámara también ha dado su impresión y experiencia trabajando con el director canario. Confirma que el trato de Ravelo con las mujeres en sus proyectos “era diferente”, incluso “las manoseaba” y se comentaba entre todos los trabajadores que “intentaba acostarse con las actrices que salían en sus películas”. 

Además, la persona, que prefiere el anonimato, asegura que el comportamiento del director iba más allá y en líneas generales con los trabajadores su actitud tendía a “maltrato y humillaciones”. Recuerda una vez que “empezó a gritarle a un chico” y el resto del equipo “no sabíamos ni cómo actuar”. 

"Me ofreció un papel porque quería acostarse conmigo"

Este acoso no solo se limitaba a trabajar con él. La actriz Naira Hernández nunca llegó a participar en las producciones de Ravelo, aún así, las acciones del director repercutieron en ella. Lo conoció en la premier de La piel del volcán, donde solo fue un hola y adiós, relata Hernández. Fue en una visita de Ravelo a Madrid, ciudad en la que vive la actriz, cuando hubo más contacto, pues el director la invitó a ir con él a otra premier y continúo mensajeándole por Instagram. 

Ravelo le pidió a Hernández quedar para hablar de su próxima película, donde le prometió ofrecerle un papel para el que “no hacía falta casting, que en su momento se diría que me lo hizo, pero que iba a ser algo entre nosotros”, atestigua. Después de hablar del futuro proyecto, el director la invitó a su hotel. Ante la negativa de la actriz, él insistió en repetidas ocasiones, proponiéndole cenar o ir a la casa de Ravelo en las islas. Como Hernández rechazaba las propuestas, “cuando se acercaba el rodaje él no volvió a hablarme del papel”. 

“Le envío un audio diciéndole que me había dado cuenta que había tenido otras intenciones conmigo y que me sentía muy ofendida, como mujer y profesional”. “Esa es mi experiencia. Me ofreció un papel porque quería acostarse conmigo, para engañarme, y como no lo consiguió, pues ya no hubo papel ni nada”, manifiesta la actriz, que concluye apenada que “la verdad es que duele que jueguen con tus ilusiones y con tu carrera”. 

Consecuencias

Ravelo ha anunciado su retirada de la dirección cinematográfica tras la polémica por sus actitudes con su entorno laboral y con Koset cuando era menor. A su vez ha negado que se produjera alguna agresión sexual y ha apuntado que el lugar para realizar ese tipo de denuncias es el juzgado.

Según ha explicado a este medio asume los errores que ha cometido y sus consecuencias. En este sentido ha señalado que se siente avergonzado por la etapa de su vida en la que sucedieron los comentarios y ha asegurado que ha ido a terapia para tratar que sea un narcisista tóxico que no sabe relacionarse con las mujeres.

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