Un 'crowdfunding' pionero llega a la ULL: investigadores buscan retrasar el avance del Parkinson

Edgar Pérez Herrero e Ingrid Morales pretenden desarrollar nuevas estrategias que ayuden a modificar el curso de la enfermedad mediante nanoplataformas vía intranasal

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Los investigadores de la ULL Edgar Pérez Herrero e Ingrid Morales Pérez./ CEDIDA
Los investigadores de la ULL Edgar Pérez Herrero e Ingrid Morales Pérez./ CEDIDA

El Parkinson ha doblado su incidencia en los últimos 25 años en adultos de más de 65 años, siendo la segunda enfermedad neurodegenerativa más común después del Alzheimer.

No obstante, la investigación a su alrededor ha registrado pocos avances en los últimos 30 años pese a los numerosos estudios realizados en este tiempo. La dificultad para estudiar en el entorno en el que se genera, el cerebro, y la multiplicidad de elementos que influyen en su desarrollo hacen que esta afección, hoy por hoy, solo pueda tratarse a nivel sintomático, sin pocos visos de encontrar una cura en lo venidero.

Entre tanto, con el fin de optimizar la efectividad de los fármacos que tratan la enfermedad, los investigadores de la Universidad de La Laguna (ULL), Ingrid Morales y Edgar Pérez Herrero, han iniciado una campaña de crowdfunding para un proyecto que les permita desarrollar nuevas estrategias que ayuden a modificar el curso del Parkinson mediante nanoplataformas que permitan transportar moléculas bioactivas hacia el sistema nervioso central a través de la vía intranasal.

La campaña finaliza el próximo 10 de junio, con un objetivo mínimo de 21.850 euros -para llevar a cabo la primera fase del proyecto- si bien el óptimo es de 47.725, que les permitiría culminar el estudio que se han propuesto hasta ahora, a la espera de los resultados que puedan obtenerse. Puedes contribuir siguiendo este enlace.

En el día que se publica este artículo se han recaudado 11.510 euros, pero ambos investigadores, en conversación con Atlántico Hoy, confían en llegar al menos al primer objetivo. Saben de lo difícil de la tarea, pues este crowdfunding es pionero en la ULL, por lo que son conscientes de que están abriendo camino.

Pregunta: Llama la atención iniciar un proyecto de investigación mediante un crowdfunding, ¿a qué se debe?

Edgar Pérez Herrero (E. P. H.) - Nosotros empezamos nuestra carrera investigadora independiente hace muy poquito y cuando no vas bajo el paraguas de investigadores consolidados es complicado tener éxito en las convocatorias más competitivas, se pide una experiencia que aun no tenemos y no se nos da la oportunidad de tomar la alternativa.

Por eso estuve hablando con la universidad por si era posible financiar el proyecto por crowdfunding y resultó que sí, aunque nunca se había hecho. Obviamente no es lo mismo pedir 2.000 que 50.000 euros, pero aunque parezca muchísimo no lo es para poder empezar a desarrollar un proyecto. Con esta campaña pretendemos conseguir resultados previos, los cuales nos permitirán ser más competitivos en las grandes convocatorias y llamar la atención de los grandes inversores. Pero sabemos que somos el hermano mayor, que va probando y a ver qué pasa. Si tenemos éxito más investigadores se adentrarán en este tipo de iniciativas.

¿Quien aporta en este tipo de causas lo hace más por una cuestión personal, por filantropía, deducciones fiscales...?

E. P. H.- Hay de todo. Por ahora no tenemos farmacéuticas ni hospitales, curiosamente. Cuando sale la notica surgen pronto aportaciones que impulsan la campaña pero luego llega un momento que va más lento. Parece una tontería pero una contribución impulsa la siguiente y que haya ciertas empresas o marcas ayuda muchísimo. El tema es conseguir el apoyo de alguna grande para que ayude al proyecto.

¿Hay poca colaboración público-privada en el ámbito de la investigación universitaria?

E. P. H.- Casi no existe y eso no debería ser así. En otros países es algo muy normal pero aquí en España es muy complicado. Ojalá cambie, nosotros estaremos encantados de colaborar porque además tenemos esa figura para poder colaborar a través de contratos de prestación de servicios. Ese tipo de colaboraciones son interesantes pero complicadas de conseguir, más en comunidades como Canarias, con un tejido empresarial más pequeño.

Entrando de lleno en lo que es el proyecto, ¿qué es lo novedoso de su investigación?

Ingrid Morales (I.M.) - Desde hace años se está hablando de buscar una vía alternativa más eficaz y eficiente a la hora de introducir fármacos que se enfrenten a enfermedades neurodegenerativas. Nosotros queremos utilizar la vía intranasal para retrasar el avance del Parkinson intentando que llegue más fármaco que por vía oral.

Primero debemos crear el prototipo, el vehículo adecuado que nos permita introducirnos en el cerebro de forma adecuada y en el sitio adecuado para aumentar la eficacia de los medicamentos que existen en la actualidad, aumentarla y, a partir de ahí, buscar alguna fórmula para intentar frenar el avance de la enfermedad.

¿Por qué intranasal y no oral?

I.M.- Por vía oral se pierde gran parte de la carga. Si partes de un 100% lo que te llega al cerebro quizás es un 10% o menos a base de una serie filtrados por parte del aparato digestivo, los riñones y luego la barrera hematoencefálica que es la protección propia del cerebro. Además influyen otros muchos factores como la alimentación, el ejercicio… Cuando lo hacemos con la vía intranasal sorteamos todo esto.

Evidentemente esto no es fácil porque tiene una serie de problemas que habría que optimizar y es lo que queremos hacer con este dinero, optimizar esta forma de transportar el medicamento para que llegue la mayor cantidad posible, de la manera apropiada y al sitio adecuado. La via intranasal tiene muchas ventajas pero muchas limitaciones. Los tiempos de residencia de los fármacos son muy pequeños y la actividad enzimática puede degradar el fármaco. Hace falta un diseño que permita encapsular los fármacos para que vayan a donde queremos que vayan.

E. P. H.- Esa encapsulación de los fármacos dentro de nanotransportadores nos va a permitir conseguir una liberación controlada y sostenida del fármaco para mantener su concentración por encima del umbral terapéutico sin la necesidad de administrar sucesivas dosis, pero sin llegar a alcanzar niveles tóxicos.

I.M.- Otra cuestión es que, cuando tú te tomas un fármaco oral, hay muchos efectos secundarios a nivel periférico. Al estar encapsulado y dirigido evitas esos posibles efectos secundarios.

E. P. H.- Lo importante es que consigamos llegar al cerebro en la dosis adecuada en la primera fase; en la segunda tenemos probarlo en modelos animales.

¿Por qué no hay ningún fármaco que actúe directamente contra la enfermedad?

I.M.- Llevan desde los años 90 intentándolo, incluso implantando células dopaminérgicas, que son las que mueren con la enfermedad. En aquel entonces funcionó, pero de forma temporal. Ha habido muchas estrategias, como neuronas dopaminérgica extraídas de fetos o implantar células madre, pero en este tipo de estudios no ha habido respuesta suficiente como para poder llevarlo a cabo. Han intentado muchas cosas, pero efectivo al 100% no hay nada.

Yo hago mucho hincapié en el que las enfermedades neurodegenerativas tienen dos problemas fundamentales: donde se dan y los elementos multifactoriales que desencadenan la enfermedad, porque es un hecho que nuestras neuronas dopaminérgicas se mueren. A mayor ritmo a partir de los 20 años. Pero algo sucede en algún momento que aumenta la mortandad de este tipo de neuronas y aparece la enfermedad.

Muchas veces se habla de la rentabilidad de los estudios para llevarlos a cabo. ¿Investigar el Parkinson sale rentable?

E.P.H.- Depende de lo que busques. Los países más avanzados son los que invierten en investigación a largo plazo. A lo mejor mañana no sacan provecho pero a la larga lo harán.

I.M.- Yo creo que el asunto radica en la dificultad que hay para acceder al cerebro. Lo más próximo que tenemos son los modelos animales pero hay bastantes diferencias. Les puedes dar las mismas horas de luz, la misma comida y el mismo tipo de vida, pero las personas tienen su propia dinámica, no las controlas. Como mucho en un ensayo clínico, pero tampoco, porque cada una ha generado su enfermedad a distinta edad. El desarrollo es diferente.

Al hablar de Parkinson uno se acuerda de Mohammed Ali o Michael J. Fox. ¿Hace falta una cara visible para poder impulsar ciertas investigaciones?

E.P.H.- Esa es la pena, ¿no? Creo que si estuviéramos intentando recaudar dinero para que un equipo de fútbol consiguiera seguir en primera división encontrarían financiación ya mismo. Serían las empresas quienes estarían llamando y no al revés, como es nuestro caso. O cuando ves en los grandes festivales de música patrocinios de Endesa o cualquier otra. Pero llamo yo y no interesa.

¿Cuál es la solución a eso?

E.P.H.- Habría que apostar por gente nueva y no solo por quienes ya tienen un peso. Llevamos 30 años y no se ha conseguido nada pero no nos dan la alternativa. Estoy seguro de que si nuestro proyecto se lo regalamos a un investigador consolidado podría conseguir la financiación muy rápido.

Si recaudan más del mínimo pero no llegan a la cantidad óptima, ¿en qué punto quedaría la investigación?

E.P.H.- Nos centraríamos en desarrollar la plataforma, probar que llegamos al cerebro con la dosis adecuada y que se libera de forma adecuada. A lo mejor con esos datos si tocamos la puerta de una gran farmacéutica y les decimos lo que tenemos, pues a lo mejor.

I.M.- Yo tengo modelos animales de distintos tipos. Quizás podríamos hacer uno más sencillo para poder demostrar que este vehículo que creamos funciona. No se va a quedar en la nada.

¿Y si sobrepasan los objetivos?

Si llegamos a 200.000, ningún problema. Cuanto más dinero más rápido.