Mahelo Handmade nació hace tres años de la mano de Cristina Mahelo, una joven de Tenerife que decidió lanzarse a la aventura de invertir su tiempo y creatividad en la creación de joyas artesanales. Sus piezas están inspiradas en las Islas o en mensajes de las mismas que ella desea enviar a todas las personas que adquieren sus productos. Y el año pasado, cuando el sol de verano broncea la piel, el salitre forma parte de la vida cotidiana y las tardes de arena se convierten en el mejor plan, Cristina puso en marcha el proyecto Joyas para limpiar el mar.
“Siempre había pensado que alguna línea de la marca o colección específica fuera en torno a la reutilización de recursos o de materiales que ya existen”, cuenta a Atlántico Hoy. “Con ese pensamiento, mis amigas y yo empezamos a recoger de manera más constante toda la basura que nos encontrábamos en las playas”.
Joyas para limpiar el mar
La aventura comenzó en las playas del sur de Tenerife, el siguiente destino fue la Punta del Hidalgo y luego decidieron cruzar a Gran Canaria y a Lanzarote. “A raíz de encontrarme con bolsas llenas de plásticos y cristales cuyos colores eran preciosos, decidí que no quería coger toda esa basura y tirarla al contenedor, así que nació la línea Joyas para limpiar el mar”, explica la artesana.
Tras empezar con este proyecto, Cristina comenzó también a impartir talleres —”tenía más basura en mi casa de la que podía utilizar”, se ríe—. Se dedica a enseñar las técnicas con las que trabaja y su meta era “que la gente aprendiera a hacer sus propias joyas y también llevara ese mensaje de que con la basura también podemos hacer cosas bellas”, celebra.
Talleres
Justamente, durante el mes de febrero viajó a Lanzarote para desarrollar esta iniciativa con la Asociación Lánzate y víctimas de LGTBIfobia. “El objetivo era sacarlas de las consultas, aunque la terapia es muy importante, para que pudieran salir al espacio público y trabajar ese mensaje de que lo que puede ser basura para unas personas puede ser bello para otras”. Realizaron toda una limpieza en Caleta de Caballo, luego realizaron las joyas “y ellos se fueron a casa súper contentos con su arte”, explica.
Cuando Cristina visita algún mercadillo con esta colección de joyas creadas a partir de los plásticos de las playas canarias “la gente se queda muy sorprendida”. En su stand suele poner folletos que explican de dónde salen esos microplásticos y también lo adorna con cristales sueltos y residuos. “La gente se queda flipando y la primera reacción es querer cogerlos, tocarlos, preguntar cómo los hice…”.