La necesidad de realojar a los afectados por las más de mil edificaciones arrasadas por la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma ha puesto en liza la idoneidad de adquirir casas prefabricadas para alojar a quienes han perdido sus viviendas.
El Gobierno de Canarias inició esta semana conversaciones para adquirir la mayor partida de este tipo de construcciones en España como solución habitacional de urgencia. Un modelo de hogar que en Europa y Estados Unidos es muy habitual pero que en España es incipiente.
Casas "listas para salir"
Javier López Pérez, gerente de la empresa Modular Vivendi radicada en Tenerife ha anunciado a Atlántico Hoy que ha puesto a disposición de las instituciones todo su stock para ayudar a la Isla Bonita.
Cuenta que la compañía ha puesto 160 casas, “listas para salir”, a disposición de La Palma. Su gran ventaja es la rapidez de montaje, que solo requeriría entre cinco y siete días, aunque ciertos módulos, de una o dos habitaciones, podrían estar montados “el mismo día”.
No obstante, si bien confiesa haber tenido varias conversaciones con el Gobierno de Canarias, todavía “no se ha definido nada, siempre a expensas del volcán”.
A ellas podrían sumarse muchas más si se efectuase la orden de compra, pudiendo estar disponibles “dentro de tres o cuatro semanas”.
Empresas dispuestas
Asimismo, los grupos Fumero y Boluda, reconocidas empresas en el sector de logística, se han puesto a disposición de las autoridades del Archipiélago, y en el caso de Boluda han paralizado todos sus envíos desde Santander -puerto desde el que viajan hacia Canarias-, desviándolos a Bilbao para tener margen de maniobra en caso de que fuera necesaria una remesa urgente para La Palma.
Para la Isla se están considerando casas “de modelo medio”, como especifica López, de dos o tres dormitorios, cuyo precio puede llegar hasta los 11.000 euros. A esto hay que sumar un precio de transporte que puede ascender a los 1.200€ por unidad.
Argumenta el gerente de Modular Vivendi que este tipo de fabricaciones son adecuadas para la situación actual de La Palma porque la madera funciona como aislante natural, “no fisura y se mueve con la tierra. Su comportamiento es muy favorable ante un seísmo”.
Contrucciones de calidad
Matías Domínguez es el dueño y gerente de Madelar, otra empresa cuyo modelo de negocio gira en torno a las casas prefabricadas.
Domínguez intuye que la magnitud de esta situación obliga a la adquisición de más de 500 casas para alojar a todos los evacuados a causa del volcán, por lo que se barajan las opciones más económicas para hacer frente a la demanda. Sin embargo, asegura, no se trata de construcciones low cost ya que algunas pueden alcanzar los 900 ó 1.000 euros el metro cuadrado (m2).
“Se puede hacer más barato, pero la calidad disminuye. Aunque si se encargan, por poner una cifra, 500 casas o más, los costes bajan”, reconoce, si bien cree que bajar de 700 euros/m2 es “difícil y arriesgado”.
Además, Domínguez aclara que estas viviendas se someten a las misma directrices que cualquier otro edificio habitacional.
Normativa estricta
El arquitecto Javier de Puelles, en la línea de lo dicho anteriormente, confirma que se deben acreditar unos aislamientos determinados, eficiencia energética, estabilidad estructural, normativa anti incendios… “Los mismos requerimientos necesarios para una vivienda hecha de hormigón”.
También asegura que se deben hacer los preceptivos estudios del suelo mediante estudios geológicos que permitan confirmar que en una ubicación determinada no hay impedimentos que obstaculicen la instalación de las casas, lo cual en esta situación es de tremenda importancia debido al tipo de roca del terreno, preponderantemente basáltica, que se halla en la Isla.
“Es imposible que se puedan ubicar en la misma zona por donde ha pasado la colada del volcán, es de sentido común”. Este es un hecho importante puesto que los vecinos se resisten a dejar los pueblos donde han vivido siempre y donde han comprado o construido sus casas.
En conversaciones con Atlántico Hoy varios palmeros que se han visto afectados por el paso de la colada han asegurado que “les parece muy bien” las casas prefabricadas, pero “que sean decentes, habitables” y, a poder ser, “cerca de donde antes vivían”.
Algo que no será posible, al menos en el futuro cercano, debido a la inestabilidad del terreno y la imposibilidad de conocer los designios del volcán. “Yo no acercaría la madera a la roca que está a más de mil grados. Lo lógico sería hacerlo en una zona segura, alejada del peligro que ahora supone la erupción”, sentencia Puelles.
Posible ubicación
Otro punto de interés, según el arquitecto, “es que no puedes montar unas casas ahí sin tener en cuenta otras consideraciones”, tales como el tendido eléctrico, el saneamiento o aceras. En definitiva, un planeamiento urbanístico que dificulta la posible ubicación de una cantidad tan grande de casas en un espacio finito como La Palma.
"Si nos van a dar una para cada familia no se dónde vamos a meter tantas casas", confiesa Fermín, un vecino afectado por el paso de la lava.
Si bien en España no hay una normativa clara sobre la regulación de las viviendas prefabricadas, si necesita cimentación y enganche a los suministros públicos de agua y energía, como sería en este caso, se regirían por la Ley de Ordenación de Edificios y el Código Técnico de Edificación, siendo imprescinible para ello disponer de suelo urbanizable.
Ni el Cabildo insular ni el Gobierno de Canarias han anunciado cómo se gestionará a nivel administrativo. Hasta la fecha se estima que el perímetro sepultado por la lava se acerca a los 40 kilómetros cuadrados, que sumados a los 47 del Parque Nacional de la Caldera de Taburiente cubren una octava parte de la superficie de la Isla (708 km2).
Esto sin contar los núcleos urbanos más importantes y populosos de la isla, Los Llanos de Aridane y la capital, Santa Cruz de La Palma, que suman otros 79 km2.
Reactivar la economía
Para todo este proceso, como apunta Matías Domínguez, es que se necesita mano de obra -carpinteros, operarios o especialistas del metal-, lo que ayudará, dentro de lo posible, a reactivar la economía de La Palma.