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Sociedad

Cristina Fallarás: "Hay otros cauces que no son los de la Policía y los jueces"

La periodista denuncia en Tenerife "la punta del iceberg" de la violencia de género en el poder y critica el acoso a Elisa Mouliáa por su denuncia contra Errejón

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La periodista Cristina Fallarás ha advertido de que el movimiento surgido después de que publicara en su cuenta de Instagram la primera acusación anónima por violencia machista contra el exdiputado de Sumar Iñigo Errejón "es la punta del iceberg" y ha reconocido que están utilizando otros cauces que no son los de la Policía y los jueces.

Horas antes de participar en el foro La literatura es femenina, en Tenerife, Fallarás ha indicado que el de Errejón "es el primer caso que sale" pero lleva "muchos, muchos meses recibiendo relatos" de mujeres que sufren en sus carnes la violencia sexual.

Más allá del patriarcado

"¿Y por qué ahora (ha estallado el caso del exportavoz de Sumar)?" se ha preguntado: "porque poco a poco vamos avanzando. El avance de las mujeres es lento porque estamos utilizando herramientas que no son las del patriarcado, no es la policía y los juzgados. Hay otros cauces, que son nuevos y llevan su tiempo".

Fallarás ha hecho hincapié en que estos días "están pasando cosas que no estaban pasando antes, y es que el relato de las mujeres, por ejemplo, haga caer a líderes políticos".

Porque todo surgió, ha insistido, "no a partir de una denuncia, sino de un relato".

Odio contra Mouliáa

Ahora bien, ha advertido del "odio" que se está volcando contra la actriz Elisa Mouliáa, quien está viviendo "un calvario", tras denunciar formalmente a Errejón ante la Policía.

Ha incidido en que cuando una mujer da "un relato" le sugieren que denuncie, y cuando lo hace, la llaman "zorra". "Luego se preguntan por qué no denunciamos", ha deslizado, y ha criticado que "lo más probable es que este caso no llegue a ningún juzgado de violencia sobre la mujer" porque no había una relación estable entre ambos.

Más denuncias contra Errejón

Así y todo, ha añadido, dos mujeres más le han trasladado este fin de semana su intención de denunciar ante la Policía en relación con Iñigo Errejón.

Sea como fuere, lo que tiene claro es que "lo que les molesta es que hablemos, donde sea y como sea. Pero tienen un problema: empezamos a hablar con el Me Too en 2017, con el Cuéntalo en 2018... las mujeres hemos empezado a hablar, a relatarnos, y no va a parar. No veo manera de que puedan parar ya la voz de las mujeres", ha aseverado.

Cristina Fallarás ha insistido en que le están llegando "un montón" de relatos de violencia sexual "ligados al poder, a hombres con poder: de los medios de comunicación, muchos, muchos; de partidos, sindicatos, la empresa y la gran empresa, colegios e institutos, la universidad...".

Ámbitos de poder

Todos ellos tienen en común que "tocan los ámbitos de poder" y sirven para crear "mecanismos de identificación a los que otras mujeres puedan agarrarse para denunciar, para sentirse acompañadas y, sobre todo, para saber que no son las únicas que están sufriendo eso".

Preguntada si hay algún tipo de criba o comprobación previa antes de publicar los relatos de violencia sexual que le van llegando, ha dicho que no existe tal proceso porque "¿a quién le apetece mentir, ponerse por la mañana, en vez de tomar un café con una magdalena, decir que mi padre me metía mano?", ha planteado.

"La idea de que puede haber mentira en estos relatos es de lo más peregrino y cualquiera que sea mujer lo va a entender perfectamente" ha esgrimido Cristina Fallarás.

Dulce Xerach Pérez

Cristina Fallarás ha hecho estas declaraciones acompañada por la expolítica tinerfeña Dulce Xerach Pérez, organizadora de la jornada La literatura es femenina y que denunció en 2018 que fue víctima del acoso de una persona con "poder político" que le cerró muchas puertas "por decir no".

Pérez ha explicado que en su día lamentó que "no podía contarlo" aunque otros lo hicieron por ella, y ahora "no es que pueda, es que no quiero. Me he librado de eso y ha sido gracias a escribir", ha dicho también.

Ha recalcado que no sufrió ningún abuso sexual pero porque "dije que no", y que lo que padeció fue "un abuso continuado de poder y un veto a todas las cosas a las que podía haber llegado en política y no llegué, de lo que me alegro pasado el tiempo".