La ciudad abandonada de Canarias que parece Chernóbil: de paraíso turístico a lugar fantasmal

Una ciudad con alojamiento asequible, actividades recreativas, y un entorno ideal para familias, todo en un solo lugar. Era el plan perfecto, ¿no?

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Imagen de una ciudad fantasma como Chernóbil / AH
Imagen de una ciudad fantasma como Chernóbil / AH

En 1986 se produjo el peor accidente nuclear de la historia en el mundo: la explosión de un reactor nuclear en Chernóbil. El paisaje tremendamente desolador que quedó después de ese desastre fue el mal menor teniendo en cuenta que no se evacuó a nadie en las zonas cercanas a la central y mientras algunas abandonaron sus casas, miles de personas se acercaron para divulgar el accidente nuclear. 

Lo que queda hoy en día es un pueblo fantasma al que se realizan numerosas excursiones para turistas que quieren ver en primera persona el horror del accidente nuclear y a los que no les preocupa la radión nuclear. Según los propios portales que organizan estas excursiones, la radiación recibida al visitar Chernóbil equivale a la recibida en un vuelo de dos horas en un avión. Sin embargo, para conocer una ciudad fantasma no hace falta asumir tantos riesgos, ni siquiera coger un avión, pues en Canarias se encuentra un lugar que ya ha sido catalogado por muchos como el "Chernóbil canario". 

Así es el Chernóbil canario 

En el sur de Tenerife, existe un lugar que alguna vez brilló como uno de los destinos turísticos más deseados, pero hoy, sus edificios vacíos y calles desoladas lo hacen parecer un escenario salido de una película postapocalíptica. ¿Te resulta familiar? Si te dijera que hay un lugar que muchos comparan con Chernóbil, seguro pensarías en algo exagerado, pero Ten-Bel, una ciudad turística abandonada, es un ejemplo de cómo el tiempo puede transformar un paraíso en un lugar fantasmal.

Ten-Bel fue una de las primeras grandes urbanizaciones turísticas en el sur de Tenerife, y tuvo su auge en las décadas de 1960 y 1970. Su nombre proviene de la combinación de las palabras "Tenerife" y "Bélgica," ya que fue impulsado por inversores belgas. Este complejo fue concebido como un pionero del turismo en la isla, adelantándose a muchos otros desarrollos turísticos que posteriormente marcarían el sur de Tenerife.

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El paraíso de los turistas

Con una ubicación privilegiada en Costa del Silencio, cerca del pequeño pueblo pesquero de Las Galletas, Ten-Bel ofrecía un concepto innovador: alojamiento asequible, actividades recreativas, y un entorno ideal para familias, todo en un solo lugar. Era el plan perfecto, ¿no?

Durante los años 70 y 80, Ten-Bel vivió su época dorada. Familias de toda Europa llegaban a pasar sus vacaciones en este rincón idílico. Las instalaciones eran modernas, con grandes piscinas, áreas verdes, canchas deportivas y una vibrante vida social. Además, se erigieron varios complejos como Alborada, Eureka y Primavera, cada uno con su propio estilo y personalidad. Era tanta su popularidad que la imagen del complejo se mostraba en todas las postales de la época como seña de identidad de Tenerife. 

El inicio de Chernóbil

Sin embargo, no todo duraría para siempre. En los 90, el sur de Tenerife experimentó un boom turístico sin precedentes, con nuevos destinos como Playa de Las Américas y Los Cristianos robando protagonismo. Estas áreas ofrecían hoteles de lujo, centros comerciales y una infraestructura turística mucho más moderna y atractiva para el creciente mercado de turistas.

Ten-Bel, que había sido pionero, comenzó a quedarse rezagado. Sus instalaciones no recibieron la misma inversión y modernización que sus competidores. La falta de atención y la creciente oferta de destinos más atractivos llevaron a un éxodo de turistas y al principio del fin del complejo, que ahora se apoda el Chernóbil de Canarias. 

El olvido

Si paseas por Ten-Bel hoy en día, el paisaje es inquietante. Las estructuras de lo que alguna vez fueron hoteles y apartamentos ahora están en ruinas. Las ventanas rotas, los grafitis que cubren las paredes y el silencio que domina el ambiente crean una sensación de abandono que recuerda a las ciudades fantasmas tales como Marina d'Or, otra ciudad concebida para turistas que no pudo resistir a la crisis del 2008. 

A lo largo de los años, ha habido varios intentos de revitalizar la zona, aunque sin mucho éxito. Algunos proyectos proponían modernizar los complejos, otros incluso consideraron la posibilidad de crear nuevas instalaciones turísticas. Pero hasta ahora, ninguno de estos planes ha logrado devolver a Ten-Bel el esplendor que alguna vez tuvo.

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