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Sociedad

En estas ruinas abandonadas se ocultó el fugitivo más buscado de Canarias: la Casa del Pánico

Perdida en la zona montañosa de El Moquinal, esta construcción se deteriora a medida que acrecienta su leyenda alimentada por sucesos y supersticiones

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La Casa Fuset es conocida como Casa Franco o Casa del Pánico por la creencia de que en ella ocurren sucesos paranormales./ AH.

En 1991, durante un permiso penitenciario, Dámaso Rodríguez -conocido como El Brujo- se fugó de la prisión de Tenerife II donde cumplía una condena de 55 años por asesinato, violación, hurto y tenencia ilícita de armas. Desde su evasión en el 17 de enero, la sociedad tinerfeña vivió alarmada ante la posibilidad de que pudiera volver a delinquir mientras circulaba el rumor de que la celebración de los Carnavales le favorecería a la hora de ocultar su identidad. 

Su modus operandi a la hora de cometer los crímenes estremecía a toda la población de Canarias y mantuvo en vilo a la isla durante poco más de un mes. Era conocido como el paseante nocturno que vagaba en busca de parejas a las que atacar en zonas apartadas del Macizo de Anaga. Así, los relatos populares cuentan que, durante los días que se escondió en el bosque, buscó refugio en las ruinas de la Casa Fuset -popularmente conocida como Casa Franco o Casa del Pánico- en la zona de El Moquinal, en el Monte de Las Mercedes.

Finalmente El Brujo murió el 19 de febrero como resultado de la persecución policial de la que fue objeto pero el eco de sus crímenes y su huida continúa presente en esta edificación en ruinas que a día de hoy ha engullido la vegetación y se encuentra llenas de pintadas, algunas de ellas mostrando símbolos que sugieren la celebración de ritutales y abundan en la leyenda negra de este inmueble. 

Ficha policial de Dámaso Rodríguez, el asesino y violador conocido como El Brujo./ 

Fuset o Franco

Este conjunto de edificios en ruinas es conocido como Casa Franco por la creencia de que el dictador se alojó en ella en durante los 120 días en Tenerife antes de dar el golpe de Estado contra la República. Sin embargo la estancia de Franco en esta construcción de El Moquinal que desde entonces lleva asociado su nombre está descartada ya que, en realidad, fue levantada en la década de los 40, una vez finalizada la Guerra Civil.

Según apuntan algunas fuentes, el origen del equívoco radica en que el propietario de la casa, el militar Lorenzo Martínez Fuset, fue estrecho colaborador de Franco. Asimismo la famosa casa alberga otra curiosidad ya que fue levantada en terrenos propiedad del célebre político y escritor Benito Pérez Armas que había heredado su hija, quien contrajo matrimonio con Fuset.

La Casa Fuset es una construcción de grandes dimensiones deteriorada por el vandalismo./ Wikipedia.

La Casa del Pánico

Con tal carga histórica y debido a su ubicación en medio de un paraje solitario donde abunda una vegetación frondosa, la Casa Fuset ha dado lugar a innumerables teorías y narraciones sobre sucesos paranormales relacionados con los antiguos moradores de un edificio que se ha ido deteriorando con el paso de los años hasta el punto de encontrarse en la más absoluta ruina, con pintadas y evidencias de vandalismo en todos sus muros.

En medio de este tétrico escenario se han celebrado desde fiestas ilegales hasta incursiones en las que buscar contacto con los entes extraños que, sea a raíz de la historia de El Brujo o de la supuesta relación con los días previos al estallido de la Guerra Civil, vagarían entre las ruinas.

La casa incluso llamó la atención de Iker Jiménez, que le dedicó un programa radiofónico en el que envió un equipo a conocer este "lugar de crímenes, de historia oscura y hoy prácticamente inaccesible, asociado a leyendas de que se escuchaban disparos, que no se marchaban de allí", relataba el presentador en el programa titulado La Casa del Pánico. De hecho los reporteros aseguraron haber escuchado risas y disparos e incluso haber sido impactados con objetos en medio de la oscuridad, contribuyendo a acrecentar la leyenda sobre este lugar abandonado donde a día de hoy aún se conviven la historia y la superstición.