El drama de la vivienda se instaura en la conversación de los jóvenes canarios

La imposibilidad para conseguir una vivienda digna que vaya de la mano de un alquiler barato se ha colado en las conversaciones de los jóvenes, quienes ya no esconden su frustración

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Edificación de viviendas destinadas al alquiler en Tenerife. / ATLÁNTICO HOY
Edificación de viviendas destinadas al alquiler en Tenerife. / ATLÁNTICO HOY

En una mesa en un bar en La Laguna (Tenerife), Laura explica su drama: hasta hace bien poco vivía en esa misma ciudad de alquiler con su novio. Ambos son profesores y compartían gastos, pero ya no están juntos. Ella ha tenido que abandonar el piso que compartían, buscar otro y asumir sola todos los gastos. 

Dice desesperada que todo su sueldo se va en la vivienda y que se plantea irse a vivir con sus padres, pero su casa está en la otra punta de la isla y su trabajo en La Laguna. En la misma mesa están Aythami y Andrea, quienes escuchan atentos, pero también tienen su propia tragedia en torno a la vivienda. 

Los datos

La imposibilidad para conseguir una vivienda digna que vaya de la mano de un alquiler barato se ha colado en las conversaciones de los jóvenes, quienes ya no esconden su frustración. Desde 2015, por ejemplo, el precio de los alquileres han subido un 85% en Canarias, mientras que el precio de la vivienda lo ha hecho un 45%. 

Pese a ello, los sueldos solo han subido el 24% para los jóvenes entre 25 y 34 años y un 12% para las personas entre 35 y 44 años. Canarias es la segunda comunidad con los sueldos más bajos y la inestabilidad o la falta de experiencia de los jóvenes lastran sus ingresos, lo que implica que sus bolsillos lo tienen más difícil para afrontar una vida independiente. 

Jóvenes mirando el precio de la vivienda / EUROPA PRESS
Jóvenes mirando el precio de la vivienda / EUROPA PRESS

Emancipados pero pobres

Curiosamente los datos de emancipación de Canarias son altos según el Observatorio de la Emancipación, que asegura que al cierre de 2023, el 20% de los jóvenes canarios entre 16 y 29 años vivían de forma independiente 20% de los jóvenes canarios entre 16 y 29 años vivían de forma independiente, eso sí avisaban que lo hacían en peores condiciones debido a los precios de la vivienda y de los suministros.

En el grupo de amigos de Adriana el precio de los alquileres es un tema que siempre sale y que se une a la proliferación de viviendas vacacionales en su ciudad, Las Palmas de Gran Canaria y a las condiciones de los propietarios. Sus amigos se mueven entre esta ciudad y San Cristóbal de La Laguna, por lo que la frustración en torno a la vivienda siempre aflora. 

Estancada

“A día de hoy pagar sola una vivienda es impensable”, comenta con desilusión. Tiene 26 años y vive con su hermana. A veces se plantea irse a vivir con su pareja, pero el piso donde vive no tiene un alquiler tan alto en comparación con los que ahora se ofertan. “Asumo que entrar a buscar piso con mi pareja sería entrar en un hoyo sin salida, porque sería difícil a pesar de que los dos trabajamos”. 

“Es verdad que ahora estamos en el grupo (familiar y de amigos) más asentados, pero desde que uno tiene que volver a buscar un alquiler volvemos a la retahíla, es una bomba que parece que queda pausada y detona todo el rato con los mismos temas: el precio de los alquileres, la falta de oferta porque se la come la vivienda vacacional, los requisitos que te ponen, los avalistas, que te pidan dos meses por adelantado”, 

¿Una casa propia?

Aythami vive en Güímar, paga un alquiler por 500 euros y vive con su pareja, pero ambos acaban de ser padres, lo que dificulta su capacidad de gasto. “Todos los jóvenes sufrimos esto, o no encontramos casa porque los alquileres están por las nubes o tenemos dificultades para tener nuestra propia casa”, denuncia. 

Su anhelo es comprar su propia vivienda, pero apunta que los precios altos, las pocas ayudas a la población joven y la necesidad de tener un ahorro del 20% para comprar una vivienda lastran esa posibilidad. “Pagando el coche, el alquiler, los seguros, la comida y demás, es imposible que en cinco o 10 años pueda ahorrar ese dinero”, explica. 

Fachada de un edificio de viviendas en el barrio de La Cuesta, en Tenerife (Canarias) . / Atlántico Hoy
Fachada de un edificio de viviendas en el barrio de La Cuesta, en Tenerife (Canarias) . / Atlántico Hoy

En un cuarto

“Con mi familia es prácticamente de lo único que hablo”, comenta Andrea. Ella se va a mudar a casa de un familiar que vive solo porque no puede afrontar el coste de un alquiler por sí sola. “Yo trabajo en Santa Cruz y el alquiler más barato está en 700 euros por unos 50 metros cuadrados. Es la mitad de mi sueldo, más los gastos de luz, agua, internet, gasolina y la comida; quizás pueda vivir pero todos los meses llegaría asfixiada”, comenta sobre su situación económica. 

Su decisión ahora es vivir en una habitación de un familiar para poder ahorrar dinero para comprarse su propio piso, pero tiene pocas expectativas ya que, tal y como explica, poder comprarse un piso de unos 150.000 euros tiene que tener un ahorro de 30.000 euros para cubrir el 20% que no cubre la hipoteca, más unos 10.000 euros en impuestos, “eso es imposible y los pisos más decentes ya están por ese precio”. 

Idea frustrada

“A mi me da vergüenza tener 30 años y estar en esta situación, porque de pequeña te haces una idea de que vas a poder independizarte y poder vivir con tu pareja, te dicen que estudies para poder tener una buena vida y vemos que eso no es así, es mentira”, sentencia. 

Las historias de Laura, Aythami, Andrea y Adriana se hablan a través de los canales habituales, un audio de whatsapp o una conversación en un bar que dejan entrever el drama personal que sufren personas que apenas superan los 35 años. Es solo una actualización de lo que es el día a día de los jóvenes. Luego la conversación cambia y pasa a otros temas, pero tal y como ensarta Aythami, “el no poder asegurar un sitio donde vivir a todo el mundo le quita el sueño”.

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