Si en muchos rincones de Canarias podemos encontrar la impronta de César Manrique, en Lanzarote el legado del artista es omnipresente. La homogeneidad de su arquitectura blanca, con sus matices verdes en puertas y ventanas, responde en gran parte a la herencia del maestro de Arrecife, que a través de su obra dejó un manual con ejemplos concretos de cómo armonizar el arte con la naturaleza del Archipiélago.
Entre los años 1979 y 1982, a raíz del desarrollo del núcleo de Costa Teguise, Manrique recibió el encargo de diseñar un enclave acorde con los elementos de la arquitectura tradicional de la isla, que él mismo consolidaría precisamente a través de complejos como el Pueblo Marinero.
De la mano del arquitecto Alfonso Galán Campos, el artista diseñó esta área peatonal articulada en torno a una plaza central y con un emblemático portón de entrada. En todas estas construcciones predomina el blanco para generar contraste con el paisaje volcánico de la isla, así como las pinceladas verdes, tanto en los edificios como a través de la vegetación que salpica todo el conjunto.
Transmisor de un estilo
Así, en cierto sentido, este núcleo de Costa Teguise es la transposición del catálogo inventariado en el libro, donde recoge el estilo de las edificaciones con sus características formas y colores, así como elementos que abarcan desde llas chimeneas hasta las carpinterías, entre ellas balcones, puertas o ventanas.
Un reclamo turístico
A principios de la década de los 80, los promotores de la urbanización la promocionaban el Pueblo Marinero como "uno de los conjuntos urbanísticos de más reciente creación en Costa Teguise, creado bajo la dirección de César Manrique, que surge frente al mar con todo el sabor de un pueblo canario tradicional".
Con esta promoción incial, el enclave no tardó en convertirse en un reclamo para visitantes que a día de hoy, varias décadas después, ha ido perdiendo la esencia original con la que fue concebido por César Manrique. El avance de la presión turística lo ha convertido en una zona masificada, donde los carteles de tiendas, bares y restaurantes comprometen el espíritu con el que el artista concibió este espacio.