El Teide, cuya cumbre se eleva en Tenerife 3.715 metros sobre el nivel del mar, sigue salvando muchas vidas en la Ruta Canaria, pues sirve de referencia a muchas embarcaciones precarias que salen de África y que encuentran al verlo una guía para seguir su camino hasta tierra firme.
Así lo afirma en una entrevista con EFE el director del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES) 112 en Canarias, Moisés Sánchez, quien señala que, aunque la mayoría de embarcaciones cuentan ya con GPS, aunque sea en el móvil, o incluso un teléfono satelital, el volcán es en muchas ocasiones la referencia que les hace tomar el buen camino a los cayucos y no seguir de largo hacia la inmensidad del océano Atlántico.
Y es que cuando los cayucos viajan desde el sur del continente africano, como puede ser desde Senegal o Gambia, se cruzan en su travesía con El Teide, señala Sánchez, quien no duda en afirmar que el pico más alto de España ha salvado muchas vidas.
En 2024 se pueden superar los 40.000 migrantes asistidos
El Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad en Canarias prevé que en 2024 se puedan superar los más de 40.000 migrantes que el año pasado fueron asistidos en embarcaciones precarias en las costas del archipiélago, ya que esta cifra actual roza las 34.000 personas.
El director del 112 en Canarias detalla que la proyección invita a pensar que se van a superar las 40.037 personas rescatadas en 2023, año en el que solo en octubre llegaron a Canarias 15.000 personas, una cifra nunca antes vista, para un total de 30.485 personas en los diez primeros meses, frente a las 33.703 personas de este 2024 a 22 de octubre.
Del total de las 40.037 personas atendidas en 2023 había 8.230 niños y algo más de 3.000 mujeres, mientras que este año ya han llegado a las islas 5.096 menores, precisa el director del 112, quien recuerda que en los meses de septiembre, octubre y noviembre es cuando un mayor número de personas se atreven a subirse a una embarcación precaria porque el mar suele estar en calma.
Para Sánchez, se trata de "un flujo migratorio muy complejo, sobre todo porque en los últimos años el incremento de llegada de personas por vía marítima ha crecido de manera exponencial".
Una ruta mortal
Todas las rutas posibles desde África a Canarias son muy peligrosas, por la distancia que separa al continente de las islas y por la precariedad de las embarcaciones, así como por las corrientes, y desde el Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad (CECOES) 112 en Canarias no se dispone de los datos de las pateras que han salido y no han llegado. Solo hay información de las 496 que han asistido este año con 37 fallecidos cuyos cadáveres han llegado a tierra.
Según explica el director del 112, cuando los ocupantes de la embarcación tiran el cuerpo del fallecido por la borda no consta como un muerto sino como un desaparecido, por lo que el número de las personas que han perdido la vida en esta ruta es superior.
Ninguna de las zonas de salida es más segura que otra, advierte Sánchez, quien insiste en que cualquiera desde África Occidental con rumbo a Canarias es "peligrosa y mortal", ya sea por las características de la embarcación o por la distancia que hay que recorrer en alta mar, donde ocurren percances, como la frecuente avería de un motor, que hace que se consuman días y se queden sin comida ni agua.
Además, según indica, de las 496 embarcaciones que han llegado este año se han llevado a cabo 622 evacuaciones sanitarias en la misma isla a la que llegan los migrantes, un porcentaje bajo si se tiene en cuenta que el total de personas que han arribado son unas 33.000.
Cómo son detectados
Hay varias posibilidades de que los migrantes sean detectados y rescatados. Pueden ser interceptados por las propias autoridades de sus países, que, según el director del Centro Coordinador de Emergencias y Seguridad, frenan a diario un porcentaje "altísimo" de estas embarcaciones precarias.
Si logran avanzar pueden ser localizados por buques mercantes que navegan desde el sur de África hacia Europa y que dan el aviso al centro de coordinación marítimo más próximo, ya sea el que le corresponde de la costa africana o al de Canarias, dependiendo del punto en el que estén.
Si están en aguas internacionales actúan los servicios de emergencia de España, que pueden tardar hasta dos días en llegar desde Canarias al punto donde se encuentra la embarcación, a la que suelen acompañar los propios buques mercantes suministrándoles resguardo, agua y comida hasta la llegada de los recursos, tal y como obliga la ley del mar.
En caso de que no sean interceptados en aguas internacionales continúan su ruta hacia Canarias y una vez se acercan a las islas pueden ser localizados por un radar de vigilancia, el Sistema Integrado de Vigilancia Exterior (Sive) de la Guardia Civil, que tiene la capacidad de identificar embarcaciones hasta a 64 kilómetros aproximadamente.
También pueden llamar por teléfono los propios familiares preocupados porque no tienen noticias de sus hijos, las ONG denunciando la desaparición de una embarcación que partió hace ya varios días o los pasajeros de la patera o cayuco.
Desde la propia embarcación hay dos tipos de llamadas, las que se realizan con teléfonos satelitales, que fácilmente pueden geolocalizarles, y las que se hacen con un teléfono móvil, que aunque no se puede saber con exactitud el punto donde están, sí se puede localizar la antena más próxima y conocer la zona de unos 40 kilómetros de superficie en la que pueden encontrarse.
Las llamadas, que desde un móvil al uso pueden hacer desde que la señal les permite hacer "solo llamadas de emergencia", no las realizan tanto porque estén en una situación de emergencia, con la embarcación hundiéndose o con personas graves a bordo, sino por precaución y para que los servicios de socorro sepan de su existencia y los acompañen o remolquen hasta tierra.
Por último, precisa el director del 112, se encuentran las embarcaciones que llegan por sorpresa a tierra, que no son ni detectadas ni interceptadas y que llegan por sus propios medios.
Estos escenarios solo describen las situaciones de éxito, los que son atendidos por los recursos de emergencia, si bien no se puede ignorar el porcentaje de las embarcaciones que desaparecen en un océano "inmenso y hostil" en la que todos los dispositivos que se pongan son insuficientes, lamenta Moisés Sánchez.