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Sociedad

El largo invierno que convirtió en canarios a los pastores bereberes

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El largo invierno que convirtió en canarios a los pastores bereberes

Los primeros habitantes de Gran Canaria apenas aprovecharon la enorme despensa de alimentos que ofrece el océano hasta poco antes de la llegada de los europeos, fieles durante mil años a su dieta de pastores bereberes a base de cereales, cabra y oveja, pero algo endureció la vida en el interior de la isla y los animó a poblar la costa: la Pequeña Edad de Hielo.Las crónicas sobre la Conquista relatan en varios pasajes la importancia que los recursos del mar tenían para las sociedades aborígenes que se encontraron los castellanos a su llegada a Canarias, sociedades en las que el marisqueo y la pesca eran actividades de las que dependía buena parte de la alimentación.Y su explotación era tan sistemática en esos momentos, que varios de los cráneos que se conservan en el Museo Canario presentan exóstosis auditiva, un crecimiento anormal del hueso del oído que hoy se conoce como "oído de surfista", porque es típica de personas expuestas de forma constante a la humedad y el frío del mar.Sin embargo, puede que la "foto" de cómo eran los antiguos canarios que se deriva de las crónicas históricas tuviera poco más de 150 años de vida y realmente empezara a formarse en el siglo XIII, según sostiene un trabajo del Centro Nacional para Investigación Científica de Francia, en el que colaboran arqueólogos del Museo Canario, la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la empresa especializada Tibicena Arqueología y Patrimonio.[caption id="attachment_110789" align="alignnone" width="1024"] Los primeros habitantes de Gran Canaria apenas aprovecharon la enorme despensa de alimentos que ofrece el océano hasta poco antes de la llegada de los europeos, fieles durante más de mil años su dieta bereber a base de cereales y carne de cabra, pero algo endureció mucho la vida en el interior de la isla y los empujó hacia la costa: la Pequeña Edad de Hielo. En la imagen, varios burgaos (o caracolillos de mar) decorados con incisiones o fabricados en farro, procedentes de yacimientos prehispánicos, en el Museo Canario | EFE/Ángel Medina G.[/caption] 

Dieta de los antiguos canarios

La revista "Journal of Archeological Science" publica este mes los resultados de una investigación que indaga en la dieta de los antiguos canarios a partir del examen de restos humanos procedentes de seis yacimientos prehispánicos que abarcan nueve siglos, desde el VI hasta el XIV: cuatro enclaves arqueológicos del interior de Gran Canaria (Guayadeque, Acusa, Roque Camello y El Hormiguero) y dos situados en el litoral (El Agujero-La Guancha y Lomo Maspalomas).Los autores del trabajo, cuyo primer firmante es Christophe Lécuyer, de la Universidad de Lyon, examinan de qué modo afectó a los habitantes de unas islas oceánicas la llamada Pequeña Edad de Hielo, el cambio drástico en el clima que complicó de forma notable las condiciones de vida en Europa desde el final de la Edad Media hasta mediados del siglo XIX, con varios periodos gélidos.El equipo se aproxima a esa cuestión haciendo nuevas dataciones de carbono 14 de esos seis yacimientos prehispánicos y examinando la presencia en los restos humanos procedentes de ellos de varios isótopos de carbono, oxígeno y nitrógeno que permiten inferir cuál era la dieta de esas personas e, incluso, la temperatura media de su entorno de vida (deducida a partir del agua que bebían).

Una ocupación del litoral antes de lo que se pensaba

El primer resultado ya cambia parte de lo que se sabía sobre los antiguos pobladores de la isla: los nuevos datos de carbono 14 de los dos yacimientos de referencia en la costa, El Agujero y Lomo Maspalomas, evidencian que la ocupación del litoral por parte de las sociedades aborígenes puede que comenzara en el siglo XI, pero realmente no fue intensa hasta 200 años más tarde, hacia el XIII.Otro dato revelador es que los isótopos de oxígeno asociados a la ingesta de agua apuntan a que al final del periodo examinado (s. VI a XIV) la temperatura media del aire que rodeaba a esas personas había caído en unos cinco grados centígrados de promedio.Y la información definitiva la proporcionan los isótopos de carbono y nitrógeno, que señalan que la aportación a la dieta de esas personas de pescado (viejas y sardinas eran los consumidos con más frecuencia, de acuerdo al registro arqueológico) y marisco (burgaos y lapas, básicamente) se duplicó a principios del siglo XIV con respecto a lo que era habitual en épocas anteriores: pasó de representar apenas el 5 % a suponer el 11 %. "En ese tránsito del siglo a XIII al XIV las temperaturas bajan en Canarias, hay mayores sequías... Y todo ello coincide con un incremento exponencial de los recursos marinos", explica a Efe una de las autoras, Verónica Alberto, de la empresa Tibicena.Los firmantes de este artículo concluyen que todo ese abanico de datos converge en una explicación, que además es coherente con los modelos climáticos: la Pequeña Edad de Hielo también trastocó las condiciones de vida en Canarias, hizo más duro el día a día en las zonas altas donde inicialmente se asentaron los primeros pobladores y contribuyó a empujarles hacia la costa, cambiando su dieta.Alberto precisa que probablemente influyeron más factores que ese cambio en el clima, pero enfatiza: "Pensemos en lo que significan hoy dos años de sequía o de malas cosechas por las temperaturas y traslademos eso a aquellos momentos. Un cambio climático así rompería la estabilidad y el progreso de estas comunidades". Y con la dieta cambió mucho más. "Estas transformaciones también tienen su proyección en cómo se organizan estas comunidades y tienen su influencia en el mundo ideológico", relata la conservadora del Museo Canario, Teresa Delgado, otra las autoras del trabajo.Delgado subraya que elementos culturales o artísticos asociados casi de manera imprescindible a la imagen que hoy se tiene de los antiguos canarios, como son los burgaos decorados o los burgaos elaborados en barro, aparecen en contextos arqueológicos de finales de periodo aborigen. "Es decir, que se producen cambios en su economía, en su manera de relacionarse y también en su ideología".Por José María Rodríguez