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Sociedad

La escalofriante historia de la secta de los años 90 que planeó el fin del mundo en El Teide

Un documental de MAX rememora la operación policial que frustró el suicidio colectivo de más de una treintena de personas a principios de 1998 en Tenerife

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Los miembros del Centro de Entrenamiento para la Liberación de la Energía Atma estaban convencidos de que el fin del mundo llegaría a las 8 del 8 de enero de 1998./ REDES.

Se autodenominaban Centro de Entrenamiento para la Liberación de la Energía Atma y seguían las enseñanzas de la psicóloga alemana Heide Fittkau-Garthe. "El eje de la Tierra estallará y no quedará ni Europa ni Munich ni Mongolia. Será el 8 de enero en Tenerife, a las ocho. Tenemos que planear juntos los días finales", proclamaba la lideresa de la secta.

Con la firme creencia de que el final del mundo llegaría en esa fecha, todos los miembros pretendían subir a El Teide y desde allí contemplar cómo todo se hunde antes de abandonar sus cuerpos y esperar la llegada de una nave espacial que se llevaría sus almas.

Los planes del grupo se vieron frustrados justo el día anterior por una operación policial en pleno ritual del grupo gracias a que la hija de una de las víctimas alertó a las autoridades de las intenciones de su madre y otros compañeros en ese extraño viaje. Todo ello se narra en el documental ‘El último día’, recientemente estrenado por MAX y dirigido por Enric Álvarez, en el que se recuerdan los hechos que desembocaron en la intervención policial a principios de 1998.

El último día./ MAX.

Un piso en el barrio de La Salud

El operativo policial se produjo el 7 de enero de 1998 en el santacrucero Barrio de la Salud, donde los agentes rodearon el edificio de tres plantas que ocupa el número 23 de la calle Enrique de Anaga. Tras derribar la puerta entraron con las armas en alto, subieron la escaleras y buscaron por todas las habitaciones.

Entre las colchonetas que cubrían el suelo y la escotérica decoración de las paredes encontraron un grupo de 32 personas, entre ellas cinco niños, vestidas con túnicas blancas en medio de un ritual religioso. "Los sectarios querían poner fin a sus vidas y a las de sus hijos porque creían que el fin del mundo. La gurú del grupo les había asegurado que una nave espacial recogería sus cuerpos de las laderas del Teide para llevárselos al más allá", recoge una crónica publicada en La Vanguardia. 

Víctimas de una líder

Finalmente la única detenida como presunta responsable de aquello fue la líder. Los miembros de la secta fueron asistidos psicológicamente y las autoridades policiales dijeron de ellos que eran "víctimas antes que otra cosa". Sin embargo, en las horas posteriores al supuesto suicidio colectivo frustrado, todos ellos mostraban preocupación por lo que le pudieran pasar a su líder, que estaba, según ellos, "tocada por la mano de Dios".

A excepcion de una española, todos ellos eran de nacionalidad alemana y quedaron bajo custodio de la Policía Nacional como testigos y víctimas al mismo tiempo. Aunque la investigación no permitió hallar suficientes pruebas inculpatorias, se descubrió que la líder controlaba un patromonio de más de 300 millones de pesetas, en parte bienes que sus adeptos habían puesto a su nombre. Pese a todo, a finales de 1998 el juez ordenó la devolución de su pasaporte, así como de la mayoría de sus posesiones embargadas.

 

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