Aunque ya era conocida por los guanches hace 2000 años, esta maravilla geológico formada hace 27.000 años a raíz de la primera erupción del volcán Pico Viejo, situado junto a El Teide, cayó en el olvido tras la conquista hasta que volvió a ser explorada con detalle a partir de los 70.
En la actualidad este cavidad se extiende bajo tierra 18 kilómetros a lo largo del municipio tinerfeño de Icod de los Vinos, lo que la convierte en el tubo volcánico más largo de Europa. A nivel mundial, solo cinco galerías volcánicas tienen mayor longitud, todas ellas localizadas en Hawai.
Esta joya geológica que podemos encontrar en el norte de Tenerife debe su nombre a las corrientes de aire que se producen en su interior, donde reina la oscuridad y el silencio de la cueva para crear una atmósfera prehistórica. Es la Cueva del Viento.
Vida subterránea
En su interior se despliega un museo de obras de arte geológicas con terrazas laterales, creadas cuando se estabiliza el flujo de lava; cascadas de lava, producidas cuando los tubos superiores conectan con los inferiores; estafilitos con forma de gota; jameos y lagos de lava.
Además del interés geológico, la Cueva del Viento es un inagotable laboratorio de estudio biológico por su fauna subterránea, que constituye una fuente constante de nuevos hallazgos. En total alberga unas 190 especies conocidas, la mayoría invertebrados, de las cuales 44 son organismos troglobias, es decir, animales adaptados al medio subterráneo.
Quince de estas especies adaptadas al medio oscuro han resultado ser nuevas para la ciencia, como la cucaracha sin ojos Loboptera subterranea o los carábidos Wolltinerfia martini y Wolltinerfia tenerifae. En su interior también se encuentran algunos restos fósiles de animales vertebrados ya extinguidos, como la rata y el lagarto gigantes, y otros restos óseos de especies ya desaparecidas en Tenerife, como la graja y la hubara.
Restos fósiles
Asimismo se han hallado fósiles de especies como lagarto gigante Gallotia goliath, la rata gigante Canariomys bravoi, exclusivas de Tenerife; el escribano patilargo conocido sólo de la Cueva del Viento; la codorniz canaria extinta, que se ha encontrado también en La Gomera; y la graja que actualmente sólo vive en La Palma.
En cuanto a la vegetación se presenta en tres sectores. En primer lugar la zona externa con plantas vasculares y algunos helechos y líquenes. A continuación la zona de entrada, que comienza justo donde la lluvia no llega directamente, pero sí recibe la luz y contiene fundamentalmente musgos y líquenes. Por último una área de transición, sometida a la luz indirecta, donde se han encontrado algas cianofitas y líquenes.