No es el turrón: este es el dulce típico canario más típico de Navidad con casi 300 años de historia

La primera constancia que se tiene de este dulce data del siglo XVIII en la isla de Lanzarote: esto es todo lo que debes saber para no perderte nada

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Imagen de archivo de un niño comiendo un dulce / Canva
Imagen de archivo de un niño comiendo un dulce / Canva

¿Existe algo más típico durante la Navidad en España que los turrones? Su origen, que se remonta al período árabe en la península, ha evolucionado hasta convertirse en un símbolo de las festividades de fin de año. Ya sea en su versión clásica de Alicante y Jijona, o en sus interpretaciones más modernas con chocolates, frutas y frutos secos, el turrón se ha consolidado como una tradición en las mesas españolas durante siglos.

Esta costumbre, sin embargo, no siempre fue común en Canarias. En las islas, los dulces navideños tuvieron su propio desarrollo, marcados por la influencia de ingredientes locales y las herencias culturales. Antes de que el turrón llegara al archipiélago y se integrara en las celebraciones, las islas contaban con sus propias creaciones, entre las que destacan las emblemáticas truchas canarias: un postre que ha resistido el paso del tiempo y que forma parte del ADN culinario canario desde el siglo XVIII. Te contamos todos los detalles. 

Este es el dulce típico de Navidad en Canarias

Las truchas canarias son, sin lugar a dudas, un dulce que captura el espíritu de la Navidad en el archipiélago. Estas empanadillas rellenas, hechas principalmente con batata o cabello de ángel, han sido parte de las celebraciones navideñas de Lanzarote y del resto de las islas durante generaciones. Su delicada masa, cuidadosamente elaborada, envuelve un relleno que combina sabores dulces, cítricos y especiados, creando una experiencia única. 

Las truchas son una tradición viva. Su preparación suele convertirse en una actividad familiar, donde padres, hijos e incluso abuelos trabajan juntos en la cocina para dar forma a estas pequeñas delicias. En Lanzarote, en particular, la trucha se erige como una receta casi ritual: este dulce típico canario no solo es un postre; es también una ventana a las tradiciones y la identidad de las islas. Aunque con variaciones en los rellenos según la isla o incluso la familia, las truchas han logrado mantener su esencia intacta, representando la rica gastronomía local en cada bocado.

Por qué es poco conocido en el resto de España

Las truchas no tienen tanta notoriedad en el resto de España como sí sucede en Canarias, especialmente en Lanzarote. Existen varios factores que explican este fenómeno. En primer lugar, el término “trucha” genera confusión fuera del archipiélago: en Canarias esta palabra es sinónimo de dulzura y tradición, mientras que en la península evoca la imagen del pescado. 

Así son las truchas navideñas de Lanzarote / Nestlé
Así son las truchas navideñas de Lanzarote / Nestlé

Otro aspecto clave es su carácter casero. Mientras que el turrón y otros dulces navideños son producidos a gran escala y distribuidos ampliamente, las truchas han permanecido como un producto artesanal, preparado mayoritariamente en los hogares canarios o en pequeños negocios locales de la zona. Y, por último, aunque su sabor y autenticidad podrían conquistar a cualquier paladar, las truchas aún no han encontrado un canal que las impulse como una opción navideña fuera de Canarias.

Cómo se preparan las truchas canarias

La receta clásica de las truchas canarias comienza con la preparación del relleno, para el cual se utiliza batata (boniato), que se hierve hasta que esté tierna. Posteriormente, se tritura y se mezcla con azúcar, almendras molidas, ralladura de limón y una pizca de canela. Para quienes prefieren una variante, el cabello de ángel también es una opción popular como relleno.

La masa, por otro lado, se prepara con ingredientes simples: harina, agua, una pizca de sal y manteca o margarina, amasados hasta obtener una textura suave. Esta masa se extiende cuidadosamente, se corta en círculos y se coloca una cucharada del relleno en el centro de cada uno. Luego, se pliega la masa formando una empanadilla y se sellan los bordes con cuidado para evitar que el relleno se escape durante la cocción. El toque final, sin duda, es la fritura. Las truchas se fríen en aceite caliente hasta que adquieren un tono dorado y crujiente. Una vez fuera del aceite, se espolvorean con azúcar glas.