R.A., empleado de Red Impulsa Formación en Las Palmas de Gran Canaria, ha sido condenado a un año de cárcel por colocar una cámara en el baño de su lugar de trabajo para grabar a sus compañeras. El fiscal José Antonio Díez pedía para el acusado una pena de dos años y siete meses de prisión, pero tras la mediación de su abogado defensor, Carlos Da Mata, el hombre decidió reconocer los hechos en el Juzgado de lo Penal número 1 de Las Palmas de Gran Canaria y conformarse con el año de prisión.
Además, la sentencia a la que ha tenido acceso Atlántico Hoy, le impone una multa de 12 meses a razón de seis euros diarios y al pago de una indemnización de 1.000 euros a cada una de sus tres compañeras por los perjuicios morales causados.
Sensor de movimiento
Según el fallo, se consideran hechos probados que el día 7 de agosto del año 2023, en la oficina de la empresa Red Impulsa Formación, de la cual el hombre era empleado en Las Palmas de Gran Canaria y movido por el ánimo de obtener imágenes de sus compañeras de trabajo, “colocó en el cuarto de baño del que estas eran usuarias en dichas dependencias, una cámara de video-grabación oculta dentro de una tetera transparente, ubicada sobre una estantería en un lateral del inodoro, enfocando hacia la vasija, de modo que, comenzando la cámara a grabar con un sensor de movimiento, captase a la mencionadas compañeras desnudando sus partes íntimas, zonas genitales o sexuales, al hacer sus necesidades”.
El aparato de grabación fue descubierto por una de las mujeres después de utilizar el retrete, “apoderándose de la cámara con su tarjeta de memoria, y comunicando su hallazgo a las otras dos compañeras; sufriendo entonces las tres la consiguiente preocupación, temor, y angustia por la posible existencia de archivos informáticos de video en los que se viese a la mismas usando el referido inodoro”, indica la sentencia.